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La expectativa era enorme para este fin de semana. Paisajes llenos de colores, un lineup lleno de leyendas de la música y una oferta gastronómica que merecía su propio festival.
Minutos después de las 13:00 H, las puertas se abrieron y la fila que ya esperaba ansiosa el disfrutar de la música y la comida, ingresaba a Jardines de México con una sonrisa y bloqueador solar embadurnado por toda su piel. El sol parecía no tener misericordia y con hasta 40 grados centígrados, el sudor hacía su recorrido hacia el suelo sin necesidad de un esfuerzo siquiera mínimo.
Gente de todas las edades llegaba al lugar, vestidos con bermudas, shorts, faldas, pareos… con la ropa más fresca que encontraron (hubo incluso quien se paseó en ropa interior durante todo el festival) bailaba en los alrededores disfrutando del delicioso sonido de Los Músicos de José, que nos pusieron a mover los pies desde las 15:25 H. El funk, el jazz y un exquisito groove encendieron los ánimos de la gente en el área General y en la VIP (gran desatino para mi gusto que esta última estuviera justo entre el escenario y el resto de los espectadores), quienes descalzos y llenos de alegría se contoneaban al ritmo de temas como “Amaneceres”, “Thanks Jaime” y “La Virgen de la Macarena”.
El ambiente era más bien familiar, habían desde niños pequeños hasta personas de la tercera edad. En sus dos escenarios: Vivir es Increíble y Bermuda que fueron tan dispares durante todo el festival, que mientras en uno escuchábamos a Diego El Cigala y bailábamos a su compás, en el otro apenas un par de personas escuchaban a Gordo’s Project sin grandes ánimos.
Hablando de El Cigala, lo que uno de los más grandes cantaores de la historia nos regaló fue simplemente sublime. Rodeado de músicos de primerísima categoría que tocaban salsa, son cubano y ritmos latinos; su característica voz inundó toda la extensión del terreno ubicado en Morelos y al tiempo que bailábamos, lágrimas y suspiros salían de manera involuntaria de nuestros cuerpos. Un par de caballeros a mi lado con nula noción de cómo marcar el “un, dos, tres” no se contuvieron y a como el cuerpo les pedía, movían los pies y las caderas. Eso se repetiría a lo largo del festival con los diferentes actos. Canciones como “Si te contara”, “Inolvidable”, “Lágrimas negras” o “Indestructible” fueron parte del setlist que el Español nos ofreció como regalo para alegrar nuestras almas y llenar de congoja a nuestros corazones, logrando que al término de su show, la gente lo despidiera entre gritos y ovaciones.
En el tiempo en el que se preparaba todo para el siguiente acto, una música característica de la región se alcanzó a escuchar desde detrás. Los Chinelos, originarios de Morelos, hicieron su aparición y con trajes típicos y su tradicional sonido sonando por todo lo alto, hicieron un recorrido entre el público haciéndolos sonreír y bailar mientras llenaban el lugar de color y emoción.
El calor apenas cedía y la temperatura descendió a los 36 grados para cuando, después de hacer un recorrido por la oferta culinaria de Solar (un 10 de 10), Kool & the Gang salió corriendo y brincando a la tarima para llenarnos de vibras de los 70 y 80. Con un sonido limpio y claro, “Tonight” fue la pieza encargada de abrir el espectáculo e iniciar la fiesta en la que se convirtió toda su presentación. No hubo un solo momento en el que la energía bajara ni en el que el show se sintiera pesado, todo lo contrario. Los 75 minutos de espectáculo nos supieron cortos, pero no por culpa de los de New Jersey, sino porque nos hubiese encantado tener una hora más llena de funk, soul, disco y R&B. Los éxitos de toda una época como “Joanna”, “Take My Heart”, “Ladies Night” y “Get Down On It” se encargaron de hacernos olvidar de que estábamos en un espacio abierto y sentirnos llevados a un salón disco con luces y atuendos llenos de color. Pero el carnaval musical tenía que llegar a su fin y “Celebration” fue el broche de oro con el que se cerró una de las presentaciones más especiales y mejor llevadas que he podido presenciar en mi vida: músicos tocando de manera magistral, una conexión con el público que pocas veces se da, el ánimo arriba en todo momento… todo logrado de manera excepcional.
La gente se movía alrededor de todo el parque, buscando bebidas, comida o simplemente disfrutando de la vista que nos regalaba el atardecer. El cielo se había nublado un poco, pero aunque un par de gotas cayeron, la lluvia no hizo presencia real y el viento terminó despejando las alturas para que un azul intenso nos llenara los ojos.
DJ Reborn detrás de las tornamesas se encargó de hacernos saber que era hora de uno de los momentos que más se esperaban: Ms Lauryn Hill tocando por primera vez en México. Previo a que la reina saliera a escena, la versatilidad de esta DJ se hizo notar mezclando R&B, rap, cumbia, reggaetón e incluso sonidos norteños. Y llegó por fin el tiempo de que Ms Lauryn apareciera frente a nosotros: ataviada con un vestido blanco, entre gritos y ovaciones, la originaria de East Orange nos emocionó cuando el “Intro” de su único disco (y uno de los más importantes de toda la industria) The Miseducation of Lauryn Hill, sonó por los altavoces acompañado de imágenes de niños y niñas afroamericanas en las pantallas. “Everything Is Everything”, “Superstar”, “Lost Ones”, “Forgive Them Father” (con un arreglo en música latina increíble), “Ex-Factor”, “Zion” y “That Thing” fueron las piezas que durante una hora nos hicieron vibrar y llorar sin dejar de saltar o bailar. Los arreglos y reinterpretaciones de cada pieza hicieron aún más especial su espectáculo. En ningún momento hubo algo predecible y las pocas intervenciones de la rapera y cantante, en español e inglés, nos hicieron sentirla cercana y verdaderamente entregada a sus fans en México. La figura de Ms Lauryn Hill en el escenario es algo que sin duda quedará en la memoria para todos quienes la vimos. Registros increíbles, delivery y flow en su rapeo, la manera en la que domina la tarima; todo es una muestra de cómo debe hacerse un show.
Comenzaba a enfriarse la temperatura en el recinto y la gente abarrotaba los espacios. Para cuando los primeros acordes de “Everybody Wants to Rule The World” sonaron, personas corrían para estar lo más cerca posible a Tears For Fears. La energía con la que los británicos tomaron el escenario fue brutal: se adueñaron de la atención de todos y lograron que cada alma en su presencia se rindiera a su música. “Sowing Seeds of Love”, “Mad World”, un cover a “Creep” de Radiohead, “Head Over Heels” y demás temas hicieron que la nostalgia creara una atmósfera de intimidad y pasión que permeaba en cada uno de los presentes. Tras un encore obligado por dificultades técnicas, “Shout” sonó con toda la fuerza y las luces hicieron que, una vez más, el público se explotara de emoción. Pareciera que los años no pasan por el duo inglés, pues aunque sus rostros ya reflejan la edad, su energía y técnica musical siguen intactos.
Lamentablemente uno de los actos que más esperábamos tuvo que ser cancelado y Dimitri From Paris no pudo hacernos bailar por el resto de la noche.
En conclusión, lo vivido en Jardines de México para Solar GNP fue un momento único. Si de quien escribe estas líneas dependiera la decisión de hacer una segunda edición en este momento estaría invitándolos a Solar GNP 2020.