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Ciertos suceso eclipsan la historia limitando la percepción que tenemos de ella, como si se tratara de unas manchas solares que obstaculizaran nuestra apreciación del universo. Cuando pienso en la banda canadiense Death From Above 1979 me sucede algo similar. No dejo de pensar en su repentina separación. Después de la fiebre y el ruido que generaron con su álbum debut en 2004, You’re a Woman, I’m a Machine, los dos únicos participantes de este musculoso proyecto comenzaron a odiarse mutuamente. Jesse Keeler y Sebastien Grainger oficializaron su ruptura en 2006 tras muchos conciertos, y una euforia cada vez más grande por su sonido que mezclaba trash, disco y punk. Esa decisión simplemente no parecía tener sentido. No cuando estás teniendo un éxito importante en muchos sentidos. No cuando peleaste con la disquera de James Murphy por los derechos de tu nombre. Nos quedamos helados. Después de un lustro Death From Above 1979 anunció su regreso confirmando un show en Coachella. Un mes antes de ese concierto, en marzo de 2011 tocaron en un abarrotado SXSW que terminó en caos. Eran muchos los fans que querían verlos y el espacio no era lo suficientemente amplio, la policía tuvo que intervenir ante lo que parecía un potencial desastre. Desde entonces la banda ha seguido operando con normalidad.
El 26 de marzo de este año Death From Above 1979 publicará su cuarto álbum, Is 4 Lovers, del cual se conoce un tema, “One + One”. Un corte muy similar a sus primeros temas de dance punk virulento, agresivo, potente. La banda se caracteriza por un bajo que de pronto hace las funciones de guitarra, un filoso sonido en las cuerdas; y una batería que va dando saltos en su gama de ritmos, lo mismo puede ser “pesada” que muy veloz. Sebastien Grangier y Jesse Keeler conversan con Indie Rocks! sobre su particular sonido y lo que hay detrás de su nuevo artefacto. “El álbum es dance de manera general, tiene ese espíritu, no es literalmente bailable como lo es ‘One + One’, pero hay mucho de eso. Tiene un lado a y un lado b, hay variaciones y movimiento, contiene algunas de las canciones más pesadas que hayamos escrito y, al mismo tiempo, algunos de los temas más dulces de nuestra historia”.
Para la grabación de Is 4 Lovers la banda rentó una habitación en Los Angeles que habilitó como estudio. Durante cinco semanas escribieron los temas, después Sebastien se llevó las grabaciones y durante unos ocho o nueve meses trabajó en ellos hasta convertirlas en canciones. “He aprendido a lo largo de los años en dejarlo solo mientras trabaja en las vocales, siempre supimos que él se iba a encargar de la mezcla”, dice entre risas Jesse. El álbum estaba listo en 2020, pero debido a la pandemia lo dejaron guardado durante un año y finalmente está por salir con toda la energía que ha contenido en este lapso. Una gran fuerza que ha estado atrapada en un centro nuclear y que con cualquier roce se liberará. “Lo grabamos mientras lo íbamos escribiendo, los micrófonos siempre estaban prendidos, digamos que la grabación estaba siempre sucediendo, porque lo que estábamos creando podría formar parte de la mezcla final. Hay unas partes de las canciones que cuando las escucho pienso en que las tocamos justo en ese preciso instante”.
El producto final según lo dicho por la propia banda, es holístico. Un dispositivo auténtico y autónomo, alejado de la presión y la intervención de otras personas. Sin filtro, crudo. Jesse asegura que se trata del álbum que más representa a la banda. Sebastien es enfático en ese punto. “No tenemos tomas alternativas, ni demos, como habitualmente se hace. Muchas de las tomas las elegimos mientras todavía vibraban y estaban llenas de color, en lugar de matarlas al sobreproducirlas. Cuando hicimos The Physical World había un par de ingenieros y otras personas involucradas, todos estaban tratando de poner su marca, salíamos del estudio y nos preguntábamos ‘¿eso es realmente lo que tocamos?'”.
Si miramos el panorama musical, el rock como sonido de cuatro elementos está ausente. El hip hop, el pop experimental y el reguetón son quienes tienen dominado el panorama. Death From Above 1979 parece una pequeña banda contra una ola, manteniendo una postura firme; su sonido. En 2004 cuando publicaron su primer álbum, el de la portada rosa con sus rostros con unas trompas de elefante, estábamos en el primer lustro del nuevo siglo, el mundo tenía un deseo por escuchar a todas las bandas independientes. Ellos parecían otro diamante de Canadá que venía de una escena efervescente. “En esa época el chico de la disquera vino al estudio una o dos veces, confiaba en nosotros, pero estaba preocupado porque no había guitarras o porque no había otros sonidos, tuvimos que defendernos como una unidad musical de dos personas”, recuerda Grangier. En 2021, 20 años después de su formación, ya no parece que estén revolucionando nada, sino que avanzan con una antorcha en medio de una noche helada.
Jesse Keeler, de aspecto misterioso y silencioso, suele subirse al escenario a sacudir un bajo que suena como mil demonios furiosos. En Is 4 Lovers mantiene la potencia en su omnipotente bajo. Él relata el consejo que le dio su padre cuando comenzó a tocar. “Cualquier cosa que hagas tiene que sonar como tú, tienes que descubrir cuál es tu firma, puedes ver el trabajo de un artista y saber de quien se trata, una película de Jodorowsky no necesita que traiga su nombre. No quiero darle al mundo más música para escuchar, hay mucha. Me gustaría decir que nuestro sonido es por diseño, pero la razón de que tocamos de la forma en que lo hacemos es parcialmente porque teníamos que justificar nuestro formato, eso nos hizo tocar muy agresivo. Si hubiéramos estado en un escenario con una banda de cinco personas, teníamos que sonar más fuerte que esas cinco personas”.
El primer sencillo “One + One” es sobre la construcción de una relación a partir de la suma de sus partes. “Uno más uno da tres”, canta Grainger refiriéndose a una familia. “El amor es acción”, agrega. Se percibe lo feliz que es en su matrimonio. “Las letras de este nuevo álbum son una mirada interna y externa de mi propia vida, en lugar de mirar al exterior. Cuando hicimos The Physical World estaba hablando del planeta tierra. No quiero decir que es sobre cosas simples, porque nada es simple, pero hablo de la vida regular y de mi propia vida, cuando te concentras en cosas específicas, se vuelve más universal en esencia, no importa cuánto te importen las cosas más grandes de la vida, en el día a día, la gente está viviendo sus vidas, tienen familia, luego se mueren, tienen bebés, todos atraviesan por esto”.
Death From Above 1979 tiene poder. Sus riffs y beats siguen siendo motivo de expectativa. La amalgama de dos chicos que siguen ardiendo musicalmente es excitante. Is 4 Lovers parece que será una entrega que continúe su historia de música que pone a bailar y al mismo tiempo que resulta liberadora. Un terremoto que al liberar su energía sacuda el piso y a nuestros cuerpos.