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Jueves 27, de esos días raros donde sale el sol, y decides no cargar chamarra, llega la tarde y una nube gris cubre toda la ciudad, en seguida la lluvia comienza a alterar la movilidad y en fin, algo a lo que ya estamos acostumbrados, de pronto se hace de noche y es hora de partir al Pepsi Center WTC, un pequeño gran escenario que para muchas bandas representa un peldaño imponente, rumbo al ascenso a las grandes ligas, y para bandas extranjeras es como un “la estás armando en un país que los quiere”. Para los londinenses este escenario significa “México también es su casa”. Luego de su participación como headliner en el festival Pulso GNP en Queretaro, The Vaccines llega a la ciudad de México para seguir dándonos el placer de escuchar Combat Sports el que para mí gusto, es un álbum nuevo con raíces viejas, aquí podemos recordar bastante de lo que fue What Did You Expect from The Vaccines?.
Los Blenders se encargó de empezar a calentar el escenario, mismo que lució un letrero bastante peculiar, papel brillante al estilo de los años 80 cubría la palabra The Vaccines, y la multitud empezaba a crecer justo para presenciar otro acto de los londinenses. Tras dar las gracias, Los Blenders dejó al público para dar paso a The Vaccines, fue cuando una luz morada acompañada de una melodía tétrica, atrajo la atención de todos los asistentes, gritos y caras de expectativa llenaron el Pepsi Center WTC, sin esperarlo, toda la escena se convirtió en una pista de baile cuando sonó "Dancing Queen" –really?– tarareando el coro que todos nos sabemos por nuestros papás, tíos etc, la multitud bailaba y por un segundo nos remontamos un tonto a películas tipo Saturday Night Fever, ¿era eso lo que quería lograr la banda? en fin, cuando el humo se hizo más espeso, Justin Young, Freddie Cowan, Árni Hjörvar, Timothy Lanham y Yoann Intonti dieron inicio a lo que fue, un concierto enérgico y por demás bailado por el público. "Nightclub" fue la pieza con la que comenzó todo este espectáculo, bastante bien elegida para apropiarse de cada uno de los espectadores, y no soltarnos hasta el final.
Era bien sabido, para todos los asistentes, que temas como “Wreckin’ Bar”, “Teenage Icon” y “No Hope” son sinónimo de euforia, saltos hasta el techo y pulmones cansados de cantar, mientras algunos escapábamos del slam que los más entusiastas armaron mientras el ímpetu de Young se desbordaba por la orilla del escenario aumentando la adrenalina traducida en saltos y empujones descontrolados. Para la primera media hora del concierto, el calor ya empapaba la ropa, entonces otro tipo de calor, no sofocante, sino embelesador vino con "Wetsuit", donde más de uno cerró los ojos para enredarse en la voz de Justin que acariciaba a su público y nos remontaba a sus inicios en 2011.
Lanzando miradas sugerentes, cantando a cada parte, de extremo a extremo del escenario, Justin Young fue, una vez más el frontman entregado al momento, modulando su voz con cuidado y a su gusto, mientras simpatizaba con los espectadores. Varias fueron sus palabras para el público mexicano, pero justo antes de presentar “Your Love Is My Favorite Band”, Young nos declaró su amor y los gritos recorrieron todo el recinto.
Esta noche, poco distaba de la potencia con que se presentaron hace en tres años en El Plaza Condesa, a lo largo de la hora con treinta minutos, la agrupación inglesa desmenuzó lo mejor de su repertorio, “Post Break- Up Sex”, “I Always New” e “If You Wanna” fueron piezas que no podían faltar en su setlist, pero claramente, Combat Sport era la estrella de la noche, de este material resaltaron “Surfing in the Sky”, “Put It On a T-shirt", “Take It Easy” y claro, “I Can’t Quit”, siendo esta la que dio paso al encore, donde los últimos temas bajaron el ritmo agitado que todos (al menos yo si) los admiradores cargamos durante todo el concierto.
Volviendo al escenario, sin bandera de México –no sé porqué– The Vaccines nos regaló sus últimos momentos con nosotros. Uno de los temas finales, como no podía faltar, “A Lack Of Understanding”.
En esos últimos minutos de la presentación, empezaba a extrañar bastante “All In White”, para cerrar la noche, Young dio las gracias, y cantando la primera línea "Break me on the thirty-seventh hour…" sabía de cual se trataba, así, el gran final de la noche se tornó melancólico, y uno de los temas más sensibles llegó a cada fibra de mi cuerpo y no pude más que corear con todo el público a mi alrededor esa última canción.