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Desde su anuncio, el concierto de la cantante británica iba a ser una presentación interesante de ver. México es uno de los mejores mercados para la música, pero desde hace un par de años nuestros espacios están invadidos las mismas bandas, las cuales vienen tres o cuatro veces en el año aprovechando el factor nostalgia. La ciudad necesita una sacudida, quitar muebles y hacer lugar para otros.
El show de Nilüfer Yanya fue un movimiento arriesgado, pero también la mejor prueba para el público mexicano por las condiciones en que se daba: una de las artistas más prometedoras de este 2019, con un álbum debut que fue aclamado por la crítica, pero con poco tiempo de exposición en los medios y en el mes de más conciertos en México. La afluencia y respuesta del público serían clave.
La noche comenzó con Valsian, agrupación de Cuernavaca que encantó al público con su energía oscura y misticismo. Eunice, la vocalista, es toda una performer y logró estremecer a la audiencia.
El grupo aprovechó la oportunidad y, además de tocar sus temas más conocidos, como “Esperaré”, interpretaron nuevos sencillos como: “No me quieras convencer” y “Para Olvidar”. Sin duda, fue una presentación que deleitó a los fans que estaban presentes y se ganaron a una buena cantidad de seguidores.
Luego de Valsian, muchos salimos a platicar o fumar. Había suficiente espacio en el Foro Indie Rocks! y la mayoría confiamos en que podríamos conseguir un buen lugar si nos metíamos unos minutos antes, pero al regresar vimos que el lugar ya pasaba de la media capacidad y tenías que abrirte camino desde la barra. Por un lado, me habría gustado ver más de cerca a Nilüfer, pero fue una grata sorpresa ver a tanta gente.
La cantante salió junto a su banda y los aplausos fueron los esperados, la respuesta no fue nada explicional. Sin embargo, luego de la primera canción, “The Florist”, Nilüfer maravilló al público y la ovación creció. La británica solo necesitó de sus increíbles vocales para encantar a la gente y mostrar presencia en el escenario.
Nilüfer Yanya, en una sola palabra, es hechizante. “Golden Cage”, “Paradise” y “Baby Blu” siguieron y con cada canción una verdadera fascinación crecía entre el público. La cantante brillaba, deslumbraba con talento y su esencia.
Hubo una conexión especial con el público, ella también estaba encantada con la reacción de la gente. Luego de sorprendernos con un cover de “Hey” de Pixies, no se contuvo y confesó que este era uno de los lugares favoritos de su gira. Es algo que muchos artistas dicen y hasta se ha vuelto una frase cliché, pero la emoción de su rostro hacía que se sintiera auténtico.
Debo aceptar que después de temas como “Safety Net” y “Baby Luv”, la exaltación bajó y la noche cayó en su punto más flojo. Es algo normal, la artista está iniciando y todo el show dependía del asombro que estaba generando. Nilüfer supo manejar la situación y logró reavivar cerca del final de su show.
Cerca del final, la británica usó sus mejores cartas: “Angels” y “In Your Head”. Unos corearon y los que no se sabían la letra comenzaron a bailar. Fue un cierre enérgico e intenso, una inyección de emoción que hizo que la cantante y su banda se desbocaran sobre el escenario. Suficientemente efectivo para que la gente pidiera por más.
Nilüfer Yanya volvió al poco tiempo para terminar con “Heavyweight Champion of the Year”, un título acertado pues esa noche salió victoriosa, como la gran figura, con el cinturón de campeona en las manos.
Traer a Nilüfer fue un acierto, encantó, dejó su marca y se sobrepuso a las condiciones. Estoy seguro de que la próxima vez que venga tendremos sold out.