Favoritos
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
Tras un retraso de más de media hora, una considerable hueste metalera pudo acceder al recinto del Foro Indie-Rocks, para presenciar en vivo a The Iron Maidens, la única banda tributo a esta legendaria agrupación inglesa, integrada exclusivamente por mujeres.
Los encargados de calentar motores fueron las agrupaciones mexicanas Polar Suns, The Ripper y Sky Symmetry (estos últimos promocionando su más reciente material). Cada una de estas bandas ejecutó breves setlists de entre 4 y 6 canciones, recibiendo una moderada recepción por parte de los asistentes que ya ansiaban ver al quinteto originario de Los Ángeles, California.
Al concluir la presentación de las bandas nacionales, y tras otra media hora de retraso, alrededor de las 11:06 iniciaría la presentación del grupo estelar, enmedio de algunos problemas técnicos que se fueron solucionando paulatinamente. El recorrido Maidenesco inició con Aces High, para continuar con Die With Your Boots On y Revelations. Al finalizar esta, la vocalista Kirsten “Bruce Chickinson” Rosenberg charlaría con el público, usando algunas palabras en español como “Chido Banda”, y anunciaría que tocarían a continuación 22 Acacia Avenue, que ejecutaron entre nuevos problemas técnicos y un par de vulgaridades que un sector de la audiencia les gritó. Se produjo una pequeña pausa para que la vocalista hiciera un cambio de vestuario, y saliera enfundado en un uniforme de la caballería británica para presentar uno de los clásicos del grupo inglés: The Trooper, la cual interpretaron mientras ella ondeaba la bandera de Inglaterra. The Duellists sería el número que seguiría a continuación, acompañado de The Prisioner, donde la bajista Wanda "Steph Harris" Ortiz sufriría un contratiempo con su bajo, que fue atendido rápidamente por su crew.
Luego vendría otro clásico: Wasted Years, que hizo que la audiencia se desviviera en gritos y aplausos, sobre todo cuando en el escenario apareció un “Eddie” con pistola láser y todo el look propio de ese álbum. Al término de esta, nuevamente Kirsten charlaría con el público, esta vez para comentar que hacía muchos calor y brindar con una cerveza a la salud de la audiencia. Luego, se escucharía la voz que marca el preludio para Alexander The Great, épica que la banda ejecutó con soltura, y donde el dúo de guitarristas Courtney “Adriana Smith” Cox y Nikki “Davina Murray” Stringfield aprovecharon para darse vuelo.
Aquí cabe mencionar que el setlist que la banda presentó fue muy balanceado, ya que no sólo se enfocó en incluir los clásicos más conocidos de la banda (aquellos que no pueden faltar en un concierto), sino que también incluyó otras piezas emblemáticas de Maiden, que en raras ocasiones pueden apreciarse en vivo, tal como fue el caso de la rola Purgatory, que data de los primeros discos de los ingleses, y que nos permitió apreciar el rango vocal de Rosenberg en todo su esplendor.
La voz de Vincent Price comenzó a oírse en el audio local, para dar paso a un clásico metalero de todos los tiempos: The Number of The Beast. Y la audiencia enloquecida brincaba y gritaba, mientras un diablito aparecía en el escenario saltando a un lado y otro del mismo. Y en uno de los momentos climáticos de la noche, a este número le seguirían un par de canciones himnos de la banda, que serían coreadas por el respetable: Fear Of The Dark y Phantom of the Opera.
Al término de esta última, Kirsten procedió a presentar a todas la integrantes de la banda (de quien solo nos faltaba mencionar a la muy competente baterista Linda “Nikki McBURRain” McDonald), para arrancarse con el bloque final que incluiría Hallowed Be Thy Name y Iron Maiden, donde ya el público se había entregado totalmente alzando los puños y moviendo la mata con mucha energía.
Eran las 12:30 y el concierto había llegado a su fin. No hubo encore, la banda se despidió con una reverencia, regaló algunas plumillas, un par de playeras y hasta una taza. Y eso fue todo. En el audio local comenzó a sonar Always Look on the Bright Side of Life de los legendarios comediantes Monty Python, y poco a poco, el recinto se fue vaciando, para emprender el camino a casa tras un show lleno de poderío, pesadez y algunos toques de nostalgia (sobre todo para aquellos asistentes mayores de 30 años).