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La voz humana es probablemente uno de los sonidos más fascinantes que existen. Desde nuestro interior y hacia afuera, creamos y recreamos a diario nuestro propio sonido, materia invisible, huella de que existimos y de que no hay y nunca habrá otro como nosotros. Los alcances de nuestra voz, en la mayoría de los casos son desconocidos, ¿Qué podríamos hacer con ella si jugáramos y la dejáramos ser en su totalidad? Magia en forma de canción.
Tamino, músico belga-egipcio, es, sin duda, un experto en la alquimia vocal y anoche lo dejó claro. Por primera vez, el artista se presentó en México con dos fechas abarrotadas en el Foro Indie Rocks! dónde encontró un público que ha esperado por años para presenciar en vivo una de sus hipnóticas presentaciones.
Desde una hora antes del show, los asistentes comenzaron a llegar, formando una fila que le daba la vuelta al recinto, en espera de encontrar un buen lugar para disfrutar de la prometedora velada. Cómo primer acto, presenciamos a Maya Burns, quien nos deleitó con su propuesta que oscila entre el folk del ranchero y bolero y la frescura del rock. Escuchamos temas como “Alligator Blues” que llenó de energía a los asistentes. Acompañada únicamente de su guitarra, Maya logra crear atmósferas cálidas y envolventes que transforman el entorno en un campo abierto, lleno de vida.
El tiempo pasaba y la hora de conocer al protagonista de la noche se acercaba. Las luces se apagaron y de inmediato el venue se llenó de gritos, se sentía la emoción en el aire. Así apareció Tamino, iluminado por una delicada luz mientras flotaban suaves nubes de humo a su alrededor. Entre aquel escenario celestial se presenciaba apenas su mirada, y fue así que reveló su voz dejando al público perplejo. “A Drop Of Blood” fue el tema que dió inicio a su presentación.
Desde Amir hasta Sahar, Tamino nos guió por una sutil danza de cantos y cuerdas incandescentes, que revelaban un aire de ensueño y libertad. Su proyecto musical se encuentra en un momento álgido, en 2022 liberó su segundo álbum de estudio, Sahar que nos comparte una energía reflexiva y texturas sonoras memorables, donde incorpora el laúd mismo que nos muestra paisajes sonoros de la cultura árabe mientras conversa con sonidos contemporáneos de una manera sinigual. “The Longing” y “The First Disciple” fueron algunos de los temas más aclamados de este álbum que sonaron anoche.
“Indigo Night” de Amir, su primer álbum, fue probablemente uno de los momentos más hipnóticos de la noche. De manera casi espectral, Tamino inundó el foro con su voz, que resonaba como un huracán etéreo. Pero el momento cumbre llegó con “Habibi” una de las canciones más entrañables del artista que fue coreada con un gran sentimiento por todos los asistentes. Aparentemente había llegado el final, fue entonces que Tamino regresó al escenario para cantar una última canción: “My Dearest Friend and Enemy”.
Escuchar a Tamino en vivo es presenciar un diálogo atemporal de sonidos místicos, que nos lleva a recordar más allá de nuestra memoria individual, una experiencia que nos conecta con una memoria ancestral.
Con la promesa de volver pronto con el resto de su banda, Tamino se despidió del público y agradeció el entusiasmo con el que fue recibido. Mientras tanto, nos queda el recuerdo del luminoso ritual de estás dos noches, prueba del talento y la algidez de la escena musical del momento.