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Tras una larga espera, el islandés Ólafur Arnalds por fin regresa a nuestro país, más específico al Teatro Metropólitan para presentarnos su más reciente álbum Some Kind Of Peace que, aunque salió hace dos años debido a la pandemia el músico no había tenido la oportunidad de presentar en vivo.
Luego de una breve espera, en punto de las 21:15 H y acompañado por un grupo de músicos en la sección de cuerdas; Arnalds se apoderó del escenario que sólo se acompañó de sus músicos, y la atmosfera creada por el mismo público para poder demostrarnos la gran magia que tiene sobre el mismo.
“Árbakkinn” fue el tema elegido para arrancar la velada y adentrarnos a su mítica mezcla de sonidos, que van desde la mezcla de cuerdas hasta sonidos extravagantes de la música electrónica, que en vivo se complementa a través del uso de luces que irán generando la atmosfera necesaria para cada uno de los temas que el músico presente, probando que no se necesita tantos recursos cuando la música por si sola funciona.
Un “Hola, ¿Cómo estás?”, hicieron que la noche continuara y la magia en el Metropólitan siguiera al ritmo de: “New Grass” y su delicada melodía a piano que estremeció a más de un asistente. También hubo oportunidad de escuchar temas del soundtrack de la serie Broadchurch como “Beth’s Theme”. Pese a que el set se enfocó en sus temas más recientes, no sería un concierto del músico si no escucháramos temas de su aclamado disco Re:member (Mercury KX, 2018). “Momentary” y “Saman” se unieron en una sola para dar paso a “Undir” que trasladaron a la audiencia a los paisajes de su natal Islandia que son la inspiración constante para el músico.
Entre tacos y “Cielito Lindo” la velada se puso cada vez más intensa, pues los presentes no dejaban de aclamar al islandés; quien se mostró emocionado y conmovido antes la recepción del público mexicano, que no bajó la energía en ningún momento. Una lista de éxitos que recorren por todo su repertorio musical continuó y el momento de “Nyepi”, “Doria” llegó, siendo “We Contain Multitudes”, la elegida para que Arnalds diera una falsa despedida a su set y tomara un breve descanso, mientras el público pedía entre gritos y aplausos su regreso.
Luego de esta breve pausa, el músico regresó al escenario para culminar al ritmo de “Lag fyrir ömmu” con la cual demostró al público mexicano la capacidad que tiene para envolver a la audiencia, creando un puente entre las atmosferas electrónicas y lo tradicionalmente clásico de las cuerdas.
Fue así, como Ólafur Arnalds sorprendió a México con una velada llena de: luces, sonidos y mucho power islandés que, por fin, y tras todos los inconvenientes mencionados al inicio el músico pudo traer a la velada y los que estábamos ahí presentes “un poco de paz”.