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The Prodigy trajo nuevamente a la ciudad de México su explosivo show, teniendo como sede El Plaza Condesa y como acto telonero a Epileptics, encargado de calentar el ambiente previo a la destrucción total que causarían los ingleses estelares en esa noche.
Desde muy temprano lucía abarrotado, y con casi 20 minutos de retraso, The Prodigy aparecía en el escenario: luces azules y una enorme hormiga lucían de fondo y los primeros acordes de “Breathe” se soltaron, causando un enorme hueco en medio de la pista gracias a todos aquellos que buscaban estar lo más cerca posible del escenario, quienes brincaron y cantaron sin parar.
Con disco nuevo bajo el brazo estrenaron “Nasty” en tierras chilangas, coreada con intensidad por el público dando paso a “Omen”, tema que descontroló a todos generando un moshpit efusivo que hacía a uno fundirse entre el calor generado en la zona central de la pista.
“Wild Frontier” y “Firestarter” no permitían descanso alguno, el ambiente era inigualable, lleno de euforia, tanto del público como de la banda que daba todo en el escenario. Sin embargo, muchos se vieron ante la sofocante temperatura y los cuerpos bañados en sudor, por lo que se reubicaron más lejos para tomar un poco de aire y cerveza.
Llegó el momento de disfrutar por primera vez en la Ciudad de México los nuevos temas del nuevo álbum The Day Is My Enemy, como “Roadblox”, “Rock Weiler”, “The Day Is My Enemy” y “Get Your Fight On”, uniéndolos con un poco de dubstep y drum and bass a la par que las luces estroboscópicas nos llevaban a la locura.
Los temas de antaño fueron los que nos volaron la cabeza. “Vodoo People”, “Run With The Wolves” e “Invaders Must Die”, aunados al éxtasis de la gente que parecía contar con potencia ilimitada en su cuerpo, pues el moshpit no dieron lugar a ningún receso.
Una iluminación violeta introdujo a “Poison”, una de las rolas que hicieron retumbar el recinto con los gritos del público, para que después The Prodigy nos diera una estocada final con “Smack My Bitch Up”.
Luego de un breve descanso que permitió regenerar el desgaste de nuestros cuerpos, “Their Law” continuaba con la presentación, notándose cierta “hermandad” entre los miembros del moshpit, que al final de cada canción celebraban con un hi five o un abrazo. La alegría que invadía nuestra alma era infinita.
“No Good (Start the Dance)” y “Wall of Death” calentaron de más el ánimo de algunos, quienes se batieron en una ligera riña. Sin embargo, en el cierre del concierto, “Take Me to the Hospital” fue el verdadero vencedor. El tema liquidó la energía de todos los asistentes. The Prodigy se despidió del público mexicano con un outro de “Out of Space”.
Este fue un concierto increíble que bañó a los asistentes en sudor. The Prodigy nos demostró que está más vivo que nunca y que por algo es el acto que cerrará esta noche el Vive Latino. ¡Por nada del mundo se lo vayan a perder!