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“Ojalá y nunca me dejes, se me termina la vida. Ojalá y no me abandones, solo respiro a través de tus labios”, balbuceaba una adolescente mientras limpiaba las lágrimas que corrían precipitadamente por su rostro e intentaba abrirse paso entre la gente para llegar al frente del escenario donde Reyno interpretaba “Nunca me dejes”.
Conoció a su exnovio en El Plaza Condesa hace un año cuando Christian Jaen y Pablo Cantú festejaban que en ese mismo recinto 365 días antes habían iniciado su aventura sobre los escenarios como banda telonera de León Larregui. Dos movimientos de traslación, dos discos y un corte de cabello de Christian los plantaron en el Auditorio Blackberry frente a 4000 personas. En su mayoría corazones rotos o en proceso de sanación.
Salvador Sahagún a.k.a Salvador y el unicornio fue el telonero de la noche, quien presentó “Agua de coco” y “Carolina”, temas que se desprenden de una colección de canciones que grabó a principios de este año bajo la producción de Pipe Ceballos y formarán parte de su primer disco.
El cantautor tapatío que define su música como “una mezcla de proto-garage y psicodelia brasileña de los 60” este año también fue telonero de León Larregui junto a Love La Femme en los conciertos que el vocalista de Zoé ofreció en el Teatro Metropolitan. Sus canciones que de coros fáciles y repetitivos aminoraron la espera. También Tercerojo, proyecto de rock psicodélico que surgió el año pasado encabezado por Rodrigo Llaguno interpretó temas como “Sueño ritual” y “Espejismos”.
Reyno hizo un recorrido por sus dos producciones Viaje por lo eterno (2014) y Dualidad (2015) en donde hasta las “canciones románticas” como “Química" y “Dos mundos” fueron cantadas con melancolía y añoranza. En el auditorio casi no había parejas romanceando. Abundaban los forever alone y los grupos de amigos solteros. Que sí, iban a ver a su banda favorita, pero también a cantarle al desamor.
Christian agradeció a sus fans, amigos y familiares por el apoyo. Además anunció que estaban festejando cuatro años de la banda y por tal motivo esa presentación serviría para grabar un disco en vivo.
Después del encore invitaron al escenario a Matilde Sobrino de Matilde Band para interpretar “Viaje por lo eterno”, canción que grabaron con la participación de Natalia Lafourcade y a “su baterista favorito” Rodrigo Guardiola para interpretar “Control”.
El dúo concluyó con “Ahrimán”, que aunque no fue del agrado para la mayoría de sus fans por no ser una de sus canciones más reconocidas, acercó al cielo con los ojos abiertos a esos atormentados que necesitaban liberarse de sus demonios internos. Porque como decía el dramaturgo francés Victor Hugo: “la música expresa aquello que no puede decirse con palabras pero no puede permanecer en silencio”.