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¿Qué quieres hacer antes de morir? Los humanos tenemos una lista interminable de cosas por hacer; sueños y anhelos que nos hacen vivir y vibrar intensamente para que al final podamos hacerlos realidad. Anoche yo cumplí uno de los míos.
Recuerdo la primera vez que escuché la batería y guitarra de “Judgement Day”, esa introducción contundente me hizo saber que la música de Whitesnake iba a ser el soundtrack de mi vida, y así fue.
Las puertas del Pepsi Center se abrieron de par en par para recibir una ola de rockeros en búsqueda de un encuentro fulminante. La gente emanaba emoción, euforia y felicidad absoluta; la edad no importaba, el tiempo y el espacio dejaron de existir y los latidos del corazón se volvieron uno solo.
“My Generation” de The Who empezó a sonar, el alma de los presentes coreaba orgullosa de pertenecer y al final David Coverdale, Tommy Aldridge, Reb Beach, Joel Hoekstra, Michael Devin y Michele Luppi salieron al escenario.
La guitarra inauguró la noche con su riff, el aullido de David Coverdale retumbó, la batería de Tommy Aldridge marcó el tiempo y “Bad Boys” explotó frente a nuestros ojos como indicio de lo que venía. “Slide it in” sonó a pasado, sus acordes hicieron bailar y brincar al público, mientras que la voz marcaba el ritmo de los cuerpos sudados.
El teclado de “Love ain’t no stranger” inundó el ambiente, los gritos de amor y desamor no se hicieron esperar y la gente se entregó a la banda y a las historias que contaba. “The deeper the love” unió irremediablemente a las almas perdidas con pasado, a través de la lírica, y “Fool for your loving” convirtió al encuentro en un concierto con más de tres mil voces mientras que el solo de guitarra llenó nuestros oídos de virtuosismo.
Como es característico en la banda, la guitarra marcó el inicio del ritual y “Ain't No Love in the Heart of the City” nos regaló un momento íntimo a cargo de la voz muy bien conservada de David. Como arte de magia, las notas desembocaron en los golpes de una batería enfurecida y dieron paso al infierno que estuvo a cargo de “Judgement Day”. Las cabezas volaban, los movimientos sensuales se esparcían, la música inundaba el alma y los presentes se entregaban al día del juicio ardiendo en deseo mientras Coverdale recitaba: “We walk toward desire, hand and hand through fields of fire, with only love to light the way on the road to Judgement Day”
Los músicos tomaron posesión del escenario, uno por uno Tommy Aldridge, Reb Beach, Joel Hoekstra y Michael Devin demostraron el dominio completo del instrumento que tenían en las manos y el grito avasallador del público no se contuvo.
“Slow n’ Easy” irrumpió en nuestros cuerpos para presenciar el momento más sensual de la noche. Las mujeres nos volvimos supersticiosas y movimos las caderas, los hombres respiraron lentamente y explotaron con la guitarra que marcaba el baile nocturno; otros cantaban, muchos otros grababan y todos nos sentimos afortunados de estar ahí.
“Is this love” se presentó lentamente y lleno las gargantas de nudos, o no sé sí solo fui yo, nunca lo sabré; “Gimme All Your Love” suplicaba por todos los que no tenían voz y “Here I go again” encendió la llama e iluminó el camino de los corazones que buscaban una respuesta en la soledad.
El Pepsi Center ardió en llamas, “Still of the night” y “Burn” cerraron majestuosamente una noche llena de rock y euforia; dieron el adiós inminente a una noche mágica.
La grabación de “We Wish You Well” empezó a sonar y se me llenaron los ojos de lágrimas. Whitesnake siempre formará parte del soundtrack de mi vida a través del recuerdo de un gran amor, un inicio y futuro prometedor, una noche de deseo o un día cualquiera.
Mi sueño se cumplió.