Favoritos
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
Pronto sonaron los primeros tracks del álbum Hand Cannot Erase: “First Regret/3 years older”, seguido del single homónimo, “Perfect Life” y “Routine”; existió una cálida sincronía entre Steven con la audiencia, al recibirlos literalmente con los brazos abiertos e incitarlos a brincar de emoción. Fue un inicio muy ameno para el estruendo que se desataría a continuación.
“Index” resonó con una versión en chasquidos, invitando a todos hacer lo mismo. “Home Invasion” y “Regret” desataron el rock progresivo de escuela, resonando como puñetazos en el pecho. El clímax fue incitándose al colar rolas de los primeros álbumes solistas y clásicos de Porcupine Tree: “Lazarus”y “Harmony Korine”.
El momento inusual de la noche ocurrió con el melancólico cover de Alanis Morrisette, “Thank You”, en la solitaria interpretación de Wilson con su guitarra acústica, provocando que hasta el más rudo cantara a todo pulmón.
Las cortinas se soltaron al tiempo que el sonido cuadrafónico hizo acto presencial en “The Watchmaker”, con una acústica para decir: mis respetos. Claro está, el clímax había llegado y, por si esto fuera poco, “Sleep Together” fue decisiva para el cierre del primer encore, moviendo cráneos y cuerpos como si la audiencia fuese un puñado de marionetas sacudidas al unísono del ritmo.
El final, la parte sublime de todo acontecer en la vida, fue como un paseo de la mano con “The Raven That Refused To Sing”. Al fin el cuervo nos recitó una balada armoniosa, concluyendo la entrañable tercera visita de Steven Wilson, Nick Begs, Adam Holzman, integrando ahora a Dave Kilminster y Craig Blundell.
En definitiva, la esencia de Hand Cannot Erase es el concierto, debes estar ahí para entenderlo mejor. No cabe duda, aunque no lo exprese de tal modo, Steven Wilson ama a México.