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La velada nostálgica inició con los chihuahuenses The Chamanas que, a través de su indie pop con toques folk, agradecieron la invitación a los pascuales quienes fueron recibidos entre aplausos y gritos por parte del ansioso público que ya los esperaba.
El último concierto en el que Alex Otaola tocaría con San Pascualito Rey se convirtió en una despedida, en donde el turno de cantar, llorar y hacer catarsis fue para los fans así como para con el muy querido guitarrista. "No te vayas cabrón, quédate", gritaban los presentes mientras un ambiente desgarrador dentro de los corazones de la banda comenzaba a descender en el Lunario del Auditorio Nacional, incluso antes de los pascuales iniciarán el emotivo recital.
Con un setlist especialmente seleccionado por Alex Otaola para su último concierto como guitarrista de San Pascualito Rey, la agrupación fundada en el lejano 2000 arrancó la noche con "Comezón" seguida de "Todo se cae" y "Enemigo", mientras que "Olvídate de mi", track incluido en su segunda placa titulada Deshabitado (2007), transportó a sus incansables seguidores –y no seguidores– al pasado. Sus inconfundibles líricas rezaban "olvídate de todo lo que yo te di, me vas a lastimar aquí, me vas a lastimar aquí". "Nunca me cansaré de este momento cabrones", dijo un sonriente Pascual Reyes al termino de la rola.
Más tarde durante el intermedio, algo que casi nunca se ve en el Lunario, aparecieron entre el público los Trombotones, los primeros invitados de la velada, para amenizar la espera del set acústico que vendría instantes después.
Luego de unos minutos, cubrieron el escenario con una fina manta traslúcida donde se proyectaban luces en forma de sol de color verde y amarillo. Así interpretaron algunos temas acústicos como "Si pudieras ver", "Arde el pecho", con Luca Ortega como invitado especial.
"Solares", "Caminito" y "Carne abierta" marcaron momentos mágicos y nostálgicos en lo que fue el último show de San Pascualito Rey con Alex Otaola, uno de los mejores guitarristas de México y América Latina, quien lucía un semblante repleto de sentimientos encontrados, nostalgia, tristeza, pero a su vez mucha entrega a la música que ha sido parte de la ultima década de su vida.
"Es fenomenal, lo único que les puedo decir es que sufro, sufro, sufro", dijo Otaola al público antes de continuar con "Sin precaución", "Así es el amor", "En la oscuridad", y el clásico moderno del rock en español "Te voy a dormir". Una de las rolas más esperadas del show fue "Si te vas" que, junto a Jairo Zavala mejor conocido como Depedro, emocionó incluso hasta las lágrimas a la audiencia.
Todos y cada uno de los asistentes sentían más una despedida que un concierto, un "hasta luego" que los transportaba a otro ambiente, incluso atrás se escuchaban murmullos que decían: "¡pónganle las golondrinas!", "¡no nos dejes cabrón!".
Todo llegaba al final y era momento de pasar el estandarte guitarrístico a alguien más. Alex Otaola tomó el micrófono y voceó: "Pedí que en algún momento de la noche estuviéramos los seis juntos en el escenario, por favor denle un gran aplauso a Vicente Jáuregui", a quien recibieron agridulcemente. Como símbolo del momento, materializaron la sabrosura instrumental cha-cha de "Bailón", el canto a la desesperanza amorosa de la desgarradora "Nos tragamos" del Sufro, Sufro, Sufro (2003) y la energía nostálgica e interpretativa de "Todo nos trajo hasta aquí". "Fin del mundo" fue última canción del set que culminó una de las páginas más fructíferas del rock nacional para el gran guitarrista Alex Otaola con San Pascualito Rey.