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Sin lugar a dudas, Zoé es una de las bandas más importantes que ha dado nuestro país. Su música recorre corazones sirviendo de cupido. Ya son dos las generaciones que han podido disfrutar de la música de estos chilangos. Parece como si hubiera sido ayer cuando el grupo tocaba a mediodía en el Vive Latino sin que mucha gente lo pelara. Qué días aquellos en los que le abrían a Jumbo y Zurdok en el Salón 21 (después Salón José Cuervo). Hoy no hay quien dude de la capacidad de convocatoria de León y compañía. Primero fue el Palacio de los “Rebotes”, siguió el Foro Sol y ahora, ¿por qué no?, cuatro, sí, ¡cuatro auditorios! No cabe duda que el tiempo en que su disquera los iba a botar por bajas ventas quedó atrás.
El concierto
Primera fecha, antes esta se usaba para corregir los errores que no habías previsto, pero ahora, todo salió perfecto. Después de la presentación de Costera, banda nueva que abrirá todos los shows de Zoé hasta fin de año, el público tomó asiento y se dispuso a cantar a todo pulmón cuanta melodía saliera de los altavoces del auditorio.
La escenografía dejaba mucho que desear: solo un par de torres de luces a los lados y una pantalla adornaban el escenario. A las (casi) nueve en punto, salió la banda esperada por todos. Entre gritos ensordecedores empezaron a tocar. “2013” abrió, y por mucha disposición que tuviera la gente, esta canción no es muy popular así que no fue tan coreada. “10 A.M.” y “Fin de semana” estrenaron gargantas, mismas que empezaron a agarrar calor, preparándose para lo que venía.
Después de “Últimos días”, “Via láctea” encendió la pasión en los seguidores más viejos. “Nada”, canción del disco Reptilectric, desgarró gargantas en una versión balada con tintes reggae, sobre todo en la primera parte, puesto que la segunda pasó a ser un rock más parecido a la versión original.
“Nunca” y “Fotosíntesis” fueron aprovechadas por los menos devotos de la religión zoehiana para descansar y tomar asiento. Mientras, los fans from hell se cortaban las venas al escuchar los acordes de Sergio y la voz de León, así como los sonidos que salían del resto de los instrumentos.
En estos tiempos los celulares son un espectador más en los conciertos y han sustituido al famoso encendedor en las baladas como “Arrullo de estrellas”, canción que hizo que todos los teléfonos móviles se encendieran.
“Esta es nuestra canción más tropical”, dijo Larregui antes de empezar el rasgueo de guitarra que anunciaba la presencia de “Poli”, un clásico de la banda. Fue justo en este momento que sus verdaderos éxitos empezaron a sonar. “Dead”, “Paula” y “Labios rotos” inyectaron a los asistentes de entusiasmo, ya que sabían que esto apenas se empezaba a poner bueno. Toda esta emoción fue cortada por el encore que vino justo después de interpretar “Cámara lenta”.
Después de unos minutos, Zoé regresó al escenario para interpretar lo que, en palabras del vocalista, era “una canción para el verdadero fan”: “S.O.S.”. Y sí, en efecto, los no tan entrados no la conocían, o sí la conocían pero no se la sabían. Este momento de tranquilidad no duró demasiado. “Luna” puso de pie a todos los que habían aprovechado para tomarse un respiro; “Reptilectric” le hizo saber al público que León no se arrepiente de nada; “Soñé” logró transportar en el tiempo al Auditorio Nacional, lo mismo que “No me destruyas”; y por último, “Love” demostró a todos que ya es un clásico, y como buen clásico, no importa si lo tocas en una u otra versión, siempre será alabado y cantado por propios y ajenos.
Lo bueno
En palabras de León Larregui, la banda siempre había pensado que este foro era muy frío. Esto puede deberse a que no hay un contacto físico entre el público y tampoco hay alcohol dentro del inmueble, tal vez por eso guardaron este recinto para el final de su campaña conquistadora por los venues importantes de esta ciudad. Zoé logró algo muy difícil que es inyectarle calor a este magno lugar, bien por ellos.
Lo malo
No es que sea malo pero parece que se olvidaron de ese disco que tanto trabajo les costo levantar, el Zoé de finales de los noventa. Ni siquiera tocaron “Deja te conecto”, canción que los sacó del anonimato y que, hasta tiempos recientes, formaba parte del repertorio. Quizá pudieron haberla incluido en lugar de alguna no tan popular.
Lo destacable
A parte de la presentación estelar, hubo una banda que tocó mientras el público tomaba asiento. Costera, con solo 400 likes (hasta antes de su presentación) en su fan page de Facebook, subió valientemente a un escenario difícil, abriendo a un gigante, y lo afrontaron como los grandes. Además de coraje, los integrantes venían armados con buena música, melodías pegajosas y letras bien estructuradas y un arma secreta: confianza en sí mismos, lo cual se vio demostrado cuando el vocalista pronunció las palabras: “Esto es ‘Vuelta atrás’. Apréndansela porque el próximo año la van a estar cantando todos”. No se sabe si su profecía se hará realidad, pero de que tienen herramientas para lograrlo, las tienen.