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The Dears, infame banda canadiense de mediados de los noventa, es conocida por realizar conciertos que provocan toda una catarsis instantánea –tanto para los de arriba como para los alocados fans abajo del escenario– son tan estridentes, increíblemente ruidosos y tan potentes emocionalmente que quizás por eso han llenado cada uno de los tantos conciertos ofrecidos en la Ciudad de México y el de este miércoles en el Foro Indie Rocks!, por supuesto, no fue la excepción.
Mientras muchos asistentes permanecían en las mesitas del pequeño patio del Foro, platicando y bebiéndose unas cuantas cervezas, afuera había una enorme fila de ansiosos fanáticos entrando de a poco, dirigiéndose sin escalas directamente al escenario para agarrar buen lugar y ver lo que habían estado esperando por cinco largos años, así fue como sigilosamente se llenó por completo el Foro Indie Rocks! y para los que prefirieron quedarse a socializar en los asientos de madera del lugar fue difícil encontrar un espacio conveniente para disfrutar el show.
"Taking It to the Grave” del más reciente disco empieza la masacre, cuando “Whites Only Party” del Gang of Losers comienza a sonar es cuando los fanáticos lanzan gritos de excitación sufriendo las consecuencias de un concierto de The Dears, se escucha el sencillo “I Used to Pray for the Heavens to Fall” y el asunto sigue un poco plano, pero al preciso momento en el que suenan los acordes de “Who Are You, Defenders of the Universe?” los gritos se vuelven cada vez más intensos, The Dears está matándolos a todos, pero la gente responde con sonrisas y aplausos; de repente todo este chistecito comienza a elevarse cada vez más y más sin dejar caer nunca la gran euforia, pues la catarsis ya comenzó.
Hay que tomar en cuenta que cuando una banda evoluciona no significa que tenga que hacer lo más vanguardista, porque al final del día la música no es algo que deba forzarse o el resultado no tendría esa alma necesaria para despedazar de emoción a sus fanáticos como pasó la noche del miércoles. Con “Of Fisticuffs”, “All the Hail Marys” y “1998” nos demostraron que le han dado un giro a su sonido, no es a lo que nos tienen acostumbrados, pero estas canciones tienen esa esencia contundente en vivo ya patentada por la banda, el público se mantenía calmo mientras las tocaban, pero le dieron su sello de aprobación con fuertes aplausos y gritos eufóricos, claro algunos pidiendo sus canciones favoritas pero en general las nuevas fueron muy bien recibidas.
Para el final, Murray Lightburn sale a terminar la fechoría con el solo de su guitarra acústica, aventando al aire los versos de “There Goes My Outfit” y “Omega Dog”, mientras los presentes comienzan a derretirse y liberar todo ese líquido por sus conmovidos ojos. Todo esto se acaba cuando Lightburn agarra su guitarra eléctrica y a la mitad de “The Second Part”, Natalia Yanchak junto con Jeff Luciani se le unen para darle fin al concierto interpretando “22: The Death of All the Romance”.
Estos canadienses son una de las grandes bandas de la música independiente, increíble que después de tanto tiempo sigan jalando grandes tumultos de fanáticos descontrolados, por supuesto hoy día estos devotos escuchas ya son unos chavalos treintones –y pa’ arriba– ¡pero vamos!, hace más de 20 años que esta banda se formó y fue hace ya 10 años de la primera vez que vinieron a México, está bien, es normal, la vida sigue.