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“La única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas y entonces se ve estallar una luz azul y todo el mundo suelta un ¡¡¡Ahh!!!”, On the Road de Jack Kerouac.
Ardíamos, explotábamos, nos quemábamos, fuego, fuego, fuego, se encendieron las luces, salimos extasiados, rostros exhaustos, ojerosos, despeinados, prendas desacomodadas, afuera también hacía calor, adentro The Chemical Brothers acababa de hacer que funcionara (“brothers gonna work it out”), lo galvanizó, lo desempolvó, lo conectó, lo desconectó, lo volvió a conectar, lo rompió y lo volvió a armar, lo dejó caer, lo atrapó en el aire, y al final lo colocó en su pantalla, resplandecientes letras azules sobre fondo negro, “el amor es todo”.
Al principio expectativa, expectativa que se transforma en desesperación, desesperación por ver al dueto británico, desesperación por ver las imágenes en su pantalla, desesperación por bailar, tras la pasada por Corona en 2018 (un escenario que les quedó chico), el Pepsi Center WTC quiere temblar, chiflidos al acto abridor, los hermanos químicos son imponentes, su nombre impreso en playeras es iconografía para algunas generaciones, la hora ha llegado, una pista contemplativa que advierte “Tomorrow Never Knows” (Junior Parker), mañana quién sabe que suceda, ahora hay que darle, vamos, “Go”, celulares arriba, manos descontroladas, el cuerpo vibrando, los visuales son abstracciones, arquitectura digital verde fosforescente con humanos rosas brincando sobre ella, sonido nítido, energía concentrada, “Free Yourself”, “Chemical Beats”, después el rave, “MAH”, estoy tan loco como el infierno y no voy a seguir soportándolo, luces blancas sobre una multitud oscura, cientos de manos hacia arriba, cuerpos retando la gravedad.
Quién empuja, quién avienta, quién grita, unos salen, otros van hacia adelante, gritos de euforia, gritos de emoción, de adrenalina, de locura, gritos contenidos al fin libres, sudor en la espalda, en el cuello, en el cabello, más gritos, “EML Ritual”, “Swoon”, “Temptation”, libres como la pareja que se persigue en “Swoon” y se funden en uno como se une esta pista con “Temptation”, manos moviéndose lentamente, quieren tocar el cielo, pero estamos en la tierra, conciencia expandida, velocidad del sonido, escape, fuga, huimos, corremos, en “Temptation” nostalgia de Trainspotting, este es el rave esperado, la promesa que se hizo con la música electrónica, un lugar en donde estar y del cual nunca volver, sueños, esperanza, alegría, más sudor, mañana no sabemos, The Chemical Brothers en vivo, ahorita, aquí, no solo es Ed Simons y Tom Rowland, también el genio de los visuales Adam Smith, y el equipo que produce este performance, porque aunque concierto, es un performance, un manifiesto: aquí y ahora, arte audiovisual, abstracción, puntillismo, minimalismo, futurismo, manga, arte bizantino.
Lásers, confeti al aire, pelotas, celebración, nos atrapan, nos sueltan, nos levantan, nos dejan caer, nos colocan, estoy flotando, viajo sobre la multitud, veo las caras de éxtasis, las sonrisas, veo que Ed Simons deja su maquinaria electrónica, una escultura de sintetizadores análogos y digitales que parece nave espacial, camina hacia el frente y levanta las manos, escucho los aplausos, escucho los coros, sigo flotando, mi alma se ha desprendido del cuerpo, volteo y lo miro, ensimismado, bailando como si estuviera loco, pero aquí todos estamos locos, queremos reventar, explotar, arder, no cabemos en nuestro propio cuerpo, “Got to Keep On”, “Hey Boy Hey Girl”, “Eve of Destruction” y su coreografía visual de un enfrentamiento extraída de los power ranger, “Saturate, “Elektrobank” y “No Geography”. No importa la edad, niños, jóvenes, adultos, los de abajo, los de arriba, los de los costados arriba, están desatados, The Chemical Brothers es energía, energía que hidrata, que da potencia, que da electricidad, hace más calor, pero nadie baja el ritmo, del escenario bajan los robots arrojando sus rayos láser, celulares arriba, pantallas blancas atrapándolo, se lo quieren llevar, pero lo que pasa aquí no hay manera de volverlo a tener, es el presente.
Después de “C-H-E-M-I-C-A-L”, “Leave Home” y “Block Rockin Beats” se marchan, pero nos quedamos esperando, “deben venir un par más” dice él, y sí, están de vuelta, sobre morado y mientras ejecutan “Got Glint?” proyectan un letrero que afirma: “Agárrate Fuerte México”, el cierre es así de potente, “The Private Psychedelic Reel” es el último jalón, lo sospechamos, lo estamos sintiendo intensamente, toda la energía hacia este momento, hacia donde mire hay placer, están resplandeciendo, “ardiendo como fabulosos cohetes amarillos”.
Y así fue como salimos, con el brillo que el dueto nos dejó, con la esperanza de encontrar esa misma tierra prometida en todo lugar, y con una respuesta a tantas incógnitas, “el amor es todo”.