TR/ST en El Plaza Condesa

¡Que no pare la fiesta!

De nueva cuenta, Robert Alfons, Robert Hiley, o “Roberto Alfonso” para los cuates, visitó con TR/ST la Ciudad de México para ofrecer un concierto en El Plaza Condesa, después de su presentación el año pasado en el Pasagüero.

Aquella vez, hasta los muertos revivieron con su show, pero el lugar se abarrotó y hubo algunas fallas en el sonido. Recuerdo que estábamos cuerpo contra cuerpo, compartiendo gotas de sudor y pasos desenfrenados de baile.

Ayer por la noche, todo fue ligeramente diferente. Además de celebrar la marcha del orgullo gay y la legalización del matrimonio homosexual en todo el país, en dicho recinto se dieron cita muchísimos jóvenes de la comunidad LGBTT que también querían festejar con la música de los canadienses.

Ahora, en un venue el triple de grande, los extravagantes outfits, sobretodo en tonos oscuros, resaltaron; las luces del Plaza Condesa iluminaban la cara de emoción de los asistentes, que tal vez repetían oportunidad de ver a Alfons, o asistían por primera ocasión a presenciar su acto.

El Día, joven promesa del sello Sicario, inauguró la fiesta con la tranquilidad de sonidos oscuros que incitaban al baile con uno mismo, como extraviado en su propia mente; pero fue hasta que salió Robert junto a su tecladista Anne Gautier y su baterista Esther Muntis, que la verdadera emoción se desató.

Sonaron todos los temas que queríamos que sonaran, uno tras otro, no dejaba de complacernos con su música siniestra. Por ejemplo "Capitol", "Joyland", "Rescue, Mister", y "Barely" de su segunda producción Joyland; y "Sulk", "Candy Walls", y "Bulbform" de su primer álbum homónimo. Y como nos dijo en entrevista que la interpretaría, "Shoom".

Muchos pueden pensar que todas sus canciones se escuchan igual, pero es porque tienen un hilo conductor y elementos parecidos y justo eso, es lo que ha consolidado el sonido de TR/ST. A pesar de eso, las versiones de sus temas esta vez parecieron un poco diferentes de cuando las tocó en el Pasablondie; sin embargo, la euforia fue total.

Incluso se aventó al público que pudo mantenerlo entre sus brazos algunos segundos. Enfundado en un jumpsuit súper moderno, Alfons y compañía demostraron que su música es de Canadá para el mundo.