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Noche tranquila en el Pepsi Center WTC, afuera la gente no se amontonaba ni se peleaba, no iba a ser un lleno para The Human League, pero tratando de verle el lado bueno a las cosas, disfrutaba de la comodidad de un recinto semi-lleno. Los últimos meses nos han traído una sucesión de visitas por parte de grupos británicos pioneros del new wave, han desfilado por nuestro país OMD, Erasure, un grupito llamado Depeche Mode y ahora The Human League, conjunto recordado por sus vestimentas exóticas, que los ponían más del lado de otros grupos con look andrógino como Culture Club, y el resto de la escena de los new romantics a principio de los 80.
En pleno 2018 y a las afueras del World Trade Center de la CDMX, se paseaban algunas personas en sus looks goth y punk, con harto rímel negro, había pelo tipo Robert Smith por todos lados. Puntualmente aparecieron en el escenario Joanne Catherall, Susan Ann Sulley, y el líder Phil Oakey para interpretar el primer número de la noche, “Sky” (única canción que se escuchó de su último disco Credo). Había comenzado la primera presentación de The Human League en México y el público estaba sediento de buen new wave, algunos seguramente habían esperado décadas para este momento. Sonaron las características vocales de Catherall y Sulley en “Mirror Man”, quiénes flanqueaban a Oakey portando largos vestidos negros elegantes, moviéndose en vaivén al ritmo de otros clásicos que se escucharon esta noche, como “Heart Like A Wheel” y “The Sound of the Crowd”.
“Por años y años hemos tratado de venir”, dijo Oakey a manera de disculpa antes de la rola “Open Your Heart”. El audio del Pepsi Center sonaba bastante bien y el público pudo disfrutar el ritmo de la batería electrónica que acompañó al conjunto, así como no uno, pero dos keytars, en toda su gloria; era fácil distinguir las vocales de tanto Catherall como Sulley, y la voz de Oakey se escuchaba potente y clara con todo y sus 62 años de edad. Se aventaron un prendido cover de “Behind The Mask” de la banda electrónica japonesa Yellow Magic Orchestra, con Oakey en un entallado vestido amarillo, con botas negras hasta las rodillas, y emocionaron a su audiencia con la canción “(Keep Feeling) Fascination” del EP Fascination! (1983).
Dare fue el álbum referente de la noche, se escucharon la mencionada “The Sound of the Crowd”, también “The Things That Dreams are Made of”, “Open Your Heart”, “Seconds”, “Love Action (I Believe in Love” y claro que no podía faltar “Don’t You Want Me”. Fueron las canciones más coreadas y no cabe duda que sigue siendo un disco que muchos mexicanos recuerdan con cariño, mientras que otros lo recordarán como el álbum que el gran crítico Lester Bangs estaba escuchando cuando falleció… no es necesario aclarar que su fallecimiento no tuvo nada que ver con la calidad del disco.
“Human” fue otro momento de éxtasis para los asistentes, si bien el segundo, y último, número uno de la banda en E.U.A. (llegó en 1986, cinco años después de Dare) puede parecerle a uno un estereotipo ochentero de 3 minutos y medio, viendo como la disfrutaban los cincuentones a mi alrededor, uno solo puede imaginar como un hit de semejante magnitud puede hacerle recordar a otras personas de algún momento, algún lugar, o alguna persona.
Antes del encore, pegué una carrera al baño para disfrutar las últimas dos rolas en paz, y ahí, en medio del baño para caballeros, estaba ni más ni menos que Su mismísima "Majestad Imperial": Julián Lede, subiéndose los pantalones, pensé “miles han visto a Silverio encuerarse sobre el escenario, pero quién ha visto a Silverio vestirse?”, lo tomé como una señal de la buena suerte (por desgracia no se me ocurrió preguntarle sobre el concierto). Regresé de aquel momento surreal y The Human League estaba cerrando el concierto, “este es Giorgio Moroder”, dijo Oakey y por un segundo pensé que el legendario productor italiano iba a aparecer sobre el escenario, pero no fue así, y la banda cerró con “Together in Electric Dreams”, una canción que, efectivamente, fue una colaboración entre Moroder y Oakey en 1984. Había terminado la primera presentación en México de estas leyendas del new wave, y una pequeña parte de su público mexicano dio fin a una espera interminable.