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Dogrel (2019) fue el aviso, A Hero’s Death (2020) el escape, destino y regreso. Los integrantes de Fontaines D.C. siguieron su propio consejo en “Boys in the Better Land”: Se convirtieron en una de las bandas favoritas de Johnny Marr y en estrellas nominadas al Mercury Prize; consiguieron un buen auto, salieron de Dublín y recorrieron distintas metrópolis del mundo con canciones de Beach House y Broadcast en la radio. “La ambición y el potencial se transformaron en realidad”, expresa Conor Deegan III (bajista) para Indie Rocks!
A pocos días del lanzamiento de A Hero’s Death, la prensa ha insistido en que no se trata de “Dogrel Part II”. En algunos sitios web se habla de una evolución que oscila entre el gusto dramatúrgico por Brendan Behan y el legado musical de Rowland S. Howard; en otros, se aboga por una biografía de la banda: De los rincones templados de la capital irlandesa al fervor del público mexicano en Bajo Circuito.
Las propuestas no son erradas, sino incompletas. Las palabras de Conor (nos) hacen pensar que el recorrido entre “I Don’t Belong” y “No” es más una secuela sonora (y vivencial) de su primera gira. “Pudimos ver lo que es y no es el mundo. Evaluamos situaciones que -por la falta de experiencia- no planteamos en el primer álbum: Supimos lo que es estar lejos de familiares y amigos. Por lo general, no hablamos el idioma de los lugares que visitamos, así que solemos sentirnos distanciados de las cosas que hacemos...incluso de la música”.
Durante una charla con DIY Magazine, Grian Chatten (vocalista) y Carlos O’Conell (guitarrista) declararon que los 11 temas de A Hero’s Death estuvieron inspirados por reflexiones en torno al control y la identidad. “Las y los fans se acercan a decirnos que nuestra música significa mucho; a veces nos cuesta trabajo entenderlo, sobre todo cuando nos lo han dicho 13 personas distintas en la misma hora”.
La postura de Deegan no es distinta. Mientras sus compañeros expresan públicamente que “no son una banda de hacer sesiones por Zoom”, Conor explica que el periodo de confinamiento les ha ayudado a trazar una nueva ruta en el hacer (y vivir) musical. “Estábamos demasiado ocupados. Por nuestros círculos cercanos, normalizamos la excesiva carga de trabajo. Nos concentramos más en correr que en soñar. Al estar en casa comenzamos a apreciar nuestro trabajo. Por supuesto queremos regresar, pero ahora tenemos el compromiso de hacerlo con una mirada distinta: Una en la que podamos ser nosotros mismos”.
Anexo a las condiciones sanitarias, uno de los factores que modificó la forma en la que Fontaines D.C. pretende guiar el resto su carrera fue el viaje a los Estados Unidos. En canciones como “Big”, “Television Screens” y “Roy’s Tune”, la banda expresó su anhelo por trasladar su música a otros rincones del mundo: My childhood was small but I’m gonna be big. No obstante, al trabajar solo el 10% del álbum en Los Ángeles, el quinteto llegó a la conclusión de que -si bien eran afortunados de grabar en el mismo estudio que Led Zeppelin y The Beach Boys- lo más importante era contar con la perspectiva de alguien que les hiciera recuperar la confianza en la experimentación. “Fue algo muy extraño porque eran las mismas canciones, pero nuestro perfeccionismo se convirtió en una obligación. Nos tardamos unas seis horas en cada pista; la grabamos al menos 30 veces. Eran prístinas y perfectas. Sin embargo, les faltaba algo muy importante para nosotros. Por supuesto no lo atribuimos a quienes estuvieron apoyándonos (Nick y Adam); era una evaluación totalmente personal”.
Tras experimentar el tan esperado “Living in America”, los integrantes de Fontaines D.C. regresaron a Europa y contaron con la asesoría de Dan Carey, quien que les ayudó a “entender la experimentación bajo un propósito y como una vía para recuperar los elementos que los hacen sentir satisfechos”. De este trabajo colaborativo, los primeros resultados fueron “Televised Mind”, “You Said” y “A Lucid Dream”. “Teníamos muy clara la dirección y calidad que queríamos; sabíamos que lo lograríamos con Carey. Es un productor muy apasionado y con experiencia; conoce y admira nuestra música. No tuvimos la necesidad de grabar las canciones más de una vez”, relata Deegan III.
Es cierto: En Dogrel, Fontaines D.C. (nos) habló desde una esquina en específico: Dublín, una ciudad con una mente caótica, adolescentes deseosos por abandonar su lugar de origen y adultos que -inconscientemente- replican la frase “No hay advertencia, ni futuro”. Dogrel es lo observable; A Hero’s Death parte de lo que (no) sucede en los imaginarios. No es menor que detrás de la lírica se encuentren las palabras de James Joyce, Brendan Behan y Mikhail Bulgakov. Durante las últimas entrevistas, Grian Chatten ha recalcado que “escribir ha sido una forma de comprobar que seguimos vivos”. Conor complementa la idea y -al preguntarle sobre el discurso social del álbum- titubea y murmura: “La reconexión del mundo”.
When you speak, speak sincere
And believe me friend, everyone will hear;
Never let a clock tell you what to do
La respuesta resulta hipotética e irónica, sobre todo en días en los que la conectividad es lo único que nos permite convivir con lo que está en el exterior. “Por supuesto escribimos las canciones antes de la pandemia. Sin embargo, es hasta este momento en el que realmente nos parece algo distópico: Reconectarnos con lo que hacemos y con las personas que queremos sin estar mediados por la tecnología. Diseñamos un refugio en el que rompemos nuestra burbuja y comenzamos a valorar nuestros afectos”, afirma.
(***)
Behan escribió The Hostage y Bulgakov The Master and Margarita. Por cuestiones políticas, ambas obras fueron publicadas en los 60. Por razones artísticas y de referencialidad, seis décadas después, los integrantes de Fontaines D.C. recurrieron a dichos autores para expresar lo mismo: La vida no siempre está vacía. La rodean jóvenes dispuestos a protestar por sociedades menos ensimismadas y su complemento es la construcción de un mundo posible que suena a un híbrido de Beach House, The Birthday Party, The Beach Boys y Broadcast. Quizá, esa es la causa por la cual Conor Deegan II elige “Sunny” como la canción que describe el tránsito de los jóvenes irlandeses que alguna vez imaginaron formar parte del repertorio musical de Johnny Marr.
Life ain’t always empty
Happiness really ain’t all about luck