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Entrevista con GUM

Entrevista con GUM

Jay Watson de GUM: abajo el glamour.

Para poder tener cierta relevancia en la cultura musical del siglo XXI, es casi un requisito pertenecer a más de un proyecto: esto otorga credibilidad. Prueba de ello es la escena australiana, llamada “la nueva cuna de la psicodelia”. Es un semillero de propuestas en esta vertiente, y la gran mayoría cuenta con la participación o patrocinio de Kevin Parker, líder de Tame Impala.

Esta ocasión nos pusimos a platicar con uno de sus máximos representantes: Jay Watson, ocasional baterista y tecladista de la banda de Parker y una de las mentes maestras, junto a Nick Allbrook, -otro pionero cósmico de Oceanía- de Pond. Con respecto al lanzamiento de su segundo material como solista, titulado Glamorous Damage y que publicará bajo el nombre de GUM, Watson nos contó un poco de sus proyectos y las fuerzas creativas que lo impulsan o dañan.

“2015 fue un año en que todo salió muy bien. Me siento muy orgulloso de haber trabajado en tres discos -Currents de Tame Impala; Man, It Feels Like Space de Pond y Glamorous Damage-, porque son bastante buenos. En realidad, el año pasado no fue muy distinto a los otros. He llevado 10 en Tame Impala, así que ha sido bastante similar a los demás, muy ocupado y productivo”, nos comenta, entusiasta, al recapitular.

Su segundo disco de estudio bajo el nombre de GUM, Glamorous Damage, pretende ser una yuxtaposición semántica entre todo lo que idolatramos y aquello que realmente es un estilo de vida nocivo y corrupto. “Suena cool, como un disco de Van Halen o AC/DC”, nos explica. “Pero es más una asociación de las personas que glorifican a los que están mentalmente enfermos, ya sea por drogas, alcohol o escándalos. Pueden ser actores, músicos o celebridades en general. Es una burla a quienes dicen ser un adicto es la onda”, agrega.

Aunque esta placa y su predecesora, Delorean Highway, coinciden en texturas y melodías psicodélicas, la producción detrás de Glamorous Damage tiene toques artificiosos, con más sintetizadores e instrumentos electrónicos. Y esto parece ser el inicio de una tendencia por cambiar en cada material. “[Delorean Highway] fue masterizado de forma diferente, y hay dos o tres años de diferencia, pero ambos trabajos se sienten similares para mí. La transición de sonidos fue muy natural y es una pauta para lo que sigue. Me gustaría seguir un estilo sesentero y psicodélico para el siguiente álbum, aunque también quiero hacer un disco doble, algo de música trap o house. Incluso me gusta mucho el nu metal –el nuevo disco de Deftones me parece genial–. Por eso quiero hacer cosas más extremas y exageradas, algo que a los críticos no les guste”, nos dice emocionado.

GUM Glamorous Damage

Aún cuando es integrante simultáneo de tres proyectos importantes, su proceso creativo es básico y rudimentario. Está lleno de elementos que forman parte de un día a día vistos a través de una perspectiva más enojada. “Usualmente empiezo a componer en mi cuarto. Invento cosas en la ducha o cuando camino en la calle, más que nada en trayectos, ya sea en tren o en avión. Tomo muchas notas sobre acordes, de un solo de guitarra o de la presencia de sintetizadores o sampleosAntes que nada, quiero hacer canciones pop con melodías fuertes sin tomar en cuenta tanto la letra. No soy letrista ni escritor, así que las letras son muy vagas. Las canciones son historias de otras personas y están hechas desde un punto de vista frustrado. Todo es un desahogo de mi día a día y le pongo mucho más énfasis después a la melodía y a los arreglos”.

Aunque se entienda que el compositor se regodea con el éxito de sus bandas, Watson no tiene ninguna pretensión y quiere seguir dedicándose a componer con sus amigos y a la difusión, cada vez más expansiva, de los músicos de su país. Aquí no hay nada de “daño glamuroso”.

“La escena australiana tiene demasiados artistas y géneros para mencionar. Obviamente sí se ha destacado mucho por la ola psicodélica de años recientes. Pero, por ejemplo, lo que hacen King Gizzard and The Lizard Wizard me encanta, mucho garage rock a la antigua. Además, nos enorgullecemos de que no somos pretenciosos, no nos consideramos estrellas de rock. Amamos lo que hacemos sin tener que hacer sesiones de fotos o mucha prensa forzada. A veces siento que los americanos o ingleses rayan en lo arrogante. Intentamos no ser así”.

El músico de 25 años está listo para volver a nuestro país el próximo 8 de septiembre. Así como comparte efusivamente su nueva placa y su talento, espera contagiarse del mismo modo de nuestra cultura.

“ [A México] solo he ido algunas veces, ambas con Tame Impala. Además de la visita de este año, tenemos previsto venir con Pond. Solo conozco la música tradicional, pero cuando vaya me encantaría saber más acerca de bandas alternativas. De hecho íbamos a tocar en Monterrey hace unos años, pero por cuestiones de logística no sucedió. Estuvimos muy molestos con eso, ya que nos encanta la reacción del publico mexicano. La hemos experimentado y nos han contado de ello otras bandas. Queremos revivir eso”.