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“Nada queda a su lado. Alrededor de la decadencia, de estas colosales ruinas, infinitas y desnudas se extienden, a lo lejos, las solitarias y llanas arenas”. Aquí yace un fragmento de la historia musical, el nacimiento del trip-hop, ahora es un monumento pétreo que contemplamos con vehemencia. Alison está en Nueva York, pero Will Gregory está en Bristol, en una ciudad llamada Bath, a dos horas de Londres. Pasan de las ocho de la noche. Camina sobre Bartlett St hasta llegar a Alfred St, da vuelta a la izquierda sobre Lansdown Rd, no le gusta pensar en los nombres de las calles, porque inmediatamente comienza a recordar historias de este pueblo en el que nació en 1959. Aunque no puede evitar mirar los señalamientos. Es como dice Holden Caulfield: "En el momento en que uno cuenta cualquier cosa, empieza a echar de menos a todo el mundo". J. D. Salinger comprendía muy bien de qué se trata la vida. Muchos años antes de colaborar con Portishead en Third (2008) había trabajado con una de las bandas locales, Tears For Fears, en uno de sus álbumes más importantes, Songs From The Big Chair en 1985. Tocó el saxofón en dos temas, “The Working Hour” -el solo alucinante del inicio es suyo- y “I Believe”.
Pero todos recuerdan a la banda por “Shout”, “Everybody Wants To Rule The World”.
...y “Mad World”.
Se detiene y mira hacia arriba. Un cielo gris y espeso lanza una amenaza. Cuando conoció a Alison Goldfrapp no pensó que llegarían hasta acá, a este punto incierto que no tiene sentido cuando se imagina, sino cuando ya se ha trazado el camino, cuando la historia se ha consumido en las llamas cotidianas y queda convertida en piedra. Synthpop, folktronica y glamrock, siete álbumes con Silver Eye y 18 años con el proyecto. Han sido casi 40 años de carrera como músico. De Michael Nyman a The Cure. Alison ha comenzado la gira y aunque sea un poco extraño que no esté con ella en el escenario, para ellos es normal. Ahí afuera hay gente que no sabe que es parte de la banda. Goldfrapp es un dúo, pero en vivo solo es ella y algunos músicos invitados: "Lo decidimos desde el principio. Creo que la banda se trata mucho de la voz de Alison, así que le dije: 'no creo que necesites estar en el escenario, es tu mundo, quieres tocar en vivo, no creo que deba haber alguna distracción', llegué a tocar al principio cuando necesitábamos más músicos en el escenario". Apresura el paso, lloverá y si bien trae la clásica gabardina inglesa se empapará. "Para los nuevos shows tenemos canciones viejas y nuevas. Tienen buena química. Algunas veces hay una lucha cuando tienes sonidos diferentes entre un álbum y el siguiente, es difícil ponerlos juntos. Alison ha tocado siete u ocho canciones del nuevo álbum y no parece que la gente esté esperando los viejos hits".
Un grupo de chicos platica por allá sobre Richmond Rd, antes de cruzar con Richmond Pl. Los mira con algo de tristeza. ¿Tristeza? Sí, él sabe algo que ellos desconocen. "Con el brexit se van a crear divisiones, es un medida retrógrada, me entristece y me siento poco patriota. Será más limitado viajar y los jóvenes lo van a sufrir más". Es parte de los nuevos cambios, de las transformaciones y de una ola que va arrasando. Como el consumo de música. "Ahora escuchan una canción y cambian a otra inmediatamente, esto puede ser un problema porque no viven la experiencia completa. Los artistas saben qué eso está pasando y puede afectar en cómo se desarrolla un álbum. Pero también suceden situaciones interesantes. Hace unos años algunas generaciones no sabían lo que era un vinilo, ahora con el nuevo auge lo conocen”. Parece un ciclo que va y viene y se va modificando en el proceso.
“Es la cultura de presionar un botón. Puedes saber lo que está sucediendo en el mundo o ver cualquier película, leer cualquier un libro, con solo presionar un botón. Te puedes perder en todo eso”. Cae una ligera brisa sobre Bath. Es abrumador y confuso, y parece que no hay una brújula. Por unos segundos mientras piensa en todo esto, se mezcla el ruido de los autos, la gente que corre para evitar la lluvia, su cabeza se convierte en un mar de ideas. Todo está a la disposición, hay menos atención en los detalles y la sobre información deforma la percepción. "No quiero sonar anti tecnología, pero antes solo tenías la opción de ver cuatro o cinco canales, o escuchar unas cuantas estaciones de radio, así que probablemente alguien más veía lo mismo que tú. Compartías la cultura. Ahora se está atomizando la cultura, porque tu y tus amigos están escuchando cosas completamente diferentes. Se está fragmentado, hay muchas subculturas.
El teléfono comienza a sonar, quiere ver quién es, mete su mano en la gabardina, pero la brisa se intensifica y casi llega a su casa, así que opta por esperar. Pasa junto a los chicos que observaba desde una calle atrás. "Cuando Alison y yo comenzamos teníamos la intención de seguir en una misma línea entre los álbumes, pero nos dimos cuenta que eso no nos iba. Así que cada disco es una reacción al anterior". Como las generaciones entre los seres humanos, haciendo lo opuesto a la anterior. Probablemente nosotros seamos opuestos a nuestros padres, y ellos a nuestros abuelos. Tale of Us es muy acústico, más instrumental, más gentil, incluso sin elementos de batería, como “Annabel”, es más clásico. Con Silver Eye quisimos usar una máscara diferente e ir a una fiesta diferente. Queríamos que fuera minimal y dance, con percusiones y bajos fuertes, más oscuro, profundo y sucio; un poco más salvaje en los sintetizadores, eso lo hizo muy bien The Haxan Cloak. Es más primigenio que muchos de los álbumes que hemos hecho. Sin él no hubiéramos alcanzado el nuevo sonido”. Ellos lo buscaron cuando notaron su trabajo que había hecho con Björk.
Pero no sólo él contribuyó a este álbum, John Congleton (productor de Future Islands, Franz Ferdinand, Swans y Marilyn Manson): "Trajo una sensibilidad musical muy buena. Fue curioso que se involucrara en este proyecto, porque normalmente participa en todo el proceso. Nosotros ya lo teníamos terminado y nos dijimos: ‘ahora es necesario que alguien sea despiadado y vaya directo a la yugular’. Su experiencia en el punk rock era ideal. Le quitó cosas que no nos llevaban a ninguna parte".
Cuando cierra la puerta se descalza, porque los zapatos se han mojado.
Ve dos llamadas perdidas. El mismo número desconocido. Destapa una cerveza. Pone el nuevo álbum Silver Eye se queda dormido en el sillón. En su mano queda el envase. Sueña con Alison, con el tiempo que han pasado juntos y la manera en que crean una canción de la nada.“Tienes que encontrar sonidos que sostengan emociones, una atmósfera, poner la voz en un contexto que se sienta nuevo y que se lleve con esa música. Esa parte básicamente es la misma. Pero la otra es diferente, porque has escrito tantas canciones que debes cuidar de no estar repitiéndote. Algunas veces es difícil darle vida a algo nuevo, así que tienes que trabajar más duro. Pero te acostumbras a estar concentrado y a no preocuparte demasiado, al principio es bastante doloroso. Siempre nos preguntamos qué estamos haciendo, por qué lo estamos haciendo, hacia a dónde vamos..."
IndieRocks! conversó con William Owen Gregory, músico británico que entre otros tantos proyectos es la mitad de Goldfrapp. Participa en la composición durante las sesiones en estudio, aportando ideas y sugerencias en la pre-producción de los shows en directo. Se involucra con la adaptación de los temas a las versiones en directo. Goldfrapp tiene un nuevo álbum llamado Silver Eye.
“Debo confesar que ver a la gente disfrutar de tu música es un placer culpable.”