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Es curioso. Cuando pienso en un show en vivo pienso en el calor de gente. Las voces conjuntas coreando todos la misma canción. El llanto, la euforia, los gritos, las sonrisas. Cuando empezaron los conciertos online no pude más que levantar la ceja y pensar: no es lo mismo. Y sí, no es lo mismo pero no es malo, simplemente es distinto.
Vicentico preparó un show muy íntimo. Con el audio y la ambientación adecuada podías sentirlo cerca, como en tu casa. A diferencia de un espectáculo presencial en este no importó donde te paraste o si el de enfrente estaba más alto. O si el de a lado se peleó justo en ese momento con su pareja. No, todo, al menos en su show fue perfecto.
He visto a Vicentico muchas veces en mi vida, tanto solo como con la banda que lo hizo famoso y debo decir que este es uno de los mejores setlist que ha armado. “Ya no te quiero” abrió el espectáculo, una pequeña falla en el streaming me impidió ver si dijo unas palabras antes pero me imagino que no, Gabo (nombre real del cantante), es un hombre de pocas palabras, al menos en la charla. Su melancolía en forma de poesía habla por él.
Empezó con pocos hits, eligió canciones no muy famosas, al menos por el público menos entrado. Eso estuvo bien porque sentó la base del tipo de show que vendría, no habría mucho espacio para el baile ni el carnaval.
“El Rey del rock & roll” fue un momento sublime. Una canción dedicada a Cerati que por los arreglos y el momento que estamos viviendo resonó en los corazones.
Un maravilloso cover de “Algo Contigo”, canción que más que de Manzanero, Vicentico consiguió hacerla suya, transformó el ambiente de melancólico a romántico. Esto siguió por un par de temas más (“Creo que me enamoré” y “No te apartes de mí”).
Con “Las Manos” vino un momento político al unir este tema con “Hasta Siempre”, una especie de himno revolucionario dedicado al Che Guevara. Tras esto tocó un par de temas que remontan al pasado “Basta de llamarme así” y “Vasos Vacíos”. La primera es una canción que viene en el primer disco de Los Fabulosos Cadillacs, mientras la segunda es uno de los mayores clásicos de la misma banda. Quizás este fue el momento que más se coreó, aunque por la naturaleza del evento tendremos que imaginarlo.
“Solo un momento” y “Los caminos de la vida” fueron las encargadas de dar por terminado el espectáculo. En mi caso canté y bailé con las personas que me acompañaron. Brindamos porque a pesar de que este año no fue como “queríamos, ni imaginamos”, podemos estar juntos, ¡estamos vivos carajo! ¡Salud!
Se acabó, gritamos ¡otra, otra! La pantalla se puso en negro, Vicentico no escuchó nuestras súplicas ¿cómo podría?