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Hay que festejar que se invente un nuevo festival de música en la Ciudad. Este tipo de eventos siempre son bien recibidos y sirven como nuevo pulmón a la vida de la selva nocturna. Así fue Transferencia Vo. 1 en el Foro Indie Rocks! Ahí, un público curioso se dio cita para descubrir el sonido en vivo de algunas bandas emergentes y también para confirmar a bandas con más trayectoria.
Hacer una crónica lineal de la noche del pasado domingo 8 de diciembre, sería contradecir la atemporalidad y respiración propia de esas horas en las que pasaron frente al escenario bandas que si bien cada una fue distinta con rasgos particulares, todas estuvieron unidas por el alma psych rock actual.
En toda la noche el Foro estuvo ¾ de lleno, quienes no se animaron a ir, se perdieron de vivir una noche muy intensa y su esqueleto se los reprochará pues aquí se bailó hasta la última canción.
La banda que logró conectar más con el público fue Jet Nebula. Nos mostró que tiene bien claro su focus musical, mismo que entiende que se debe acompañar con energía total y otros detalles en vivo. Sus visuales se ven trabajados, hechos con sentido para acompañar la música. La banda asaltó el escenario para capturar la atención de todo el público con esas guitarras potentemente distorsionadas. En esta agrupación, la batería también juega un papel clave, pues suministra de vitalidad el sonido puro. Jet Nebula lleva el caos psicodélico y el estruendo musical a otro nivel.
La Era de Acuario mostró sus capacidades musicales frente a un público que por momentos resultó tibio. O si se desea se puede plantear al revés. Presencia en el escenario le sobra a esta banda capitaneada por guitarra, bajo y batería. Además, claro, de dos voces precisas que suman densidad a una propuesta que viene de la música psicodélica de los 60 como Jefferson Airplane; pero que se combina con toques grunge. Éste detalle pone peso a su música y es un toque que las caracteriza.
Iluminados por luces púrpuras, que ya entrados en el trance musical hacían pensar en lo etéreo, se presentó El dorado. Banda que pasó por la psicodelia, el garaje y un rock que parecía muerto pero que con ellos vemos que sobrevivió o renació. Quizá porque abrieron la noche y no es sencillo hacerlo, fue que se les vio muy alegres, interactuando con el público, como llevándolo de la mano hacia descubrirlos.
Louis Goodman y Vaya Futuro estuvieron más en la misma sintonía con el público. Las dos agrupaciones en su momento despegaron no de inmediato, pero cuando lo hicieron derrocharon talento. En el caso de Vaya futuro, una energía al más puro estilo cyberpunk se apoderó del escenario, donde la batería marca la línea hermosamente caótica que mostraron. Un caos “estructurado”, propio de una idea musical clara y compleja. Por su parte, Louis Goodman, fieles a su propuesta psych rock, buscaron conducir a un viaje introspectivo.
Mystic Braves cerró la noche, la banda más esperado tuvo la casi mala suerte de encontrarse con un poco menos del público que se dio cita durante casi toda la noche; pero no fue negativo, pues quienes ahí estuvieron valían el doble. Garage y psicodelia ejecutadas por maestros por los que el tiempo no pasa. Parece que tocaron menos tiempo que el resto de las bandas; pero no fue así, tal como fue la noche, en un momento se perdió la noción de los minutos transcurridos y su música quedó flotando en el aire, como polinizando planetas y meteoritos.