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Esto no es un texto científico, tampoco una columna que pretenda ir con lugares comunes a esclarecer lo que viene, ni una nota que recoge la información publicada por revistas a nivel mundial. No es un artículo para proponer hábitos que ayuden a frenar los efectos del encierro. El virus también se multiplica en el lado informativo con datos precisos, verosímiles, útiles y también con información falsa, errónea, no verificada. Mitos y verdades acompañan al SARS-CoV-2. Y mientras científicos, políticos y empresarios intentan frenar su virulencia y su existencia, nosotros sufrimos inevitablemente parte de sus embates, de su inexplicable existencia en la lógica humana que por momentos nos lleva a pensar que esta situación no se acabará nunca. Pero no, sí se acabará. Volviendo al tema del principio, lo que sí es esto, es parte de la conversación que sostuvimos en Indie Rocks! con el proyecto de pop electrónico canadiense Austra, a raíz de la salida de HiRUDiN; hablamos de cómo el virus ha cambiado la percepción del álbum, de los efectos a corto plazo que se ven en la industria y de cómo se transformó su vida. Acompáñennos.
El 1 de mayo Austra puso en el mapa su cuarto álbum, HiRUDiN, en el que continúa explorando el barroquismo y la música electro pop con la voz como el instrumento más sobresaliente. Para esa fecha Katie Stelmanis, único cuerpo y mente del proyecto canadiense, llevaba mes y medio confinada en casa de sus padres en Canadá tras volar abruptamente de Inglaterra. Al llegar a su país tuvo que esperar que se desocupara su departamento de Toronto que tenía rentado. El 15 de mayo el álbum había pasado a otro punto, al limbo de la música que se estrena y va pereciendo poco a poco con los lanzamientos de cada semana. A la espera de que encuentre su público y los fans lo sigan escuchando una y otra vez.
“Voy enfrentando está situación día tras día, normalmente saco un álbum y me voy de gira durante un año y estoy constantemente promocionándolo. En este caso lo publiqué y durante las dos semanas estuve ocupándome de lo que implica, después se murió el tema de alguna manera, porque si no estás dando shows en vivo y no estás activo haciendo algunas cosas, no hay mucho de qué hablar, es una extraña realidad, pero al mismo tiempo, he disfrutado este período de mi vida”, narra Katie Stelmanis.
El reto como artistas, frente a la pandemia y a un esquema de producción disco-gira, tal vez sea producir de nuevo obras contundentes y más ambiciosas en cualquier sentido, discos que sean una apertura a la imaginación y que inviten a los escuchas a profundizar por un período largo. Katie se adentra en una idea al respecto. “Trato de salir de gira lo más que se pueda con cada álbum, darte cuenta de que no tienes que hacer eso, es una realidad interesante. No sabemos cómo cambiarán las cosas. Todo está en el aire, no sabemos si viajar será lo mismo, si los vuelos será accesibles, si los espacios para conciertos seguirán existiendo, hay muchas variables”.
En el álbum se habla sobre lo complicado de estar con alguien, los problemas que van surgiendo, lo enfermizo que puede llegar a ponerse el vínculo y la ruptura como la única solución. La percepción de HiRUDiN ha cambiado tras el confinamiento, como probablemente nos ha pasado a muchos, los problemas que nos aquejaban, ahora pueden ser insignificantes frente a la situación actual. “Obtengo mucha información a raíz de las entrevistas, he hablado de esto con muchos periodistas, las conversaciones han sido como sesiones de terapia, el disco adquirió un nuevo significado con cada conversación. Siento muy extraño hablar de esto ahora porque mi vida es drásticamente diferente de como era cuando lo escribí, algunas veces tengo que recordar de que estaba hablando porque el disco tiene terminado casi un año y el mundo es tan diferente, tengo que moverme a ese punto para recordar los sentimientos que inspiraron este disco”.
La vocalista del proyecto ha vivido este período primero encerrada casi en su totalidad, en parte porque era invierno en Canadá, y ahora ha aprovechado el tiempo para reconectar con algunos amigos que no veía en un tiempo. “Me hice adicta a viajar”, dice Austra. Durante tres años estuvo viajando entre Inglaterra, ahí vivía con su pareja de entonces; Toronto, el lugar de su familia; y España, sitio en el que su pareja fundó una residencia musical y de hecho en donde grabó parte del álbum.“Llevo tres meses y medio de fijo en casa, tenía 10 años que no estaba tanto tiempo aquí”.
En marzo la cantante dio una entrevista en la que aseguraba que le costaba mucho trabajo mantener una relación monógama y feliz con una pareja, tres meses después y un encierro casi obligatorio la ha hecho mirar hacia otro lado. “Vivir esta nueva vida con el coronavirus me ha hecho cuestionarme esa idea, porque me había hecho adicta moverme constantemente, era muy difícil imaginarme una vida doméstica de largo término paralela a mi estilo de vida, pero con este virus me di cuenta de como la vida cambia drásticamente en cualquier momento y eso me hace querer cierta estabilidad doméstica, sentirme segura en una relación. Soy géminis y el pasto siempre está más verde del otro lado, pero después de esta experiencia por primera vez siento que yo podría estar en una relación que dure para siempre, sentirme a salvo y sentirme bien. Quién sabe, las ideas y las emociones cambian constantemente”.
El pasto está siempre más verde del otro lado de la cerca… ¿será?