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A 15 años del 'Ahí Vamos' de Gustavo Cerati

A 15 años del 'Ahí Vamos' de Gustavo Cerati

Silvia V. Dueñas
Germán Saez

Germán
Saez

12/Feb/2021

Llévame a un lugar con parlantes.

Con la certeza de disfrutar el proceso de ir, sin importar a donde, surgió el cuarto material discográfico de Gustavo Cerati, Ahí vamos (2006). Este disco, inspirado en lo positivo, el movimiento y la frase que constantemente el músico argentino utilizaba para darse ánimo, está cumpliendo 15 años. En entrevista exclusiva para Indie Rocks! el guitarrista y compositor, Richard Coleman, recordó el proceso creativo y aquellos momentos a lado de su viejo amigo. 

No me había dado cuenta de que ha pasado tanto tiempo, realmente es increíble. Parece que hubiera sido en otra vida. Es un trabajo que disfruté porque para mí fue como un despegue, un reiniciar personal de mi vida, una situación muy especial”.

Richard Coleman y Gustavo Cerati formaron una gran amistad, incluso, el ex líder de Soda Stereo lo consideraba un gran artista y compositor, una de las pocas personas con las que podía tener un diálogo de alto nivel. Tocaron en vivo muchas veces, pero fue hasta el Ahí vamos que se reencontraron en un estudio de grabación. 

“Yo recién me había separado y vivía en un lugar donde realmente no estaba muy cómodo. Empecé a llenarme de trabajo, hacía música publicitaria y al mismo tiempo trabajaba en el último álbum de Los 7 Delfines. Llamé a Gustavo, le conté en lo que estaba y me dijo ‘¿Por qué no venís a mi estudio? Tengo algunas ideas’. Así que fui a Unísono y ahí estaban Leandro Fresco y Fernando Nalé que trabajaron con él en Siempre es hoy hablando de estrategias para encarar un nuevo material discográfico. Después de dos o tres semanas de estar solo como observador, Gustavo se sonríe, los junta a todos y me dice: Richard veo que con vos voy a hacer las cosas como se debe, te conozco desde hace mucho y sé que sos un tipo serio y formal. Así que te quiero invitar formalmente a trabajar en el próximo disco’. Me reí y le dije: ‘Bueno Gustavo así, sí. Si vos no me invitás, yo no iba a meterme a opinar’

Fue bárbaro volver a trabajar con él. Parecía que no había pasado tanto tiempo porque existía una continuidad de amistades largas y verlo como solista, como líder y dueño indiscutible del proyecto, fue muy, muy lindo”.

Gustavo Cerati y Richard Coleman en Unisono

Gustavo Cerati y Richard Coleman en el estudio Unísono durante la grabación del Ahí Vamos. Buenos Aires, Argentina. Septiembre de 2005. Foto: Germán Saez.

Pero el fin de la pasión. Es que lo oculto se vea.

Con la música como pauta, Cerati creó una lírica que mezcla el amor y el desamor, sin verdades absolutas. “Todos sabemos que las letras de Gustavo son impecables, son preciosas, pero era muy inseguro con su capacidad lírica, inseguro porque sí, como yo soy inseguro tocando la guitarra. Siempre lo dejaba al último momento”.

Por este motivo, Cerati escribió “Adiós” en colaboración con su hijo Benito y “Uno entre 1000”, “Caravana”, “Dios nos libre” y “Jugo de luna” con la ayuda de Coleman. “Después de asistir continuamente al estudio, me dijo: ‘Estoy pensando hacer un disco con muchas guitarras, pero también me gustaría que me ayudaras con las letras’ como siempre que pude en los buenos tiempos—. Luego le pregunté: ‘¿De qué vamos a hablar en las letras?’ y me dijo: ‘Yo creo que si vos estás recién separado y yo también, va a ser bastante fácil encontrar el tema ¿no?’ y nos reímos un poco. Así empecé a trabajar en las letras y en la preproducción del disco”. 

“Trabajamos en las letras como lo hacíamos desde Doble Vida (Soda Stereo,1988), a partir de los demos que tenían una voz cantada, que en realidad era un balbuceo o un tarareo. No había ninguna palabra, solo algunas frases en falso inglés que no significaba nada. Gustavo me daba eso y alguna idea o concepto que tenía, pero luego me daba vía libre. Lo que hacía era pescar palabras en ese balbuceo para ver si podía encontrar alguna frase que pudiera sugerir un contenido en la letra y, una vez que encontraba una palabra, hallaba dos y luego tres y así hasta crear un concepto. Buscaba que cuando Gustavo cantara la letra, no tuviera que cambiar la sonoridad del balbuceo del demo. Pero muchas veces, le gustaba tanto alguna frase, palabra o concepto que había en una canción, que lo ponía en otra. Eso pasó con ‘Jugo de luna’, esa frase estaba en el estribillo de ‘Caravana’, pero él le puso otro y escribió todo ‘Jugo de luna’ con eso. Siempre me mentalicé que esas palabras no iban a salir de mi boca, que eran palabras o imágenes que tenían que salir consistentemente desde la boca de Gustavo”. 

Y hacerte sentir… algo que nunca sentiste.

El estado anímico y espiritual del disco está reflejado en “Lago en el cielo”, una de las canciones consideradas por el propio Gustavo Cerati como “una perla”. Además de ser la última canción que interpretó en vivo en el concierto del 15 de mayo de 2010 en Caracas, Venezuela.

‘Lago en el cielo’ es el punto más alto del disco, es de lejos la canción más amorosa, más fuerte, más emocionante y es la última que tocamos juntos, así que no puedo no tener mi corazón puesto en esa canción. La otra que me gusta mucho es ‘Medium’, es una canción oculta que no tuvo tanta difusión pero me parece una obra bellísima”.

Buscando un sonido específico para cada canción, Cerati reclutó a los bateristas Pedro Moscuzza, Emmanuel Cauvet y Bolsa González, pero aún le faltaba la fuerza que —finalmente— le aportó Fernando Samalea, su ex compañero de Fricción.

Gustavo me dijo que le faltaba otro toque en el disco y entonces le propuse a Fernando [Samalea] porque es un músico muy dúctil y más que versátil, un tipo que puede entender lo que se le pide y ofrecer algo interesante. Le di el contacto, pero llegando a casa llamé a Samalea y le dije: ‘Te va a llamar Gustavo, está buscando un golpe muy fuerte. Cuando te encuentres con él, rompe la batería y dale con todo’ (risas). Y después quedó como baterista de la banda porque demostró que le pega duro”.

Separarse de la especie por algo superior. No es soberbia, es amor.

Ahí vamos fue pensado como un disco de rock con influencias de bandas como Led Zeppelin, Queen, Television y Talking Heads. Los ingenieros de grabación fueron el productor argentino Tweety González, el camaleón del audio Uriel Dorfman y el venezolano Héctor Castillo, que trabajó con David Bowie. Además, el disco fue masterizado por Howie Weinberg (Nevermind de Nirvana, 1991) en Nueva York.  

“Un día llegué al estudio y encontré a Gustavo solo en la sala de mezcla trabajando sobre ‘Uno entre 1000’, me senté a su lado y le pregunté ‘¿Che, qué idea tenés de la banda? ¿Cómo ves esto en el escenario?’ Entonces me dijo: ‘Bueno, en el bajo Fernando Nalé, me viene acompañando desde siempre y yo cuento con él. Después Leandro Fresco porque hace un montón de cosas con computadores y a mí me gusta mucho cómo me hace los coros, su timbre de voz pega muy bien con la mía. Y... ¿a vos qué te parece salir con dos bateristas? Me parece que sería bárbaro’. Aquí empezó el lío, Gustavo quería una banda como la de Lennon o como The Allman Brothers y le dije sonriendo: ‘¿No será que no te estás decidiendo por un baterista y querés tocar con los dos?’. Enseguida me comentó que necesitaba un guitarrista que lo entendiera y le dije: ‘Pero Gustavo ¿vos no querés que toquemos juntos?’ y me respondió: ‘¿Sabes qué pasa Richard? Yo a vos te veo como un frontman, vos sos líder y acá vas a estar al costado. A mí no me parece ofrecerte eso siendo quien sos’. El tipo no me había preguntado y ya se había armado toda esta película en su cabeza (risas). Entonces le respondí: ‘¿Cuántos años hace que queremos tocar juntos y por alguna cosa no podemos? Si no es ahora ¿cuándo?’. Gustavo me dio un abrazo y me dijo: Richard tenía miedo de que me dijeras que no’ y nos reímos”. 

Gustavo Cerati y Richard Coleman_German Saez

Gustavo Cerati y Richard Coleman en un show de la gira de presentación del Ahí vamos. Buenos Aires, Argentina. 23 de septiembre de 2006. Foto: Germán Saez.

 

El tour comenzó el 1 de junio de 2006 en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México y la banda quedó conformada por Richard Coleman (guitarras y coros), Fernando Nalé (bajo y coros), Leandro Fresco (teclados, percusión y coros), Fernando Samalea (batería y percusión), Tweety González (teclados) y por supuesto Gustavo Cerati (voz y guitarras).

Tuve una epifanía después del primer show de Ahi Vamos. Recuerdo que al otro día estábamos viajando en el camión para Aguascalientes y yo me preguntaba cuál era mi rol en todo esto y qué era lo que estaba haciendo con mi vida. Lo que me di cuenta es que estaba bien que yo estuviera ahí porque aunque hubiera otros guitarristas más precisos, más eficientes o más profesionales, Gustavo estaba tranquilo conmigo. Yo no solo ejecuto su música, la interpreto desde mi espíritu, desde mis emociones, desde mi técnica y eso le gustaba. Disfrutamos mucho tocando juntos, él sentía que yo le agregaba una belleza extra a su música. Esa es la epifanía, ese es el mandato”.

En palabras de Richard Coleman, Ahí vamos es “un disco que suena muy actual y que tiene que ver con la necesidad personal que Gustavo estaba buscando en ese momento. Es un clásico que no suena a la última moda o a la vanguardia”.