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The Psychedelic Furs en El Plaza Condesa

The Psychedelic Furs en El Plaza Condesa

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El Plaza Condesa

Artista(s)

Una noche llena de canciones icónicas con The Psychedelic Furs.

La retromanía como diría Simon Reynolds ha encontrado un nuevo campo dentro de la música. Entre sacos, botas y camisas de vestir, El Plaza Condesa desde temprana hora se encontraba medianamente lleno por todos aquellos que se refugiaron de la lluvia, y estaban deseosos por cantar las clásicas canciones de The Psychedelic Furs.

Para comenzar a calentar los ánimos, la banda de shoegaze nacional Has a Shadow dio lo mejor de su repertorio sobre el escenario. Tocando una canción tras otra para no desperdiciar ni un segundo sobre el escenario, los originarios de Guadalajara lanzaron poderosos riffs de guitarra con efectos que sacudieron la cabeza de unos cuantos.

La espera para el montaje de los instrumentos fue un poco más larga de lo deseado, y las emociones podían sentirse en el aire. Cuando por fin las luces bajaron una ola de gritos le dieron la bienvenida a Richard Butler (voz), Tim Butler Rich Good (guitarra), Mars Williams (saxofón), Amanda Kramer (teclados) y Paul Garisto (batería).

“Dumb Waiters” fue la canción encargada de abrir la noche y ¿quién nota los 61 años de Richard Butler? si sigue haciendo los movimientos de brazos que siempre lo han caracterizado. Si bien no es un frontman que haga excéntricos bailes, sí se pasea por todo el escenario, sacude las piernas y sonríe. Muestra su alegría y saluda a todos los fans que no paran de aplaudirle. Para sorpresa de todos “Ghost in You” es la tercera pieza y los cantos se disparan, al igual que el calor en la pista, provocando que el mismo Butler se desprenda de su saco y pueda hacer movimientos de forma más libre.

La felicidad que se sentía en todo el lugar era evidente, pero fue cuando las luces azules llenaron el escenario para dar paso a “Heaven” que una armonía colectiva nos invadió. Las letras de The Psychedelic Furs están cargadas de sentimientos por lo que los abrazos y los besos entre las parejas a mi alrededor no se hicieron esperar, al escuchar los primeros acordes de “Love My Way”.

Para la mitad del concierto Mars Williams se distinguía bajo los reflectores. Detrás de sus lentes oscuros y armado con su inseparable saxofón –que cubría la mitad de su cuerpo–, demostró el dominio y la maestría que tiene sobre su instrumento, con una actitud que muchos jóvenes envidiarían, se sabía dueño del escenario y cada nota se cubría de un goce  absoluto.

“Mr. Jones”, “House” y “Angels Don't Cry” resonaron de forma contundente, dándole espacio a cada instrumento. Pero sin duda “Pretty In Pink” recordó nuevas y antiguas aventuras de todos los presentes. Siendo esta canción con la que la banda decidió tomar un pequeño descanso para regresar con más fuerza y regalarnos tres canciones más.

“President Gas” se disfrutó de manera alterada, los corazones latían con fuerza en espera de “Heartbreak Beat”. Cuando por fin tocó el turno de esta canción, la energía se dinamitó. El público se apoderó del micrófono y los brazos al aire no se hicieron esperar.

Con una enorme sonrisa de despedida, The Psychedelic Furs abandonó el escenario para dejarnos una noche llena de canciones icónicas, y un concierto que mezcló a diferentes generaciones, demostrando que cuando algo está bien hecho no hay manera de que no haga eco a través de los años.