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Orchestral Manoeuvres in the Dark continuó su mini gira por México, después de pasar por Tijuana, y se presentó en el Pepsi Center WTC el miércoles 2 de agosto. Si bien había algunos miembros del público nerviosos de que esta iba a ser la oportunidad de no escuchar su hit preferido de la banda (de que Andy McCluskey la dejara fuera del setlist), yo estaba tranquilo tras consultar las canciones que presentaron en Tijuana (plagado de hits) y aquel que estaba pegado en la sala de prensa (el periodismo musical tiene sus lujos); más bien me preocupaba si McCluskey ya no era el mismo loco que bailaba como maniaco esquizofrénico de antaño, algo que realmente quería ver en persona.
El Pepsi Center WTC se llenó y caminaron por el escenario McCluskey, la otra mitad de OMD, Paul Humphreys, y el acompañante de toda la vida, Martin Cooper en los teclados. En la batería se encuentra Stuart Kershaw, después de que el original Malcolm Holmes sufriera un paro cardiaco sobre el escenario en el 2013. Abrieron y cerraron con el álbum que lo empezó todo, el debut Orchestral Manoeuvres in the Dark (1980), y en el caso del número abridor, fue “Messages”, con su pegajoso sintetizador y un sonido que, en 1980, todavía estaba muy inspirado en Kraftwerk.
“Esta noche está llena de canciones rápidas...perdón”, dijo McCluskey a medio concierto.
Si hubo melodías recatadas, bueno, una exactamente, la muy celebrada “Souvenir” que todo el recinto la estaba coreando. Este “cuasi-hit” escrito por Humphreys dejaba ver la dedicación de los seguidores de OMD en México; no solo venían por los éxitos, cantaban y reconocían los primeros beats, riffs y efectos electrónicos de números más rebuscados como “Walking on the Milky Way” del olvidado Universal de 1996 y “Dreaming”, sencillo de su disco recopilatorio The Best of OMD (1988).
“Ustedes no se cansan porque aquí viven, están acostumbrados a la altura”, dijo McCluskey con la lengua de fuera, sudando y jadeando, porque sí, sí sigue bailando como maniático cuando no se cuelga el bajo.
“Esta canción es nueva...y es pinche fantástica!”, continuó. Era “The Punishment of Luxury”, del álbum homónimo que ya casi sale en septiembre. No se colgaron con el material nuevo aunque también estuvo presente “Isotype”, y lo mejor es que se puede vislumbrar que OMD hoy en día, en su próxima producción, combina sus sensibilidades pop natas con el electrónico heterodoxo de principios de los 80. El hipnotizante pasaje instrumental de esta última melodía, mientras OMD se bañaba en luz verde, dejó a algunos asistentes contemplando con asombro la obra de arte holística, seguro para beneplácito de Andy y Paul, quienes siempre han considerado a OMD como un “proyecto de arte”, más que uno musical.
Lo que a mí me dejó más impresionado fue encontrarme con un ambiente de concierto que definitivamente no esperaba esta noche. Este show fue el pretexto perfecto para enseñarle a alguien las diferencias que hay al ver a un grupo como parte de la alineación de un festival, cuando la raza puede decir: “pues vamos a sentarnos en el pasto a ver a estos rucos en lo que sale Lana Del Rey”; a cuando es un concierto en solitario, repleto de fans nuevos y de antaño, de jóvenes y cincuentones en camisetas de la banda, y de una predisposición para bailar, saltar y cantar. Si estás leyendo esto, ojalá que hayas estado ahí. También estuvieron notablemente ausentes los “cheleros” o vende cervezas que normalmente pasan en jaurías de veinte a la vez, así que eso pudo haber sido el factor principal de mi disfrute personal.
“Esta es la canción de una película”, dijo McCluskey e interpretaron “If You Leave” de Pretty in Pink y el público casi se desmayó. Como una canción sobre Juana de Arco no es suficiente, esta noche hubo dos seguidas, “Joan of Arc” y “Maid of Orleans”, de uno de los álbumes que más celebra el gusto de OMD por el arte clásico... y como no, con un título como Architecture & Morality (1981), el disco se delata un poco. Algunos recordamos lo simplemente bellas que son algunas de sus canciones, como la medio caribeña “Forever Live & Die” de The Pacific Age (1986), o “So In Love” de Crush (1985). También hubo las simplemente chidas, como “Tesla Girls” de Junk Culture (1984).
OMD pegó el hit de “Enola Gay” y se fue a descansar unos minutos. Nadie en el venue se movió siquiera un milímetro y la banda regresó con las dos últimas rolas de la noche “Secret”, compuesta y cantada por Humphreys, y que fue un sencillo que tuvo su mayor éxito en México (según Andy). Finalmente cerraron con otra del álbum debut, como lo habíamos mencionado, la frenética y pegajosa “Electricity”.
“¡Volveremos, volveremos!”, repetía McCluskey al final, exhausto, pero impresionado con su público mexicano.