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Año 2007. La comediante estadounidense, Ellen Degeneres, triunfa como presentadora durante la 79a entrega de los premios Oscar, Britney Spears conmociona al mundo del espectáculo con su nuevo look a rape, Radiohead impone tendencia en la forma de adquirir música a través de internet y Zoé celebra una década de vida, ofreciendo su primera presentación en el Palacio de los Deportes.
Once años después, la agrupación mexicana regresó al domo de cobre para concluir la primera parte de la gira promocional de Aztlán. Un álbum lleno de referencias al antiguo imperio azteca, con el que la banda regresa a las raíces sonoras plasmadas en sus primeras entregas.
Fue así como el quinteto conformado por Jesús Báez, Ángel Mosqueda, Sergio Acosta, Rodrigo Guardiola y León Larregui hizo su arribo al escenario, acompañado por una cautivadora escenografía llena de luces y visuales que fueron el complemento perfecto durante la velada.
La penumbra se hacía presente y la agrupación nos llevaba de viaje a “Venus” con la interpretación de su primer tema. La velada cobraba un tono “Azul” lleno de melancolía y la banda nos recordaba que “No hay mal que dure”.
“Fue hace 11 años que estuvimos aquí”, comentaba Larregui al tiempo que el eco del recinto se tragaba sus palabras y el sonido del ukulele se hacía presente con “Últimos Días”.
La noche daba paso a “Nada”, uno de los primeros éxitos que de forma inmediata robaron los aplausos y el canto de los asistentes. El concierto tomaba un rumbo romántico, el escenario se llenaba de estrellas y la música de Zoé nos abrigaba con la calidez de sus letras. Fue así como comenzó a sonar el coro “te lo digo desde el alma, con el corazón abierto…” perteneciente a “Arullo de estrellas”.
La primera mitad de la velada fue completada por un desfile de éxitos conformado por “10 a.m.”, “Paula", el estruendo generado con “Poli”, “Vía Láctea” y “Labios Rotos”.
“No seremos políticamente correctos. Nuestro papel es ser críticos, hacer ruido y cuestionar”. “Estamos en un momento muy importante de manifestar el México que queremos” mencionó Larregui antes de interpretar “Hielo” y dar pie al primer encore de la noche.
El escenario se pintó de verde y tras unos minutos de espera la banda regresó con “Reptilectric”, “una puerta llena de símbolos y mensajes”. El ambiente llegó a su punto más alto con “Luna” y “No me destruyas”, antes de recordarnos que “estamos en un momento muy importante de manifestar el México que queremos” e invitarnos a soñar con un futuro lleno de esperanza, al ritmo de “Soñé”.
El segundo encore llegó, y con él, uno de los momentos más especiales de la noche, cuando los asistentes pedían su regreso a gritos y adornaban las gradas con las luces de sus celulares.
Ante aquella brillante postal, la banda regresó para “agradecer infinitamente por estos 21 años de amor” y recordarnos que “el presente es el único momento seguro", antes de regalarnos una impecable ejecución de “Clarividad”, llevarnos de viaje a otra dimensión y traernos de vuelta al ritmo de “Love”.