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Todos Tus Muertos es una de esas contadas bandas latinoamericanas en activo que pueden presumir una gran etiqueta de grupo legendario. Su mezcla de ritmos y géneros que van desde el punk, el reggae, el ska y varias vertientes, sumada a un discurso subversivo que no mengua, llevaron a los argentinos a ganarse el respeto y admiración de un público que hoy sigue otorgando su apoyo incondicional. Ayer, con un Foro Indie Rocks! a tope, Todos Tus Muertos dejó claro que no muere.
Pasadas las 21:30 H, el austero escenario recibió a los sudamericanos mientras los asistentes pedían a la banda coreando una parte del ya clásico "Andate". El festejo fue por partida doble. Por un lado, el Día Internacional del Músico y por el otro, el aniversario 25 de esa gran joya que lleva por nombre Dale Aborigen; tercer material de estudio de Todos Tus Muertos que hoy podemos nombrar como uno de los mejores discos que nos ha dejado un grupo argentino.
"Torquemada" abrió la noche. La respuesta fue inmediata. La mayoría de los presentes coreaba a todo pulmón y así fue en prácticamente todo el show. Más de tres años esperamos en la ciudad para el retorno de Todos Tus Muertos, tras su presentación en el Vive Latino 2016, que marcó también el regreso de Fidel Nadal al grupo que, a mi entender, pierde esencia sin el vocalista.
La gran respuesta del público siguió al corear "Incomunicado", de LP de 1991 Nena de Hiroshima. Punk clásico que puso a prueba la garganta de los fanáticos. El slam, cabe decir, un tanto insípido. Fidel brincaba, notablemente gustoso. Se dejó escuchar más furia con "Dale Aborigen". Con temas como éste no queda más que bailar y cantar. Aún así, aunque se esperaría el desmán en la pista, éste no se presentó del todo.
El cambio de ritmo fue con "Hijo Nuestro". De pronto, el espíritu latino se asomó en el lugar cuando la mayoría cantaba ese "Guantanamera" (de la leyenda cubana Compay Segundo) que todos nos sabemos.
De su álbum debut homónimo, "Gente que No" continuó con la protesta, ligado a un pequeño e improvisado popurrí de cumbias. Ya para entonces era complicado moverse libremente. "Esta canción es para Nelson Mandela" dijo Nadal para dar paso a otro de sus clásicos. El reggae llenó el recinto y nos dejó un momento de pasividad que siempre es bienvenido.
Todos Tus Muertos seguía dando de sí. Sus seguidores respondían. Más punk, más reggae, más hardcore, más temática política, más desaprobación. Una dictadura deja en los países que la viven una cicatriz perenne. La lírica del grupo es muestra clara de lo anterior.
Revolución, África, libertad, Patrice Lumumba, Malcolm X, las Panteras Negras y más en "No Más Apartheid". Previo al tema, Nadal explicaba la razón política del porqué una de las estrellas en el jersey de la selección de fútbol de Argentina no tiene valor. Finalmente, no se podía esperar discurso subversivo menor por parte de Todos Tus Muertos.
Así, el set iba mostrando la variedad de estilos del grupo con temas que fueron desde el reggae de "Besos de Seda", al hardcore de "El Camino Real" o "La Gente que Puso la Sangre" (todas del LP El Camino Real). A continuación, anticipado con un "ésta canción habla de la época en que secuestraban y mataban a la gente en Argentina", llegó "El Chupadero" y su contundente final que dicta que no hay salvación para el pueblo sumiso.
Así con temas como "El Espejo", "El Féretro", "Rasta Vive"—de las más coreadas de la noche—, o "Todo lo Daría", Todos Tus Muertos dio prueba de su versatilidad, mientras se acercaba el final.
Las canciones que llevaron al grupo al éxito y a la noche a su clímax se dieron cita. "Andate" o "Trece" para el baile (que a parecer de quien escribe no correspondió a la energía de la música) y el cierre con el bien conocido y querido "Tu Alma Mía / Adelita"; un imprescindible en el soundtrack de toda una generación.
Así, Todos Tus Muertos demuestra que no morirá, por mucho que vaya y venga, se separe, o tomen descansos prolongados. El quinteto argentino es garantía de un show enérgico y tranquilizante a la vez. Su mensaje es claro y honesto. Se agradece que sigan existiendo bandas así. Quien escribe éste texto las cree necesarias siempre, pero sobre todo en tiempos como los actuales, donde las venas de América Latina siguen abiertas y en movimiento.