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A finales del mes de julio del año pasado, muchos nos llenamos de asombro al enterarnos de que Carlos Sadness había agotado en cuestión de minutos el boletaje de sus tres conciertos programados para el mes de octubre en el Lunario del Auditorio Nacional, acto que se repitió ahora que volvió para presentar dos pequeños shows íntimos en el Foro del Tejedor, los cuales en minutos registraron sold out, fenómeno que es una constante cuando se presenta en su natal España y que sucedió de igual manera durante sus presentaciones en Argentina y Colombia.
Gustavo Cerati en una de sus canciones como solista llamada “Biutiful” recitaba: “mereces lo que sueñas”. Aprovechando la visita de Sadness a nuestro país, me senté con él en el lobby del hotel donde se hospedaba para platicar un poco acerca de cómo es que está viviendo esta etapa llena de éxitos inesperados en su carrera.
“Debo decirte que he vivido y he cumplido cosas que ni siquiera había soñado, no he sido una persona que se obsesione por conseguir un objetivo, sino que las cosas que me han ido pasando me han llegado de una manera sorprendente pero han sido paulatinas, porque de golpe no te llega algo enorme sin que hayan pasado cosas pequeñas, medianas y grandes en medio. Lo que sí es cierto, es que la dinámica siempre ha sido muy buena y tuve siempre la sensación de que todo iba hacia arriba, no he vivido momentos en los que pensara que las cosas se estaban parando o de pensar que estaba retrocediendo, así que todo ha sido una suma sorpresiva y eso es algo muy agradable para mí”, comentó Sadness mientras bebía un cappuccino.
De fondo se escuchaba el álbum Black To Black de Amy Winehouse, y le pregunté a Carlos cómo fue aquella experiencia de venir a presentarse ante un público que ya lo había consagrado antes de poner un pie en México. Además cómo fue aferrarse a la idea de venir a tocar cuando nadie le creía que triunfaría en nuestro país.
“Ni siquiera el manager que tenía en ese tiempo en España lo contemplaba, me decía: 'Es que vamos a perder dinero, no va a salir, va a ser un viaje en el que vamos a perder más que ganar'. Y bueno, yo fui perseverante con mi idea, quería venir, no quería vivir sin saber lo que podía suceder, así que vinimos y salió mucho mejor de lo que esperábamos".
"Es diferente el público español al público mexicano, y eso es algo que me sorprendió, aquí es muy pasional. Tienen a los artistas como en España tenemos a los futbolistas, y eso es muy bonito, que la gente sitúe el arte y la cultura como en España se pone al deporte. Allá doy conciertos en salas igual de grandes que el Lunario y la gente también canta, pero es una pasión de diversión no es una pasión de vida o muerte como que se vive aquí".
"Y les debo mucho, ya que me han puesto desde un punto de partida que es bastante alto, sin siquiera haber hecho una campaña de promoción, sin haber puesto un euro en México, ni yo ni la compañía, y ellos mismos recomendándome y siendo seguidores y escuchas activos han conseguido que yo pueda venir aquí directamente con tres Lunarios agotados, un Vive Latino y que seguramente el siguiente paso sea un Teatro Metropólitan o algo así de grande”.
Fotografía por Luis Avilés
Otra de las recompensas que se llevó el autor de “Perseide” en su primera visita a nuestro país, fue la colaboración que hizo con Caloncho en el tema “Amor Papaya”, canción que se ha convertido instantáneamente en una de las consentidas de los seguidores de ambos cantautores.
“Caloncho es uno de los tipos con los que más he conectado en la música, yo lo descubrí porque los propios seguidores míos me dejaban comentarios de que investigara a Caloncho porque teníamos algunos puntos en común, y a él también se los dejaban. Entonces surgió muy natural la idea de hacer una canción, nos fuimos mandando notas de audio en WhatsApp, con ideas de la canción, hasta que por fin la armamos, lo que al principio parecía una cosa que podíamos hacer casi para hacer el chiste de Instagram, acabó convirtiéndose en un sencillo de peso, así que una de las cosas que me llevó de la primera visita a México es esa canción como memoria de todo lo sucedido".
"No significa que ahora vaya a tomar este rumbo, al final es una colaboración en la que yo me acerco a su mundo y él al mío, lo que buscábamos era despedirnos de alguna forma de una etapa colorista y tutifruti ambos y hacer como la oda definitiva del color en una canción, entonces nos apetecía mucho unir nuestros mundos en una canción”.
Antes de terminar con nuestra charla, Carlos me cuenta que su inseparable ukulele se llama “Lupita” y que fue un regalo que recibió en su anterior visita, el cual se ha convertido en su mejor amigo a la hora de interpretar sus canciones, a lo que previo a un apretón de manos de despedida y una promesa de saludarnos en su próxima visita como parte del Vive Latino le pregunté: ¿Por qué haces música?
“La realidad es que yo no pensaba que me fuera a dedicar a la música, es verdad que me gustaba hacer canciones, pero en ningún momento pensé que eso se convertiría en un modo y estilo de vida, me ha aportado cosas buenísimas y este estilo de vida me hace muy feliz, me hace conocer gente y sobre todo me da la sensación de que aportas color a la vida de otras personas y eso es muy gratificante, fíjate que eso hace que te sientas útil, no piensas que estás viviendo solo para ti, sino que también estas de alguna forma conectado con las personas, eso te hace sentir muy vivo y de una manera generosa”.