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“¿Y cuántas mujeres al año?, ¿Y cuántas mujeres al año saben que tienen sus días contados?” son los versos de apertura de “Ellas denunciaron”, uno de los temas musicales más exitosos del grupo de hip hop español Def con Dos. Con fecha de cierre en julio de 2018, el mapeo de feminicidios de María Salguero registró 1649 casos alrededor de la República Mexicana; en noviembre, The Huffington Post advirtió de la violencia doméstica como la principal causa de muerte de las mujeres en el mundo y para terminar el año, Cassandra Bravo expuso la situación de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG). “Ellas denunciaron. No las escucharon. Ellas murieron. Los jueces consintieron”.
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“Las mujeres tenemos voz y a mí me respetas” fueron las primeras palabras de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México durante una conferencia de prensa a mediados de noviembre. Al hacer alusión a una de las expresiones que han encabezado al movimiento feminista en América Latina, Claudia Sheinbaum posicionó la interrogante que se ha planteado desde el periodo de campañas: ¿Qué significa la Cuarta Transformación (4T) para las Mujeres?
En términos formales, el partido a la cabeza del gobierno federal ha expresado su compromiso a través de las cuotas igualitarias, el nombramiento de Olga Sánchez Cordero como Secretaria de Gobernación y la presencia de Luisa María Alcalde, Norma Rocío Nahle García, María Luisa Albores González, Alejandra Frausto Guerrero, Irma Eréndira Sandoval Ballesteros y Graciela Márquez Colín en el gabinete de Andrés Manuel López Obrador.
Por su parte, otra de las acciones que tuvieron como objetivo demostrar que el cuerpo de gobierno estaba preocupado por atender a las demandas de la agenda feminista fue la publicación del Femsplaining: Hablemos nosotras. Bajo un discurso institucional, las páginas y viñetas de dicho documento enfatizaron la democratización del país mediante el cambio cultural y simbólico.
En esta línea, la Secretaría de Cultura en coordinación con el Gobierno de la Ciudad de México llevó a cabo el Festival Voces de Mujeres el pasado sábado 15 de diciembre. Al elegir al zócalo capitalino como espacio para manifestar el enfado ante la violencia machista, Caña Dulce y Caña Brava, María Daniela y su Sonido Lasser, Ely Guerra, Cecilia Toussaint y Lila Downs ofrecieron un espectáculo de poco más de cinco horas.
La apertura de este evento estuvo marcado por la entonación del Himno Nacional en náhuatl por parte de Flora García Galicia. Entre las voces de artesanos y comerciantes, ofertas de los recorridos en Turibus y uno que otro despistado preguntando por la Catedral, la agrupación conformada por Adriana Cao Romero, Raquel Palacios Vega, Violeta y Alejandro Romero subió al escenario con un cascabel prendido en el corazón y contagió los ritmos de algunos de los temas de Sones Jarochos (2018).
La presentación de Caña Dulce y Caña Brava funcionó como introducción para hacer entender al público que Voces de Mujeres iba más allá de la diversión y la convivencia, pues al momento en el que se entonaban los versos de “Los Chiles Verdes” y “El Buscapiés”, la poesía de Evelin Acosta recitó frases que muchas de nosotras gritamos a diario en las calles y en las redes: ¡No soy propiedad de nadie más que mía!, ¡Hablaremos por aquellas que no están aquí!. ¡Hablamos por vidas furiosas y estamos hartas de que el patriarcado nos diga que no podemos!.
Desde las raíces de Caña Dulce y Caña Brava (2008) , sus integrantes han dejado claro su compromiso con valores como la dignidad, justicia y libertad. La apropiación de símbolos de la lucha feminista al folclor musical dan cuenta de que la visibilización de las mujeres no implica ningún riesgo para las tradiciones.
Después de hacer vibrar a las y los asistentes con el yo no soy marinero, soy capitán de “La Bamba”, Caña Dulce y Caña Brava hizo referencia a su nombre: Se es dulce al entonar eres mi principio y mi fin y al mismo tiempo se es brava al combatir por los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres. Con una ferviente proclamación a favor del aborto legal, seguro y gratuito, Raquel Palacios Vega, Adriana Cao Romero, Evelyn Acosta, Violeta y Alejandro Romero dieron inicio a una marea verde que convocó a las y los transeúntes de las calles de Madero y Moneda a unirse a las Voces de Mujeres.
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Los 20 minutos en los que miembros del staff preparaban el escenario para la siguiente presentación sirvieron para tener un flashback al 2007 con la Juventud en Éxtasis de María Daniela Azpiazu Tamayo y Emilio Acevedo. Recordar las líneas de “Pobre estúpida” dieron pauta a cuestionarse si no era un acto hipócrita el estar en un evento dedicado a las demandas feministas y al mismo tiempo bailar al ritmo de un discurso musical que se asemeja al slut-shamming con versos como “Aunque puedas tener lo que yo tuve ni pienses que eres como yo. Tú siempre serás de lo peor”.
Si bien en el público se escucharon infinidad de ¡Cara de babosa!, ¡Pobre estúpida todo me quiere copiar!, previo a entonar “Soy el Hit”, la princesa de la fiesta de cumpleaños se dio cuenta de que “sus canciones eran un poco ardidas”. Sin querer apagar la energía de las y los que habían disfrutado de la iluminación y las melodías pegajosas de “Miedo”, “Auto cósmico” y “Tu sombra”, María Daniela y su sonido Lasser dejaron claro que “es necesario que las mujeres dejemos de tirarnos mierda entre nosotras”.
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A cada “¡Te amo, Guerra!”, la cantautora neoleonesa respondió “¡No sabes lo que dices!” Desde el inicio del concierto, los espectadores en el Zócalo prepararon sus voces para perderse entre líneas como “Los mares de la playa se van; se tiñen los colores de gris” y “Todos dicen que es mentira que te quiero”. Al instante en el que Ely Guerra acompañó al pianista y jazzista Nicolás Santella, los deseos de escuchar “Pa-ra-ti” y “¿Por qué tendría que llorar por ti?” se fusionaron con la teatralidad de cada “¡Ay cuando nos enamoramos!”, “Ay , ¿por qué los mexicanos somos tan necios?” y causaron el mayor estruendo de aplausos durante todo el evento.
Además de interpretar canciones de Pa’ Morirse de Amor (1997), Sweet & Sour, Hot y Spicy (2004) y Hombre Invisible (2009) –este último como merecedor del Grammy Latino en 2010–, Elizabeth Guerra Vázquez rindió homenaje a Consuelo Velázquez con el tema “Quiéreme Mucho” y expresó su agradecimiento y admiración a Chavela Vargas con “Llorona”. Al hacer mención de compositores como Agustín Lara y Armando Manzanero, la artista se describió a sí misma como la representación de la ruptura del género en la música de tradición mexicana y cerró con una versión a capela de “Vale que tengas”.
Después de un ir y venir entre los olvidados y presentes, las calles aledañas a Palacio Nacional iluminaron los edificios con decoraciones navideñas. Las luces en forma de campanas y nochebuenas hicieron amenos los stand ups informativos –que en realidad cayeron en publicidad oficial, proliferación de estereotipos y “chistes” sexistas– y los reclamos de Alfonso André por las fallas de sonido.
Uno de los momentos más simbólicos del Festival de Voces de Mujeres fue la entrega del reconocimiento a Cecilia Toussaint por su trayectoria de más de 40 años en la música y la actuación. “Siempre me he sentido responsable por tener un micrófono en las manos y desde esta noche la responsabilidad es más grande”, agradeció la compositora de “Testamento” al momento en el que Alfonso Suárez del Real proclamó su carrera como un patrimonio vivo de la cultura mexicana.
Con el fin de ampliar su gratitud, la cantante y sus músicos interpretaron temas como “Buldog Blues”, “Esquizofrenia”, “Me siento bien pero me siento mal” y “Carretera”. Anexo a ambientar al público con versos que incitaban a quemar ciudades y a enamorarse perdidamente por un veneno mortal, Cecilia recordó a las y los asistentes que álbumes como Arpía (1987), Detrás del silencio (1996) y Otro Lugar (2002) no habrían sido posibles sin el apoyo –tanto moral como musical– de su hermano Eugenio y Betsy Pecanins, reina del blues en México y amiga cercana a la intérprete de “Caite Cadáver”.
Posterior a la interpretación de “Prendedor”, Cecilia Toussaint quiso despedirse de la audiencia “con una canción muy bonita (“La Viuda Negra”) si es que no le daba un paro antes”.
Alrededor de las 20:15 H. las palmas dibujaron la atmósfera del Zócalo y las voces se unieron a Lila Downs para dedicar “Humito de Copal”, “Dignificada”, “Clandestino” y “Cielito Lindo” a todas las mujeres que muelen el fruto de esta tierra: el maíz.
Desde sus inicios, Lila Downs ha concebido al arte como un arma combativa y a las canciones como elementos que dan fuerza para reclamar por la impunidad y la injusticia. A través de la proyección del videoclip de “Ser Paloma” y de carteles decorados con diamantina con la leyenda “Viva la Digna”, la compositora expresó su hartazgo por leer a diario que hay mujeres desaparecidas.
Si bien los temas interpretados durante el Festival Voces de Mujeres no forman parte de la música de protesta –viene a la mente Jezzy P,Agnes Simon, Dayra Fyah, Mora Navarro y Angie Monasterio–, la participación de Lila Downs, Caña Dulce y Caña Brava, María Daniela y su Sonido Lasser, CeciliaToussaint y Ely Guerra indiscutiblemente atiende a piedras angulares del feminismo: Ser visibilizadas libres, autónomas y como actores legítimos en los hechos culturales, políticos y artísticos.
Escuchar voces de distintos géneros en “La Sandunga” da cuenta de que la fusión entre la interpretación y el reclamo político representa un medio en el que las mujeres hemos encontrado la forma de manifestar las palabras que en su momento Kathleen Hanna enfatizó respecto a la producción de sentido y significado a través del discurso musical: Creo con todo mi corazón que las chicas constituyen una fuerza revolucionaria del alma que puede y cambiará el mundo de verdad.