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Los festivales de música tienen que ser más accesibles. Y no solo hablo del costo de los boletos, sino del horario, por ejemplo, ya que alcanzar Metro o Metrobús significa, para decenas de miles, la diferencia entre pagar $5.00 MXN o pagar $500.00 MXN en un taxi de aplicación. También se pueden hacer más accesibles en cuanto a los espacios entre bandas para que escuchar música a todo volumen no nos sature. Y, finalmente, podrían ser más accesibles en cuanto al ambiente, para que quien paga por ir no sienta que le están haciendo un favor por traer a sus bandas favoritas, sino que le incluyan en actividades sanas y divertidas, y parece que el Simi Fest entendió perfectamente cómo conectar en estos tres aspectos.
Luego de que irrumpiera en los festivales en 2022 la figura del Doctor Simi, famosa botarga que está en todo México animando al consumo de medicamentos, la marca ha aprovechado para hacer llegar a los jóvenes sus iniciativas en pro de la salud y las ayudas a personas en condiciones vulnerables, así como el cuidado del medio ambiente.
Pero seamos honestos, ir con peluches a los festivales no es algo nuevo. A finales de los 90 e inicios de los 2000 los fanáticos del ska iban a los toquines con peluches de Plaza Sésamo, mientras que los fans del surf hacían lo propio con figuras de la caricatura Mucha Lucha.
En el caso del ska, podría significar la "infancia perdida", como alguna vez narró Dr. Shenka, vocalista de Panteón Rococó, mientras que en el caso del surf era la relación directa que se tiene con la lucha libre.
Ahora, tras la pandemia, ir a un festival es todo un ritual para miles. Desde el outfit hasta el maquillaje y, por supuesto, las expresiones que nunca se deben limitar, donde el Dr. Simi encontró un lugar, ya sea como un 'reconocimiento' a los artistas internacionales o como un homenaje a su estilo. En cualquiera de los casos, es un referente de cómo asimilamos los conciertos y festivales en una época donde prácticamente a diario hay un evento musical relevante en urbes como la Ciudad de México.
Es entendible que el Dr. Simi tuviera su festival, que fue acompañado por un atardecer colorido en el Parque Bicentenario y un ambiente alegre.
Desde muy temprano y con imágenes del Dr. Simi por dónde sea, el Simi Fest arrancó con Romoo, quien recibió a los primeros asistentes con su propuesta pop bailable y melancólica.
Siguió Ruzzi, la reconocida artista y productora mexicana que se midió ante una tarde intensa y calurosa y que dio un repaso por su carrera, acompañada de invitados como Miranda Santizo.
Más tarde llegó el turno de Ely Guerra, quien a lo largo de este año ha presentado un set introspectivo, donde destaca el uso de formatos acústicos que dan drama y potencia a su interpretación.
Con Motel comenzaron los saltos y las ovaciones, ya que su energía en el escenario se tradujo en cánticos desenfrenados y que muchos usaran los muñecos Simi que regalaron para levantarlos y hacer una especie de océano de peluches. "Dime Ven" y "Lejos Estamos Mejor" fueron algunas de las canciones más destacadas dentro y fuera del Simi Fest, ya que hubo decenas de personas que desde afuera, y ubicadas en las partes altas del Parque Bicentenario, observaban a las bandas. Algunos de ellos con pizza y refresco, como una idea fantástica de picnic.
Technicolor Fabrics siguió el ritmo y dejó bien plasmado su estilo y baile pese a algunas intermitencias con el audio. Además, la agrupación destacó por su buena vibra y por su excelente ejecución.
El volumen subió con Plastilina Mosh, la banda regia más chilanga del país, que volvió a los orígenes y prendió a la gente con improvisaciones, la implementación de secuencias y canciones que la mayoría sabemos de memoria.
En este punto, y más allá de las bandas, entre el público pasaba algo interesante. Las botargas de Dr. Simi, así como de otros patrocinadores, se paseaban entre el público, animaban a bailar e incluso armaron el slam.
Otras botargas más, sabiendo que el público las observaba, intentaron que los vendedores de cerveza se pusieran 'la del Puebla', aunque sin mucho éxito. Parece que esto fue una buena apuesta, ya que la gente se entretuvo no solo con lo que vio en el escenario, sino con el ambiente que tenían a un lado.
Pasadas las 18:15 H, Víctor González Herrera, CEO de Farmacias Similares, ofreció un mensaje en el que recordó que lo recaudado del boletaje iba para obtener bombas de vida, que son bolas de arcilla que contienen semillas, composta y tierra y se utilizan para reforestar zonas a las que no es fácil el acceso.
Se informó que a esa hora iban más de 23 mil paquetes de bombas de vida, mismas que se utilizarían para la reforestación, por lo que agradecieron a los asistentes por contribuir al medio ambiente con la compra de sus boletos, así como a quienes contribuyeron mediante otras vías.
Luego, leyeron un mensaje del papa Francisco, relacionado con el cuidado del medio ambiente y de que, como comunidad, se cuide la casa en la que viven todos, que más allá de la religión, empataba con la intención de cuidar al planeta que traía detrás la iniciativa del festival.
Posteriormente entró un 'ejército' de doctores Simi a bailar en el escenario, con lo que animaron a la gente con sus coreografías y pasos 'chuscos' de baile.
Cayó la noche y bajó la temperatura, y fue ahí cuando las letras de Jungle se pintaron de naranja y la virtuosa banda salió al escenario del Simi Fest.
Fue una hora y cuarto de energía, baile, emoción y fiesta. La gente retó al viento y se puso a bailar. Una vibra bastante positiva con miles moviéndose y coreando música bien ejecutada, y es que era emocionante saber que podías escuchar perfectamente una guitarra ligera haciendo palm mute o unas maracas.
Los mexicanos, fans de Jungle, y Jungle, fans de los mexicanos, lograron una conexión muy linda de ver, en la que bastaba el sonido de un sintetizador para que identificaran la canción.
Además, presentaron nueva música y retomaron temas icónicos de la talla de "Keep Moving", "Casio", "Busy Earning" o "Holding On".
Parece que Jungle encontró en los festivales mexicanos un área de oportunidad para consolidarse y también para dar mucho a su público, y con su presentación en el Simi Fest nos damos cuenta de la fortaleza que tiene su relación con el país.
Sonriente, brillante y poderoso. Anderson .Paak firmó un regreso histórico a México luego de años de su última visita, y acompañado de The Free Nationals dejó un cierre intenso y electrizante en el Simi Fest.
A veces corriendo por el escenario, y en otras ocasiones pegando fuerte desde su batería, el artista dejó una presentación en vivo notable junto con su banda. Todo encajaba perfecto, todo salía bien, y la música era algo diferente a cualquier otra sensación. Además, en la lista de invitados estuvo el rapero mexicano Alemán.
Repasó éxitos, tocó algunas de sus primeras canciones y le dejó en claro a México que extrañaba venir, y pese al tiempo, se notó su cariño y vínculo con miles de fans, quienes aguantaron las bajas temperaturas y la alerta naranja por frío en Azcapotzalco, con temperaturas mínimas de 1 grado de acuerdo con Protección Civil.
El despliegue de las coristas, los músicos y el propio Anderson .Paak fueron alucinantes, y si el público no respondía bailando lo hacía asombrado y gritando cada solo, despliegue artístico o grito de agradecimiento, una verdadera fiesta para el cierre del festival, que promete volver.
La valla de hasta adelante en un festival es de lo más interesante, te encuentras a gente que viajó de diversas partes del país para ver a un artista, o que llevan horas aferradas a ese lugar con tal de estar lo más cerca posible, de respirar el aire de sus ídolos.
Un joven nos contó que llegó desde las 14:00 H, y a pesar de que hubo un problema al momento de escanear sus boletos digitales, logró llegar hasta adelante para ver a Jungle, y como reconocimiento se llevó una baqueta de la banda y el setlist. Más allá del cansancio, su emoción se contagiaba.
Otro más se aventuró a la parte de la valla a la hora de Anderson .Paak. Traía en sus manos el álbum Ventura, lanzado en 2019, y coreaba cada una de las canciones. Se veía desbordado y con una emoción que solo da el esfuerzo de esperar durante horas, que pocas veces se reconoce.
Por esa gente, a la que posiblemente le costó mucho tiempo y esfuerzo ir a ver a sus bandas favoritas, y por aquellos que quieren disfrutar de la música en ambientes sanos o pasarla bien con amigos sin comprometer sus finanzas y su seguridad en las noches es que los festivales de música deben ser más accesibles, y el Simi Fest es el ejemplo de que pueden haber muchos cambios para bien.