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En un día donde las manifestaciones contra la violencia de género acapararon la atención de todos, algunos nos dimos una escapada de esa realidad para disfrutar de Ruido Rosa, otras mujeres que, a su modo y con sus armas, nos recordaron cómo se siente ser libres.
Alrededor de las 21:30 H, el Foro Bud Light ya presentaba una larga fila en sus inmediaciones, fans con boleto en mano e identificación oficial lograban entrar; otros con menos fortuna se toparon con la estricta política de ingreso: mayores de 18 años. Almas caritativas pedían a los organizadores: “Haz paro, déjalos pasar”, algunos jóvenes menores de edad, impacientes por ver a Ale, Dani, Carla y Alice, tuvieron su oportunidad. Nadie quería perderse el regreso de una de las bandas referentes de la escena indie.
Ana Rizo entró en escena: synth pop que era un aperitivo delicioso para esperar el plato fuerte.
Poco nos hicieron esperar, y mientras el intro impacientaba a los fans, Ruido Rosa tomaba su lugar para presentarnos su más reciente EP, Fragmentos. “Ojos bellos” fue la elegida para iniciar el show en donde los fans no dejaron de elogiar a gritos a las cuatro integrantes, a quienes se les unió Ana Rizo como guitarrista.
Los riffs poderosos y la sensual voz de Ale Moreno hicieron explotar el lugar al escucharse los primeros acordes de “Miedo a caer”. El coreo del público y la energía del lugar solo indicaban una cosa: el rock mexicano las extrañó.
“Amanecer” y “Persona” tuvieron el toque del primer invitado de la noche, Milo Froideval quien fue el productor de ambos sencillos.
Javier Blake de División Minúscula estuvo encargado de darle vida a “Nada”, mientras que el recibimiento más caluroso fue para El Cha y Marcello Lara quienes no se quedaron con nada al unirse en “Long way to the top”. Carla Sariñana agarró el pandero y le prestó a El Cha su bajo, y éste ataviado en su estilo más Moderatto, hizo su chamba: prender al público.
Y éste fue el clímax que todos estábamos esperando. Un palomazo de aquéllos, como si no se planeara, donde nos olvidamos por un momento que afuera hay un mundo que no es rosa, y donde el ruido nos ataranta. Mylko cerraría el ciclo de invitados con “Armas”.
La presentación de Fragmentos fue un bálsamo tanto para los fans que tuvieron que esperar un largo periodo para volver a escuchar música nueva, como para la banda en sí. Era una celebración. El público festejaba el regreso de Ruido Rosa porque su propuesta no tiene comparación, y porque la presencia del rock femenino potente y clásico en la escena actual es más que necesario.
La banda sabe que no siempre es posible volver y que el público olvida pronto; pero los fans, no. Cada uno de los invitados significaba un agradecimiento por haber estado desde etapas tempranas o por haberlas acompañado en todo este recorrido. El cariño se sentía en el aire. Fue como un abrazo, pero no aquel que te derrite, sino ese que te da fuerza, uno que solo la música puede darte.
Quien diga que el rock está muerto, es porque no le ha dado una oportunidad a la escena femenina, tan viva y furiosa capaz de crear su propio movimiento.