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Para ser una agrupación que ha sido reconocida desde sus inicios con varios premios como la mejor banda, el mejor álbum, la mejor canción, etc. por varios años, su propuesta se ha mantenido bastante encapsulada en Europa. Sin embargo, finalmente, después de cuatro álbumes, Maarten Devoldere y Jinte Deprez, AKA: Balthazar, por fin decidieron mirar más allá del mar y explorar las tierras desconocidas de América.
“Habíamos estado esperando el momento perfecto para venir. No ha llegado aún porque todavía no tenemos shows aquí, pero es el plan. De hecho, pienso que el momento se acerca porque nuestro último álbum [Fever], es nuestro disco más mexicano. Es más cálido, como México”, mencionó Jinte mientras Maarten prendía un cigarrillo en la terraza de la Cineteca Nacional.
Según Jinte (y en concordancia tácita con Maarten), su más reciente álbum llegó después de darse un tiempo para encontrarse e identificarse como personas y no como banda. “Primero hicimos tres álbumes y luego nos tomamos un tiempo para hacer proyectos en solo, los cuales serían más introspectivos y personales en cierto sentido. Y luego regresamos y teníamos esta energía que queríamos usar. Salió algo un poco más extrovertido, menos oscuro, menos inquietante creo. Trabajamos juntos por tantos años que nos convertimos en una máquina demasiado bien aceitada y eso ya no era emocionante. Entonces al explorar por separado, nos sentimos libres de salirnos de lo que ya manejábamos tan bien. Además, nadie esperaba nada de uno –como en una banda que esperas que otro complemente lo que haces–. Crear cosas solos fue liberador y eso nos hizo más espontáneos al regresar a trabajar juntos. Así que en todo sentido, fue muy enriquecedor.
No obstante, su dinámica al trabajar no ha cambió tanto como ellos en lo personal. “Puede ser una idea simple, un tema o una canción completa; juntos platicamos sobre eso y nos quedamos con los elementos que se sienten nuestros y con los que nos identificamos más. Así, cada canción es un esfuerzo conjunto”. Incluso si cada quien encuentra la inspiración de diferentes maneras. “Somos muy diferentes en ese aspecto. Tú [Maarten] eres más moderno y yo soy más old school”.
Al parecer, si vas a Gante, Bélgica, es probable que te encuentres a Maarten en un bar, bebiendo una cerveza local, escribiendo en su laptop y con sus audífonos puestos. Mientras que Jinte está en el estudio de su casa generando ideas en compañía de un pez en un acuario.
Balthazar solo estuvo tres días en México para quedar completamente intrigados y con ganas de más. “Lo que me gusta de México es que tiene mucha historia y tradición, y una vibra propia. Por otro lado, nosotros en Bélgica tenemos como una mezcla de culturas y tradiciones adoptadas de todo Europa. Y siento que eso se nota mucho en nuestro último álbum. Hay muchos elementos ‘exóticos’, lo que es bueno porque nos permite relacionarnos de alguna forma con todos. Entonces, tal vez haya muchas conexiones mexicanas en nuestra música y no lo hemos notado”, concluyó Jinte.