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Nada como un buen bailongo para quitarse este frío. Sonido Gallo Negro lo sabe así que mientras el resto de la ciudad sucumbía a las bajas temperaturas, el Lunario del Auditorio Nacional se convirtió en un oasis lleno de calor y baile perfecto para sobrevivir a este clima invernal.
La cita era a las 2100 H, sin embargo pasadas las 20:30 H, Ali Gua Gua subió al escenario para empezar a calentar el ambiente. Ali es una reconocida DJ de cumbia, famosa por haber pertenecido a la agrupación méxico-argentina: Kumbia Queers, misma que fue pieza clave en la explosión de la música guapachosa en nuestro país a finales de la primera década de este siglo. Dicho esto se puede decir que no había nadie mejor para calentar los motores de esta fiesta. Su repertorio está lleno de joyas cumbieras: canciones colombianas, peruanas, mexicanas, etc, todas ellas rarezas del género que logran que uno se pregunte: ¿de dónde demonios consiguió ese track?, algo muy importante para los DJ y que últimamente parece que se ha perdido. Por cierto, cabe mencionar que Ali Gua Gua utiliza vinilos para mezclar, es decir, que toda la música que pone es resultado de años de búsqueda en tiendas de vinilos, quizás en tianguis como la Lagunilla o tal vez como resultado de viajes a los países que se encuentran representados en su set. El público pudo no notarlo, pero estaban ante la presencia de una verdadera artista de las tornamesas.
Una vez que el recinto ya contaba con el aforo necesario, The Cavernarios subió al escenario. Este cuarteto lleva años dentro de la escena garage nacional y se puede considerar como una banda de culto. Uno podría pensar ¿qué demonios hace una banda de rock-garage en un concierto de cumbia?: ¡Todo! No hay que olvidar que fueron precisamente las bandas de este género las que arroparon a las primeras agrupaciones de cumbia “alternativa”. Hace unos años no era raro que Sonido Gallo Negro abriera a The Cavernarios en el Alicia, lo cual fue de gran ayuda para crearle una identidad a este naciente público.
En cuanto al set de The Cavernarios no hay mucho que decir, una banda poderosa llena de pasajes instrumentales distorsionados que ocasionalmente se ven interrumpidos por una voz rasposa, increíble para ciertos lugares pero no para el Lunario, esta banda necesita el olor a sudor y gente haciendo slam para poder sacar todo su potencial.
Pasaban las 22:30 de la noche y Sonido Gallo Negro subió al escenario. Su show es el de siempre con músicos geniales, increíbles visuales (muchos de ellos están siendo diseñados al momento por Dr. Alderete) y un ambiente psicodélico que permite que tus sentidos exploten. Gallo Negro está consiente de lo que son. Sus integrantes saben que marcaron un antes y un después al introducir esta música en la vida diaria de los rockeros. También saben que ya no están en el boom de su género, sin embargo esto no significa que baje su calidad, al contrario. Sus conciertos siguen siendo igual de intensos y con la misma pasión que los que daban en sus inicios en el Foro Alicia.
Al final todo pasó, Sonido Gallo Negro demostró que no se necesita mucho para ser una banda sobresaliente. Qué importa un Lunario a medio llenar cuando lo que haces cambia (o cambió) las cosas de maneras que realmente importan. Estos muchachos nos enseñaron a bailar y por eso, y solo por eso, debemos agradecer cada que se suben al escenario a ponernos la música que nos hace, por un momento, olvidarnos de todo y nos obliga a dejarlo todo en la pista de baile.