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Es jueves por la tarde, dos colegas sentados en el mismo sillón hablan de libros, de música, de amor, de la vida que se les va y, de un sinfín de cosas más. Uno de ellos, tez morena y ojos color esperanza, es el primero en recibirme con una sonrisa en el rostro; el otro, mirada cálida y rostro triste, me extiende su blanca mano. Ambos, me invitan a sentarme. Sharif Fernández y Rafael Lechowski, respectivamente, dos de los máximos exponentes del rap en español abren sus corazones y sus mentes; me cuentan sobre su regreso a nuestro país (sobre sus ideales y sus direcciones).
Enfundados en una capa de humo y con la familiaridad de quien está entre amigos, la charla comienza al tiempo que Sharif me enciende un cigarro; Rafa pregunta si de casualidad hay uno verde entre los que quedan para él.
“Siempre es mágico volver a México. Tiene esta especie de aliteración y resonancia bonita lo que digo; pero, es verdad… México es nuestro país fetiche pues siempre nos reciben y nos aprecian” son las palabras con las que se refiere Sharif a la visita a nuestro país con motivo de su presentación.
“México es un país que tiene en equilibrio la pasión, la paciencia y la atención; son cosas muy extremas (…) Son un público súper cándido y pasional que mantiene viva la escucha, la apreciación y el rigor; en otro país no sucede así”, completa Lechowski.
Rafa nos cuenta historias de su infancia, de cuando estuvo recluido en un reformatorio, historias que bien podrían ser las de propio Tom Sawyer. Se voltea y bromea con su “hermano” Sharif sobre las tardes en Zaragoza, cuando jugaban al PES y fumaban un poco de hierba para ponerse creativos. Tardes en las que ya se gestaba en sus cabezas un show como el que los trae en esta ocasión a territorio mexicano:
“Rafa y yo, desde hace ya un tiempo, notamos en el otro las mismas inquietudes. Muchas veces en Zaragoza hemos tenido grandes charlas. Nosotros solos, con el Rapsus, con el Morgan, y siempre sale a colación este tema y, el siguiente paso lógico era la acción”, puntualiza Sharif con un tabaco entre los dedos mientras que Lechowski aclara que la idea de un recital como éste, siempre fue “tomárselo como una velada literaria y contagiar a la gente de las ganas de leer y escribir”.
Dos artistas de la palabra que se miran a los ojos con el cariño de dos hermanos, se hacen bromas y comparten un compromiso para con la cultura que va más allá de categorías. Eso es lo que son Rafa y Sharif, hermanos.
“Pensábamos que el rap tenía que respetar y cumplir determinados cánones y que salirte de ellos era sinónimo de falsedad. Hace mucho tiempo que sentimos que el rap debe eliminar esas barreras que no son más que puro lastre para la creatividad. El rap no deja de ser música y a lo único que tiene que aspirar es a emocionar, a transmitir… y, nosotros lo intentamos hacer con todo el respeto y rigor, respeto por el rap; pero, sobre todo, por la poesía”, afirma el siamés, dos cabezas un mismo pensamiento.
Entre risas y miradas de complicidad, ambos escritores, ambos raperos, terminan sincerándose de una manera que evoca a aquellas reuniones que seguramente ha tenido este par de seres humanos. Increíbles conversaciones de las cuales podríamos escribir más de 16 barras.
Tanto Rafa como Sharif saben que hay una responsabilidad en su trabajo; la asumen. Consciente o inconscientemente, ambos hacen un trabajo más que necesario en este momento de la historia mundial en el que nuestra generación está tan falta de arte y de cultura.
Dos artistas que se asumen como tal y que se respetan mutuamente. Dos personas que durante poco menos de una hora me hicieron sentir como parte de un círculo tan íntimo y tan humano que no me queda más que agradecerles cada una de sus expresiones. Palabras que nos son muy necesarias y que hemos de llevar como estandarte: “No hay que rendirse, hay que luchar” dice el de Zaragoza. “Hay que fluir”, finaliza Rafa.
Antes de despedirme Rafa y Sharif me confiesan que están trabajando en algo nuevo, cada quien por separado. Es sólo cuestión de tiempo para que los estemos leyendo y escuchando, una vez más.
Lee la reseña de su presentación conjunta en el Teatro Ramiro Jiménez al dar clic en la imagen: