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Es muy agradable que después de tanto tiempo de ver un edificio abandonado con una bonita y misteriosa fachada como la de Frontón de México, por fin uno pueda entrar a satisfacer su curiosidad a un lugar como este. Resulta mucho más satisfactorio que abra sus puertas al público para disfrutar el concierto de una de sus bandas favoritas.
Las puertas de Frontón de México se abren a las 19 H y en punto de las 20 H, Lo-Fang –un vato greñudo con toda la facha de hippie– sale al escenario con su guitarra, un chelo y un loop station para comenzar con el entretenimiento. Con una agüita de coco en mano comienza a hacer ademanes vocales ¿de felicidad?, ¿para apantallar?, nunca lo sabremos, pero nos mantuvo viéndolo sin parpadear por unos cuantos segundos. Siendo un poco más realistas, su set sirvió para que gran mayoría de los presentes platicaran para actualizarse de la vida de sus amigos.
Después de un rato, Matilde Band sale al escenario para presumir sus mejores movimientos en la tarima, pegar los más sorprendentes gritos y trabajar lo mejor posible para animar al público, pero al perecer este no era su público, muchos preferían salir a platicar a la barra, mensajearse con sus amiguitos por whatsapp o hundirse en sus propios pensamientos que darles más de 2 minutos de atención.
Al salir Rhye al escenario, todo el público se excita con su presencia y con los sombreros charros que llevaban puestos, la voz de Milosh los hipnotiza sin ninguna advertencia, algunos en el público aprovechan para fumar hierba y hundirse aún más en el trance, todo esto comienza muy bien.
Tristemente los canadienses tampoco se salvaron de ser ignorados por una plática mucho más interesante entre amigos, pero obviamente recibieron más cantidad de aplausos y quiero creer que para algunos los chismes, las charlas o lo que sea se sienten más placenteros escuchando las canciones que más te gustan en vivo, porque las pláticas se interrumpían a ratos para recibir con gritos de emoción canciones como: “3 Days”, “Verse”, “Last Dance” o “The Fall”.
Lamentablemente todas las presentaciones tuvieron fallas de audio. Rhye aún con estos problemas logró captar por completo la atención de la gente –al menos en unas cuantas canciones– para hacerlos disfrutar al máximo los finos chillidos de las cuerdas de violín, los fuertes sonidos provenientes del chelo, los altos y bajos de los teclados, las voces suaves, los grandes clímax en medio de sus canciones de un R&B muy alucinante.
El concierto fue muy corto, muchos refunfuñaron la falta de encore y seguramente los verdaderos fans que estuvieron presentes tendrán mucho que decir de lo que sucedió.