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Últimamente las bandas de post punk en todo el mundo han encontrado cobijo en la Ciudad de México. Recientemente hemos podido ver a Human Tetris, The KVB, Poptone, Motorama y Be Forest. Ahora, llega el turno de Soft Kill y Soviet Soviet, quienes se presentaron en el Foro Indie Rocks!, lugar que poco a poco se ha convertido en el recinto favorito de este género.
Ya había oscurecido y la fila para entrar era larga. El acceso era lento por aquellos que no traían identificación, lo que me hizo pensar en algo que no lograron cientos de comerciales: la importancia de la INE. Gracias a que el flujo de gente era pausado, se podía llegar con facilidad hasta en frente, pero una vez ahí ya no había vuelta atrás. Los tres grupos habían convocado a una cantidad inmensa de seguidores.
De manera puntual salió la primera banda, Sway, un cuarteto de Costa Rica que visitaba por primera vez nuestro país. Su arribo fue con motivo de promocionar su primer EP, Imágenes Violentas. Los ticos conectaron con el público al instante y superaron todas las expectativas. Sus integrantes respondieron a la exaltación del público con gran dinamismo en el escenario. Fue tan buena la contestación que al terminar su presentación, los asistentes pidieron otra canción al grito de "chivo, chivo", término usado por los costarricenses para pedir más música. Sin duda fueron una de las gratas sorpresas de la noche y una de las mejores bandas abridores que he visto; las agrupaciones mexicanas podrían aprender de su entusiasmo y disposición.
Poco después salió Soft Kill y el Foro Indie Rocks! ya estaba su máxima capacidad. Los integrantes de la banda estadounidense eran tan peculiares como su sonido. Mientras que el bajista era parco y elegante, el vocalista destacaba por su imagen descuidada, inmensa institución y tatuajes en el rostro. Este grupo bajó el ritmo de la noche debido a su propia naturaleza, inclinada a un ritmo más aletargado y sonido introspectivo. Sin embargo, en ocasiones regalaban destellos de euforia y energía, que eran muy bien recibidos por todos los asistentes.
No sé si fue por el lugar donde estaba, pero debo mencionar que el baterista tocaba con una fuerza sobresaliente, el bajista lograba una agitación con el instrumento y las guitarras marcaban liderazgo. Tal vez no consiguieron sacar el ánimo de la gente, pero definitivamente se ganaron el respeto y la admiración de todos.
Por fin después de una larga, pero entretenida espera, salió la banda que estábamos esperando: Soviet Soviet. De manera instantánea, el público se entregó en gritos, aplausos y, sobre todo, empujones. Antes de que salieran, muchos de los asistentes se veían afligidos por el cansancio, pero de forma inexplicable desapareció la fatiga de todos.
Con la primera canción, "Endless Beauty", la gente embistió como una fuerte marea en dirección al escenario. Desde ese momento supe que el resto de la noche sería difícil, que además de disfrutar de la banda tendría que cuidar mi territorio de las sanguijuelas, o sea, las personas que buscan cualquier oportunidad para adueñarse de tu lugar. Le siguió "1990", tema que logró elevar la emoción entre los asistentes, por más difícil que pareciera. Fue tanta la demencia que, de la nada, un joven logró hacer crowdsurfing y cruzó las barras de seguridad, donde fue regresado de la mejor manera a nuestro conglomerado de caos.
Pronto pudimos escuchar "Remember Now". Giometti estaba contagiado por el alboroto e hizo lo suyo arriba del escenario. Se movía con gran libertad y su cara mostraba una satisfacción tan grande como su incredulidad al ver el libertinaje que había provocado. Sacar tu celular para tomar una foto o un video era algo casi imposible por el ajetreo y la cercanía que había entre los presentes ni siquiera nos dejaba aplaudir.
Ya a la mitad de su show, cada uno de nosotros nos habíamos convertido en figuras irreconocibles, llenos moretones, golpes y tanto sudor que traspasaba nuestras ropas. Era difícil saber de dónde provenían los fluidos y manchas de nuestras prendas. Muchos, incluyéndome, teníamos la esperanza de que la intensa actividad cansara a algunos y pudiéramos recuperarnos, pero no fue así. Sonó "Ecstasy" y todos volvieron a perder la cabeza, como si no hubieran existido esos extenuastes minutos.
La iluminación era sencilla y no había visuales, pero no eran necesarios, el espectáculo éramos nosotros y ellos, con eso bastaba. Con "Introspective Trip" y "No Lesson" seguían las sacudidas entre el público, pero ya parecíamos peces moviéndonos con la corriente, avanzando para no sucumbir.
Finalmente, Soviet Soviet se despidió con "Pantomime", canción que fue pedida a gritos por algunos desde el comienzo de su presentación. Ya no teníamos fuerza para saltar, ni siquiera para mover la cabeza, pero el grupo estaba satisfecho, feliz por haber conquistado. Se fueron con una alabanza digna de un Joy Division o Echo & The Bunnymen, comparación adecuada para una de las mejores noches para el post punk en la Ciudad de México.