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Músico, productor, creador de experiencias inmersivas. Así podríamos definir parte del trabajo de Edgar Mondragón quien experimenta con los sonidos abstractos, la psique y la profundidad sonora que nuestros ojos no alcanzan a ver, pero impacta al cuerpo.
Hemos pasado casi dos años en pandemia y este tiempo ha sido de creación e introspección para Edgar, para muestra su primer álbum de larga duración, No Hay Recuerdo Que No Se Apague. Un material que alude a la memoria y a la pérdida, con 9 canciones que rondan los 10 minutos de duración, atmósferas profundas, capas sonoras nostálgicas y una gran carga personal de este productor quien para su cierre “El olvido no existe” nos regala una referencia Jorge Luis Borges.
Yo sentí que fueron dos etapas, en 2020 yo estaba a la mitad de componer No hay recuerdo que no se apague, por lo que la pandemia me hizo replantearme muchas cosas, cambiar otras y se nota en el resultado. Este disco en particular es muy introspectivos por preguntas que comencé a hacerme, es un trabajo muy personal también por el hecho de como se compuso. Estaba encerrado en mi estudio durante cinco o seis horas seguidas, donde sólo tenía contacto con mi pareja y mi perrito. Y había varias situaciones, desde sólo monitorearme con audífonos o trabajar muy tarde y no poder tener la música a todo volumen. Todo eso se refleja en el disco y por lo mismo es largo, muy diferente a la producción de EPs que he venido realizando”, comentó
La pandemia arrebató la dulce casualidad de encontrarte con amigues y conocidos al salir del trabajo y compartir reuniones cada fin de semana, por lo que nuevas formas de interacción tuvieron que ser creadas. Para Mondragón ya era vital debatir ideas musicales, seguir aprendiendo de otres, hablar de estructuras más cortas, más ligeras que aún teniendo la inspiración de estas viviendo en un live del Apocalipsis desde su cuarto, se sintiera mucho más frescas.
Para 2021 seguíamos en pandemia, pero ya con ganas de salir, de dejar ese confinamiento riguroso y comencé a buscar colaboraciones de manera digital. La interacción con otros creadores me dio un gran respiro al rebotar ideas, simplificar cosas y así salieron los tres temas: 'Movimiento' con Mark Vekman, 'Perpetuo' con Carla Alfaro que es una productora de Costa Rica y 'El fin del mundo desde la ventana' con Almanacs de Honduras.
La música electrónica tiene posibilidades infinitas y eso fue lo que atrapó a Edgar, el poder de moldear el sonido a placer y gracias a su formación audiovisual a equilibrado su trabajo sonoro con el visual, teniendo como cómplice en cada paso a Erik López.
Conozco a Erik desde que teníamos unos 14 o 15 años. Cuando mi proyecto era de full band él era mi guitarrista, entonces conoce perfecto el concepto. Ahora se enfoca al arte visual en temas digitales, aunque su formación es de arquitecto. Es una amistad y complicidad profunda porque ya sabemos como complementarnos, por lo que él se encarga de todas las portadas y diseño”.
Aunque se cerraron algunas fronteras, el internet sigue siendo un espacio libre y ayudó a replantear las conexiones entre personas de forma mundial sin salir de casa. Para los festivales de música fue todo un reto, aun así se ha logrado tener esta conexión con el público y fue así que Mutek logró desarrollarse entre México, Japón y Montreal, donde Edgar tuvo participación.
Toqué en Tokio y Montreal desde mi estudio. No sé si yo hubiera podido llegar a estos espacios si no hubiéramos estado en pandemia, por los gastos que conlleva. El confinamiento trajo preguntas bien interesantes de cómo podrían ser los festivales en los siguientes años, si este modelo digital se va a mantener o se va a volver híbrido. Para mi fue increíble y mi música llegó a audiencias que quizá de otra forma no hubiera llegado, me han escrito personas de ambos países de que les ha gustado mi proyecto, además de que es bien interesante saber como reaccionan a esta música que es de alguna forma abstracta y abierta a la interpretación fuera de México”, compartió.
Buscar nuevas formas de expresarse por medio del sonido y uniendo su gran pasión por el cine, tuvo la gran experiencia de realizar la banda sonora para dos largometrajes Mudar de Sueños de Dianela Torres y The Easy Path de Luca Senoner. Logrando cumplir uno de sus sueños de vida.
A mí me gusta mucho el cine y siempre ha estado en mi cabeza dedicarme a eso. Cuando llegaron estas propuestas con inocencia pensaba que podía ser fácil por mi trabajo previo y fue toda una experiencia. El primero que sonorice fue Mudar de sueños que tiene un corte muy experimental, así que tuve la oportunidad de trabajar de forma libre e incluso hacer improvisaciones, fue increíble y fue muy satisfactorio.
Mientras estaba haciendo esto Luca me contactó para hacer la música de su primer largometraje al encontrarme en una recomendación al escuchar a Moderat.
Con él estuve haciendo varias pruebas y fue un trabajo super profesional al tener cada cuadro, para encontrar el sentimiento emocional que el director quería reproducir con la imagen, y al estar a la distancia también fue un esfuerzo interpretar los comentarios que él hacía como que quería más música esférica. Fueron muchos aprendizajes hasta lograr ese lenguaje que me encanta”, comentó.
Regresar a los escenarios es ya una necesidad y gracias a la vacunación cada día es más seguro que podamos salir de cada, a este productor la pandemia lo hizo interesarse por la ayuda que brindan los algoritmos y ya prepara un álbum muy interesante donde el concepto fue creado por estos, además de toda una serie de proyectos que muy pronto podremos escuchar.
Estoy trabajando en la parte visual y la postproducción de otra serie de canciones que he trabajado pre y en pandemia. Son canciones inspiradas en obras de arte, una nueva versión de mi tema de Malévich; también una pieza basada en el trabajo de Manuel Felguerez que se llama 'Tensión hacia tres' que surgió porque el Museo Tamayo me invitó junto con otros músicos a hacer piezas a partir de su colección, y ya por último con Erik he trabajado con modelos 3D de los museos de México que puedes recorrer de manera virtual e hice una pieza para el Museo Legislativo del mural de José Chávez Morado”, concluyó.