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Era 1988 y una banda llamada The Dead Milkmen, filmaba un video musical en una ex penitenciaría de Filadelfia para la canción “Punk Rock Girl”. Sin saberlo, estaban por pasar a la historia. Siete años habían pasado desde que MTV debutara con su lema: “Por cable. En estéreo”, con sus videojockeys presentando videos musicales 24 H al día. La algarabía se mantenía con el canal que daba voz a una generación de supuestas equis. Un día, “Punk Rock Girl” fue escogida como el highlight de la semana, la canción más pedida del canal más popular entre la juventud, era también la primera canción de punk rock en traspasar la barrera hacia la televisión. El underground comenzaba su ascenso.
Si 1991 fue el año en que —generalizando un poco— el rock alternativo desbancó al pop de Michael Jackson a través de Nirvana, 1994 también sería un año importante para los ideales del Do It Yourself: Smash, el tercer álbum de estudio de The Offspring, salía a la venta a través de Epitaph Records. California y sus patinetas estaban en el mapa otra vez. Hasta la fecha, es el álbum de una disquera independiente más vendido de la historia. Smash lo tenía todo. Tenía rabia punk, letras en donde se problematizaban aspectos mundanos. Hasta tenía momentos de bajar el ritmo. Acerca de esto Kevin “Noodles” Wasserman dijo en una entrevista para la Rolling Stone.
Cuando estábamos escribiendo 'Self Esteem' no lo entendía del todo. La estructura de la canción me parecía extraña. Estábamos acostumbrados a tocar realmente rápido… lo más rápido que podíamos”.
Es ese melodismo no tan crudo, lo que hizo que The Offspring llegara a lo más alto. Años después —en 1998— sacarían el Americana, un disco que podía agradar a un niño de siete años, o a adolescentes incomprendidos y viejas glorias del punk. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, cinco, ses.
Los años pasan y la nostalgia reverdece los gustos. Después del Conspiracy of One del 2000, The Offspring pasó por un periodo “oscuro” en los 2000, cuando, quizá, no encontraban su lugar en el mundo. Los 90 habían terminado y el punk rock californiano era desplazado por muchachos que cantaban sobre la inteligencia de policías de Nueva York y lo que había dicho una chica la noche anterior. Pero el 2019 es una historia diferente, y el Pepsi Center WTC de la CDMX, presentaba un sold out para ver a sus ídolos. Esta es una aseveración temeraria, pero creo que el mejor género para presenciar en vivo es el punk. Cualquiera se puede unir a los gritos distintivos de “uoh oh oh”. El ambiente era el propicio y la banda de California lo sabía.
El setlist no podía decepcionar, “Americana”, “All I Want”, “Come Out and Play”, “It Won’t Get Better” y “Want You Bad”. Parecía una de esas recopilaciones con las que introduces a un neófito a una banda. The Offspring sigue sonando igual. Sigue teniendo la energía que los catapultó a convertirse en símbolos. No hubo un solo momento durante la presentación en donde no hubiera centenares de celulares por los aires para capturar una canción en dudosa calidad, pero invaluable pertenencia sentimental. Lo indispensable para decir: "yo estuve ahí". “Original Prankster”, un cover de “Whole Lotta Rosie” de AC/DC y “Bad Habit”. Un domingo de octubre que, ojalá, se hubiera extendido lo más posible.
Y de repente, empezaron las percusiones. Gritos por reconocer un patrón rítmico impregnado en la memoria. Pelotas de playa aparecieron para rebotar entre las manos de los asistentes que por un momento se trasladaron a las costas de Huntington Beach mientras coreaban. “My friend’s got a girlfriend, man, he hates that bitch…”. Una fiesta descolocada, The Offspring es capaz de transportar a otras experiencias, recuerdos, amistades y amores del pasado. Y también de crear nuevas memorias para la posteridad. Después del encore, “You’re Gonna Go Far, Kid” recordó que en el 2008 también hacían canciones y, para terminar, aquella canción de estructura extraña, de ritmo más pausado que “Noodles” no entendía: “Self Esteem” cerró un concierto del que pocos se pueden quejar.
Tal vez fue “Punk Rock Girl” una de muchas semillas que germinaron el camino para que el punk rock saliera de los lugares improvisados para tocar, pero sin lugar a dudas, The Offspring está, junto a otros como NOFX, Bad Religion, Green Day o Rancid, en el pedestal de encumbrar a una ciudad, una cultura y a todo un género.