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Cuando esta pandemia mundial me pilló, recomencé a ver la esperanza lejana. Al mismo tiempo, Alejandro Gutiérrez alcanzaba el último vuelo que lo llevaría hasta Suiza para encontrarse con su hermano, Stephan, y sorpresivamente “disfrutar” de esta situación obligatoria para crear su más reciente trabajo: Hijos del sol.
Con sus raíces bien plasmadas y sus influencias históricas, Hermanos Gutiérrez entrega al mundo un viaje partido en diez canciones orgánicas. Pareciera que cinco años resultan breves, pero cuando los hermanos descubrieron la madurez que habían alcanzado como banda, el viaje se volvió más divergente y espiritual.
“Estamos bien, realmente. Musicalmente nos llegó muy bien; tuvimos la oportunidad de estar aquí juntos, mi hermano y yo, para saborearnos en familia; fue increíble saber que este tiempo podíamos disfrutarlo para tocar la guitarra y trabajar en este álbum. Fue algo positivo”, dicta Stephan al abrir la charla en un martes al mediodía.
Puede leerse extraordinario al decir que este periodo de distanciamiento total los unió más como dúo, pues todo surgió muy natural… por suerte. Después de un viaje a México, la inspiración brotó en estos hermanos.
“Todo lo que hacemos es inspirado por viajes y experiencias personales. El año pasado, estuvimos en Nuevo México donde sentimos una conexión con los paisajes del desierto. También en México, en Lagos de Morelos, mientras vivíamos una vida ranchera; en San Luis Potosí y Hermosillo, Sonora. Así hasta llegar a Tucson, Arizona… es aquí donde surge la base de la inspiración, y lo que buscamos trasmitir. Tuvimos la meta de crear un soundtrack para una película que no existe”, describe Stephan.
En este viaje la gente, la cultura y el cariño de México fue tan particular que decidimos dar una ofrenda musical a un país que no es nuestra casa, pero que nos recibió como unos hijos más”, confiesa Alejandro con una emoción en su voz.
Para este último trabajo discográfico todo corrió por su cuenta, ahora grabado desde Zurich. Con colaboraciones muy gratificantes, tanto en los videos como en el arte; desde un pintor que autorizó tener su obra en este disco, hasta un extraño colombiano que por medio de Instagram ofreció su talento y trabajo, mismo que se refleja en el arte de Spotify. Toda esto le da la profundidad a lo artístico, a lo musical y lo creativo que los hermanos anhelaban.
“Lo que más deseamos era crear algo que tuviera continuidad; una película para ver de principio a fin; no hicimos varias canciones para un álbum, sino conseguimos diseñar una historia dividida en 10 temas: uno se va en el viaje al escucharlo”, encomienda Stephan.
Recientemente su segundo sencillo “Nuevo mundo” se plasmó en las plataformas. Y estamos a días del lanzamiento final. Su música y arte continua dando de sí, viviendo y respirando, intentando alcanzar, no la meta, sino el sueño.
“Curiosamente en este encierro la gente, creo yo, no buscaba música de ambiente y fiesta, sino sonidos que los hiciera vagar, viajar… y es ahí donde nos permitió invitarlos a deambular. La gente busca un escape con la naturaleza de la música”, divaga Alejandro.
“Nos considero muy sentimentales –agrega Stephan–, con una manera muy peculiar de mostrarlo a través de los ritmos; simplemente queremos tocar con mucha pasión. Podría decirte que la esencia principal es la conexión y fuerza de dos hermanos, la base que permite transmitir toda la honestidad y las vivencias que deseamos compartir con el mundo”, concluye Stephan tan retrospectiva charla.