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Gabriel Fernández es un hombre de pocas palabras, tanto que prefiere que se refieran a él solamente como "Vicentico", y, congruente con esta manera de ser, es raro cuando se dirige al publico más allá de un saludo, pero quienes asistimos a su concierto la noche de ayer sabíamos que había un factor fuera de lo común.
Las luces se apagaron pasadas las nueve de la noche y la ovación era tan ensordecedora que Vicentico jugaba a esconderse detrás del atril de su micrófono. Si bien no era lo suficientemente esbelto para pasar desapercibido, al final no le quedó más que dejar todo con su característica voz y soltar de golpe “Ya No Te Quiero”, “Si Me Dejan” y “Cobarde”; canciones duras y muy emocionales, como gran parte del catálogo solista del cantautor argentino, más lento y campirano que del ambiente de fiesta que lo hiciera famoso con su proyecto original.
El momento que todos sabían que llegaría apareció cuando se dijo en voz alta "para Gustavo" antes de interpretar “El Rey del Rock ‘n’ Roll”, lema que quedó como anillo al dedo y que desató una emotividad de la audiencia única e irrepetible. El mismo Vicentico lo sabía, "guardemos un momento silencio, todos sabemos que esto es único, especial y que no pasará de nuevo" agregó al micrófono para seguir con lo que se sabía: el luto al cantautor Gustavo Cerati que tras cuatro años de estar en coma, falleció el mismo día que Vicentico se presentaba frente al Teatro Metropólitan.
Sin duda, el ambiente era especial; no de fiesta, sino de intensa entrega a las canciones de vida, muerte y amor. Se dejaron escuchar “Siguiendo la Luna”, “El Aguijón” y por supuesto “Basta de Llamarme Así”, de Los Fabulosos Cadillacs, siempre con ese temple tan sereno de Vicentico que no hace alarde de su canon de trabajo, pero sabe quién es y dónde está parado, especialmente cuando el griterío se lo come vivo.
Una pausa y el regreso conocido como encore se dio con sus temas más famosos: “Creo que me Enamoré”, “Tiburón” y “Los Caminos de la Vida”. Posteriormente, cuando sus músicos se retiraron, Vicentico procedió a quedarse un rato más y regalar una versión acústica de “Vasos Vacíos” para dejar ir a un público que jamás vivirá algo así de especial y de emotivo. No fue una noche más para Vicentico y su público, esta fue una para recordar.