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Amalia Ramírez tiene 25 años. Bruses es su nombre artístico, pero sus amistades suelen llamarla Ame o Bru. Nació en Tijuana y se dedica a escribir canciones. En 2019 comenzó a compartir su trabajo en Tik Tok y la popularidad la alcanzó.
El año pasado, la compositora publicó su álbum debut titulado Monstruos (2022, Holy), el cual fue nominado en los premios Grammy Latino en la categoría a mejor disco de pop rock. Además, su colaboración con Elsa y Elmar consiguió una nominación más.
Ahora su cabello está teñido de rubio, pero quizá mañana lo pinte de verde, morado, rojo o lo que se le venga en gana. No le importa lo que digan de ella, a menos que sean críticas constructivas. Sin embargo, para experimentar todo lo anterior y articular la palabra “libertad” con tranquilidad, a Amalia le ha tomado tiempo y esfuerzo.
Actualmente, Amalia radica en Ciudad de México y forma parte de una oleada de artistas del norte del país que apuestan por el concepto “házlo tú mismo”. Todas las canciones de Monstruos las escribió en su habitación como respuesta a la depresión que ha vivido. La salud mental se ha convertido en un eje esencial en su vida y trabajo.
A principios de 2023, la compositora comenzó una gira por diversas ciudades del país y Centroamérica. Tres de las fechas fueron sold out, entre ellas la presentación en el Auditorio Blackberry cuya capacidad máxima es de tres mil doscientas cincuenta personas. Bruses asegura que “no fue solamente por apantallar”, sino que cada uno de los boletos se vendió con éxito. “Es una locura porque creo que todos los artistas soñamos con sold outs. Una cosa es subir canciones a Internet, pero el verdadero trofeo o la verdadera palmada en la espalda, por muchas razones, son los shows en vivo”, afirma en entrevista para Indie Rocks!.
El show en el Auditorio Blackberry fue significativo para la cantante porque, además de disfrutarlo realmente, lo describe como “una clase de ritual en el que uno se siente parte de algo importante”.
Todos sabemos que vivimos en una industria cruel y a veces competitiva, en la que no todos los artistas venden boletos. Y más ahora en tiempos pospandémicos. Además, ahora que la gente descubrió los conciertos en línea, creo que un concierto es todavía más valioso. Y también sabiendo el momento económico que pasamos como país, tan culero, el hecho de que alguien te regale su dinero para pasar un momento así de íntimo y de importante contigo, para mí no significa como cualquier cosa, sino que es muy importante, es un sueño”, señala.
A finales de febrero, Bruses da por terminada su gira, pero tiene la firme intención de seguir tocando en vivo. Argentina, Colombia, Estados Unidos y Francia son ciudades de ensueño para ella, sin embargo, por ahora Tijuana es un objetivo concreto. “Creo es muy sorprendente, pero no he tocado en Tijuana. O sea, fuera de que estuve tocando ahí cuando tenía 15 y 16 años en todos sus cafés y en todas sus plazas”.
"Toqué en un festival de Tijuana el año pasado, ¡estuvo cabrón!. Pero ya ves el dicho de dice que nadie es profeta en su propia tierra, bueno pues tenía miedo de volver a Tijuana. No sé por qué. Creo que hay un elemento como de vulnerabilidad. En Tijuana no puedo ser Bruses. En Tijuana soy Amalia. Cuando estoy en Tijuana soy yo, la versión más yo del mundo. Y eso me asusta. Quizá esa sea la razón por la que no he tocado ahí. Además, mi público son muy menores de edad y la mayoría de los recintos chidos para tocar en Tijuana son para mayores, entonces creo que hemos estado teniendo problemas para encontrar algún lugar donde no quieran a huevo vender licor”, puntualiza.
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Cuando Amalia decidió mudarse a Ciudad de México para estudiar música, se encontró con el caos de la urbe, el cual le forjó un carácter que la ayudó a sobrevivir. Las enormes cantidades de gente, los grandes edificios y el desorden la sorprendieron. “Aunque Tijuana es muy moderna y lo que quieras por ser frontera, sigue siendo medio pueblerina. Entonces, siempre decimos que es como un pueblo con aires de gran ciudad, porque al final es pequeña”, comenta.
En Tijuana, Amalia estudió en varias preparatorias y asistía, al igual que todos sus conocidos, a los mismos bares. “Te digo que en Tijuana todos se conocen, es un pueblo donde todos te topan en algún momento, al menos de vista”, menciona. Al preguntarle sobre ese cambio de estilo de vida, la cantante reflexiona y señala que por primera vez en su vida se sintió pequeña, “chiquita”.
“Aquí [en CDMX] sentí dos cosas. Primero me dio la crisis de la mudanza a la gran ciudad. Me deprimí en mi primera venida para acá. Vine a estudiar música cuando tenía 18 años, a Fermatta, sola. Y ahí es en donde me pegó más feo porque tenía cero amigos o no conocía a nadie. En ese momento estaba teniendo muchos problemas mentales no tratados y todo salió mal.
Sinceramente, en esa primera venida yo tenía cero dinero, apenas si podía pagar la pinche carrera que estaba carísima, por eso no terminé. Me dieron beca hasta de dos años y luego ¡ya!, dije ‘adios’.
Fue una combinación de muchas cosas. Me costó hacer amigos en la misma escuela porque la mayoría eran niños ricos, porque Fermatta era un escuela muy fresa. Solo eran colegiaturas estúpidas ¿sabes?. Más que gente que quería estudiar música, eran hijos de papá, que no sabían qué hacer.
La gente era bien mamona y yo no venía de dinero, entonces no podía salir a los lugares a donde ellos querían salir porque no me alcanzaba. Literalmente en mi semana tenía 500 varos y con eso tenía que sacar mi súper”.
A pesar de las dificultades, Amalia consiguió abrirse camino y trabajar en su proyecto. La cantante aprovechó las cualidades de las redes sociales y los hábitos de consumo de música actuales. Observó su presente y lo transformó. En el mundo virtual de Tik Tok, una comunidad de personas con sentimientos similares a los de Bruses conectaron con sus canciones, especificamente con “Dueles”.
Hasta septiembre de 2021, el audio oficial se utilizó en más de 67 mil videos de Tik Tok, mientras que el hashtag #Duelestanbien alcanzó 24 millones de vistas. En ese momento, el número de reproducciones en Spotify aumentó y la canción fue número 1 en su lista Éxitos de México. Por su parte, en YouTube el video oficial alcanzó 3 millones de vistas en menos de dos semanas.
En retrospectiva, Amalia considera que entre todo lo que la ayudó a salir adelante en esa etapa complicada, se encuentra la diversidad de expresiones culturales de Tijuana.
Tijuana es una ciudad muy libre y muy rica culturalmente. Hay muchas cosas pasando, pero a la vez no te abruma porque es un diferente tipo de caos, como más pequeño a comparación al de aquí [CDMX]. Me gusta que es muy libre. Justo creo que hay muy pocos prejuicios porque hay tantos distintos tipos de gente. Hay todas las diferentes categorías de adolescente. No de clases sociales, pero sí culturalmente ¿sabes? Estaban los emos, los punks, los fresas y están los buchones y están los alternativos gringos y están los alternativos mexas y están los que hacen spiritism, de hecho hay una escena muy grande gótica y hay demasiados tipos de juventud, pero neta no tiran su papel.
Crecí yendo tocadas de screamo melódico en Tijuana porque es muy común. Y también hay mucha música de los ochentas que son los más populares. Hay viejitos así de 70 años bailando increíble con un outfit cabrón y es como decir: ‘yo también quiero que este sea mi futuro’. Me encanta. Que no pierden nunca su identidad y que su libertad de expresión no se va con la edad. Eso es algo que me quedó muy claro de Tijuana y con lo que apenas cuando salí, valoré”.
El amor propio conlleva un proceso de autodescubrimiento que suele ser doloroso. La terapia y el entrenamiento mental son de gran ayuda. Conforme su popularidad aumentó, Bruses empezó a ser consciente de que era una figura pública y debía aprender a vivir con eso.
Sin emabrgo, hoy en día, Bruses está en un “momento tranquilo” de su vida. “Tengo una muy buena comunidad que defiende la música, que la entiende, que conecta conmigo y con todo el proyecto”. Menciona que lo anterior se fortaleció gracias a una canción en particular: “I Like 2 Be”. “En ‘Dueles’ al final, fue viralidad, efímero, no toda la gente se iba a quedar. Y ‘I Like 2 Be’ sí abrió la puerta al mensaje: ‘¡Oh, my God! Ok, ya entiendo todas las piezas. Conecto, me quedo". Al respecto, cuenta que la canción abrió una puerta para poder expresar que no le importa lo que piense la gente de ella. "Yo voy a seguir haciendo mi pedo”.
"Pero abrir esa puerta da miedo porque es una luz. A los mosquitos les atrae la luz. Entonces, obviamente, cuando abrí esa puerta me empezaron a atacar de una forma... No sé, es que está bien curioso, es como un fenómeno social.
Vamos desde el principio. Como yo venía de ser la niña que escribía canciones tristes en Tik Tok, o donde sea que me conocieran, eso era como ‘lo mío’¿no? Y justo acaba de pasar ‘Dueles’. Entonces, era como: ‘¡Ah ok!, ya sé qué clase de morra es esta morra’. Creían que ya sabían qué era, que sabían qué tipo de artista iba a ser y que iba a terminar tocando baladas cortavenas porque es lo que funcionó.
Entonces, a la gente le molesta, le incomoda no saber lo que está pasando. Y de repente, yo fui como de: ‘oye, qué crees… No, no voy a ser esa morra que tú creíste nomás porque escuchaste esa canción’.
Al principio, cuando salió ‘I Like 2 Be’, la gente se incomodó. Decían: ‘Qué pedo con está morra, ¿qué no es la morra que se quería matar y ahora dice que le vale verga? No te entiendo’. O la otra camada era como de: ‘¡Ay! Otra morra que se cree única y diferente’. Y conforme les iba entrando el mensaje y vieron que realmente no era marketing, sino que realmente soy una morra que actualmente mentalmente me vale verga, en cuestión a la forma en que me critican si no es constructivamente mi trabajo, que solo me estoy divirtiendo en esta vida haciendo música, la gente perdió el interés en el hate".
No quiero ser un artista lineal, no quiero hacer la misma cosa por el resto de mi carrera. Tengo que estar siempre en constante cambio, incluso en mi vida personal, siempre muevo todas las cosas en mi cuarto y siempre me cambio el cabello y siempre me cambio de identidad. Me divierte, me gusta, es parte de quién soy”, finaliza.
En junio de cada año se llevan a cabo diversas actividades culturales, artísticas y comerciales en todo el mundo para celebrar a la comunidad LGBTQIA+. Sin embargo, una vez que se acaba el mes parece que el orgullo termina. Las multinacionales tienen una responsabilidad con la comunidad que ha aportado su identidad a las industrias culturales a lo largo de la historia y, a veces, eso se les olvida.
Con esto mente, el 24 de enero Spotify lanzó GLOW, un progama de música a nivel global que tiene el objetivo de celebrar y amplificar el trabajo de artistas y creadores LGBTQIA+. La iniciativa incluye a 11 artistas de todo el mundo. Bruses es la única mexicana que participa.
De acuerdo con Spotify, GLOW ofrecerá servicios editoriales y de asociación, apoyo de marketing y donaciones benéficas a organizaciones como QORDS, Astrea, Black Trans Femmes In The Arts, ChamberQueer, Allgo, It Gets Better, Youth Music y Casa Chama. Además, ha creado una playlist dedicada a destacar la oferta de audio de voces de la comunidad para oyentes queer y aliados, la cual se actualizará mensualmente.
Bruses incluyó "I Like 2 Be" en la playlist y mencionó sentirse contenta de formar parte de un proyecto que "está haciendo historia". “El hecho de saber que existen espacios donde es celebrada la comunidad, espacios seguros y una comunidad cada vez más grande de gente que te acompaña y que se sienten igual que tú, ayuda mucho a ese primer paso de atreverse a investigar el camino larguísimo que es ser tú mismo”.
La participación de Bruses también incluye un mural de la artista Marmaremoto con el mensaje: “Tú decides quién quieres ser”, el cual está ubicado en la calle de Niza 45 de la colonia Juárez. Al respecto, la cantante menciona la importancia de celebrar nuestra individualidad como seres humanos y el amor propio por encima del amor a solo una persona, independientemente de su género.
La individualidad es tan importante como aceptar que te gusta una persona de tu mismo sexo. Justamente por eso me gusta mucho el mensaje que pusieron en el mural. No es solamente decir: ‘Ah ok, me gustan las chicas, ¡qué cabrón! ¡no!, sino que es un camino y una burbuja de amor bien bonita, porque el mensaje es: ‘Me estoy descubriendo a mí misma. Estos son mis gustos’.
Como dice RuPaul: ‘nacimos desnudos y lo demás es drag’. Es verdad, nosotros nos ponemos en drag todos los días cuando salimos de nuestras cuartos, de nuestra casa... o sea, pintarse el cabello de drag, ponerse ropa que tú elegiste, que te gusta, es drag, ponerse los lentes que traes puestos porque te gustan y van con tú persona, es drag. Una vez que llegas a ese punto, está bien bonito porque es como de: ‘Ok, también amar a la persona que quiero amar, es parte de mí’”.
"A veces celebramos solo un canal y creo que eso es lo erróneo. No quiero que se celebre solamente el querer a alguien porque entonces estás siendo codependiente. Celebra todo lo que conlleva que te atreviste a querer a ese alguien, lo que significa celebrarte a ti y a tu individualidad", comenta.
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A Bruses le espera un ambicioso e interesante porvenir en el mundo de la música. Por ahora, no tiene duda que desea continuar explorando con el rock, el pop y la electrónica. “Justo es lo que estoy haciendo para el segundo disco. Me parece muy divertido ese mundo de mezclar la agresividad del rock con diferentes géneros musicales que no sea solo rock. Eso me encanta”.
Mientras tanto, comparte a Indie Rocks! que se apróxima un nuevo sencillo titulado “Señorita Revolución”.
Sale en dos semanas, no sé. Se llama ‘Señorita Revolución’ y es una canción muy fuerte que también te va a gustar porque es como medio ‘I Like 2 Be’. Esta canción no hace parte del disco. O igual sí, no tengo idea. A veces meto canciones de último momento, pero actualmente no es parte del disco. Es una canción muy fuerte que habla sobre encontrar mi poder como mujer. Está muy divertida”.