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¿Cuánto has estado en este hotel? (Pregunta ella)
No lo sé. (Responde él)
¿Más de una semana?
Más de una semana.
¿Más de un mes?
Más de un mes.
¿Cuánto cuesta?
Creo que unos 750 millones de euros o algo parecido.
¿Cuánto vas a quedarte?
¿Cuánto vas a quedarte tú?
Me voy mañana por la mañana. Creo que es hora de que vuelvas a casa.
Probablamente...
Él ha dejado su hogar por un conflicto con ella, su pareja; se ha mudado a un hotel en París y ella (Natalie Portman) ha ido a buscarlo, le llama desde el aeropuerto para preguntarle por el número de cuarto. Él se llevó sus pertenencias: sus discos, sus pinturas, sus libros, su iPod –que conectado a una bocina reproduce “Where Do You Go To (My Lovely)?" de Peter Sarstedt en cuanto ella entra–, y sus pequeños objetos personales... en el cortometraje Hotel Chevalier del director estadounidense Wes Anderson el hombre (Jason Schwartzman) ha transformado el cuarto del hotel en su hogar.
Pero no es su hogar. “Los hoteles son un lugar de paso”, dice Daníel Ágúst Haraldsson de GusGus. Sentado en un restaurante “muy hermoso y colorido” de Tepoztlán, Morelos, el integrante de la banda islandesa se toma unos días de descanso antes de que ponga en trance a Guadalajara. “No soy fan de los hoteles ni de los aeropuertos, pero tengo que ir a esos sitios para hacer lo que amo y lo que amo es tocar en vivo. Los hoteles no son muy personales, por supuesto que hay unos muy agradables, pero no puedes decir que sea tu hogar. Algunas veces puedes ser un extranjero ahí y si te quieres aislar o si quieres paz está bien, pero a lo largo pierdes comunicación con la gente”.
GusGus tiene un hogar que no está precisamente en Islandia, pero Daníel no se da cuenta de dónde está ese lugar. Sin embargo, durante la conversación con Indie Rocks! lo sugiere en diferentes ocasiones. La banda tiene un nuevo álbum Lies Are More Flexible, que presentará en la primera edición del festival Corona Capital Guadalajara el 7 de abril y con el cual quiere crear un ambiente hipnótico de house y downtempo, un espacio para que la audiencia “se pueda encontrar a sí misma, disfrute, sonría y grite el show completo”. Quiere también que los asiduos a su sonido adictivo piensen en el entorno, en el ambiente y se sientan cómodos.
El nombre del álbum tiene una “idea filosófica sobre la verdad, de cómo es maltratada, cambiada y usada para persuadir. Puedes encontrar una verdad flexible o diferentes tipos de verdades o diferentes puntos de vista sobre la verdad; es más fácil decir mentiras, porque son más flexibles para manipular a una audiencia, eso es lo que estamos atestiguando ahora. Puedes jugar con la verdad, pero todos los hechos en la ecuación tienen que ser 100% correctos para que sigamos hablando de verdad. Queríamos que la gente pensara en ello, que pensaran sobre qué es lo que ven en redes sociales y en las noticias”.
El ahora dueto –qué curioso nombre, GusGus, suena gracioso si se dice en voz alta, ¡GusGus! ¡Guuus-Guuus!– se sentó en el estudio a pensar en su nuevo lanzamiento. “Cuando hacemos música estamos seguros de que vamos a hacer nuestro álbum favorito, nuestras canciones favoritas, de que haremos un álbum clásico, ahí empieza la exploración, eso nos da valor para ir más lejos en la creación, tiene que ser una investigación; una búsqueda del alma, la mente y el cuerpo. Cómo vamos a crear esta música, cómo vamos a reflejar nuestras emociones, cómo va a ser este soundtrack de nuestras vidas”.
La situación del hogar vuelve de nuevo, poco a poco se va entendiendo de qué se trata, primero queda claro que no está en un país en particular, que no es una ciudad y que no es un inmueble. “Toma tiempo que la gente conozca las nuevas canciones, cuando presentábamos canciones que eran nuevas y ahora son ya viejas teníamos que esperar a que la audiencia las entendiera, para que conectara con ellas, los ingredientes de las nuevas canciones son igual de poderosos que los que tenían las anteriores, algunas de éstas son más pop, más accesibles, las nuevas son más profundas”. Ha quedado claro, para la banda su hogar está en su música, en esos espacios en donde ellos la tocan, la ejecutan, le dan vida.
“Para hacer un álbum das todo lo que tienes y cuando haces eso puedes sentirte vacío, un poco deprimido, sientes un hueco en tu alma. Queremos crear un panorama de sonido que la gente ame, ser honestos con nuestra existencia, es un proceso que toma mucho tiempo, no queremos acelerarlo, queremos hacer lo correcto. Nosotros vemos la creación de un álbum como una pieza de arte. Como artistas no queremos hacernos famosos y ricos, queremos desarrollar conceptos en los que creemos, con los que podamos vivir y con los cuales podemos viajar”, agrega apasionadamente Daníel Ágúst Haraldsson.
Su próximo hogar está en Guadalajara, detrás de su equipo, frente a una multitud que sedienta de beats y baile se sienta como en casa, que pueda apagar la luz y dejarse guiar hacia un lugar especial.
“Tenemos altas esperanzas de la gente y de nosotros, de que podamos crear el ambiente adecuado para que haya una comunicación de música y baile, para una experiencia física y espiritual inolvidable o que por lo menos el público disfrute mientras nos estamos entregando; cada show de nosotros es muy energético, es como nuestro lugar, es... es… es GusGus”.