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Con una Les Paul morada, una Gretch roja como las brazas del averno, una batería plateada y un contrabajo adornado con diseños de flores, Los Pardos puso al público camino al infierno.
Tocando acordes de poder, riffs con distorsión, palmas golpeando rápidamente al contrabajo, baterías bien versátiles, casi virtuosas, acompañadas por cantos más acercados a la palabra hablada, este cuarteto de la CDMX sacudió a los primeros visitantes.
Muy poca gente a esta primera hora, pero eso no impidió que Los Pardos se liberara arriba del escenario.
Trompeta, batería únicamente con bombo y tarola, guitarra acústica, contrabajo color vino y una Telecaster en blanco y negro, es lo que utilizó Eddie y Los Grasosos para alocar al público y provocar aplausos sobre la marcha.
Con Dani Oso dibujando increíbles figuras en guitarra, Johnny Patán trepándose al contrabajo, Dr Chris Twist haciendo maroma y teatro en tarola y platillo, Jazz pegando coquetos coros, Eddie Wolfman cantándole a todo pulmón y contando chistoretes cada tanto, juntaron al frente del escenario a todo el público antes distanciado.
Y así fue como la noche ya se encontraba con el ambiente perfecto para que Tiger Army nomás se plantara en el escenario para terminar de volver locos a todos en El Plaza casi a reventar.
Los primeros minutos de Nick 13, Djordje y Mike Fasano en el escenario fueron rápidos, contundentes y con pocas palabras, muchas guitarras rasposas, bajos más profundos que el mar y voces agudas al estilo de los 90.
Retrofuture además de traer 13 nuevas rolas, también trajo un tour con una tunda de grandes clásicos, “Outlaw Heart” y “Never Die” de su mero primer disco, “Cupid’s Victim” y “F.T.W” de su Tiger Army II: Power of Moonlite, un agasajo para los fans más antaños.
Las rolas nuevas también reclamaron aplausos, gritos y baile, “Devil That You Don’t Know”, “The Past Will Always Be” y, por supuesto, “Mi Amor La Luna” coleccionaron una serie de coros, sonrisas y movimientos corporales desenfrenados de parte de su público.
Después de poco más de hora y media, tres cambios de guitarra, dos encores y muchas palabras de amor hacia nuestro país, Tiger Army despide su último concierto del año, de la década con “Where The Moss Slowly Grows”.