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Entre la tiranía del streaming y la abundancia de música nueva, estilos como el afrobeat han quedado relegados a un puñado de “entendidos” a causa de que sus canciones, digamos, se toman su tiempo. Pero las instrumentaciones barrocas llenas de metales y todo tipo de percusiones, la influencia latina y africana y los temas que rozan o rebasan los 10 minutos nunca han sido ajenos a los estilos musicales contemporáneos. Uno de ellos: el rock psicodélico.
Por eso es que será Hipnosis quien recibirá al grupo (¿colectivo?) Antibalas de vuelta en México. El conjunto fundado en Brooklyn hace casi un cuarto de siglo vuelve a la capital del país cuatro años después de su primera visita como parte de la Semana Indie Rocks! 2018. Esta vez, sin embargo, el grupo llega abrazando la bandera de la psicodelia y la comunión con el público del rock: “La forma en que Antibalas tocaba afrobeat cuando empezó hace casi 25 años tenía una energía kind of punk [más o menos punk]”, refiere en spanglish Chico Mann, guitarrista y vocalista, “yo creo que la gente va a entender la conexión entre el espíritu del rock, el punk y el afrobeat, así como con la música psicodélica. El Foro Indie Rocks! es perfecto para esta etapa del grupo”.
“Sí, y mucha gente se olvida de que el afrobeat nació junto con el rock psicodélico; Fela Kuti y Ginger Baker eran los puentes entre los dos géneros”, añade el cofundador Martin Perna. De acuerdo con el también saxofonista, la música de Antibalas hace sentido en un contexto de rock, pues el grupo ha estado tras bambalinas durante el desarrollo de escenas como la neoyorkina. “Nos radicamos muchos años en Nueva York, la mitad del grupo aún vive ahí. Entre 2000 y 2012 muchos de nosotros, especialmente los metales, pero también algunos percusionistas, participamos en un montón de discos de indie rock, de TV On the Radio, Yeah Yeah Yeahs… Así que creo que hemos influenciado a muchos grupos de rock a buscar más la clave [ritmo afrocubano] y a no tener tanto miedo a hacer algo que induzca al trance”, agrega Perna.
Cuando yo comencé Antibalas me dedicaba a buscar los vinilos de Fela Kuti, o los compactos, o los cassettes. Cada diez meses encontraba uno nuevo, carísimo. Y ahora en internet se puede encontrar todo el repertorio de Fela o de grupos de Nigeria y de Benin. En una hora se puede descargar todo el catálogo de los mejores artistas de África Occidental. Así que, en este momento, hay más campo abierto para tocar esta música; los jóvenes tienen más acceso a la música que nos ha inspirado a nosotros”, comenta Martín Perna.
Ese proceso de influencia y retroalimentación es el que ha marcado la pauta para la evolución de Antibalas en 24 años de carrera. Así quedó plasmado en su más reciente álbum Fu Chronicles (2020) y lo hará también en el material que será estrenado pronto: “Mucha gente nos ve a nosotros como representantes de las raíces del afrobeat. Pero, para nosotros cada disco es distinto; cada uno nos da la oportunidad de experimentar. Y en cada disco el lineup es un poco diferente, lo cual afecta también. Los discos que vienen son un esfuerzo colectivo, el cual tiene que ver con la idea de las raíces, de cuál es ese espacio entre el rock y el afrobeat”.
Parte de ese nuevo material y de esa exploración entre la liminalidad del rock y el afrobeat se presentará este 26 de agosto en el Foro Indie Rocks!, con un repertorio que incluirá viejos y nuevos temas y “gustará mucho a los rockeros, pero también a la gente que aprecia lo clásico”, agrega Perna. “El público y los músicos deberán tener una clase de confianza en el journey, en que la aventura musical por la que te lleva la banda será algo bueno. Tendrán que dejar ciertas preconcepciones o miedos para aprovecharse completamente de la música”, concluye el cofundador. “La mayoría de la gente que viene a ver a Antibalas tocar tiene la experiencia de elevar la conciencia, porque es parte de la música; así funciona a nivel espiritual y físico. Los elementos psicodélicos de nuestra música, la repetición, la clave, todo eso induces the trance [induce el trance], que es un estado espiritual”, concluye Chico Mann.