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La noche empezó sin el cantante, con una enorme tela que cubría todo el escenario y en la que proyectaron metrajes de bandas como Ramones, Sex Pistols, New York Dolls e incluso James Brown. Al principo las cintas evocaron gran interés, e incluso exaltación, pues en momentos muy específicos era como ver un portal al Soho de los años 70 o echar un vistazo en la gran época del CBGB de Nueva York, toda esa esencia de locura emanaba del público en general. Sin embargo, para algunos terminó siendo demasiado, lo que causó que el público se dividiera en dos: la gente impaciente que exigía la aparición del intérprete y aquellos que disfrutaban con cada cinta. Morrissey nos estaba abriendo su mundo a través de imágenes, compartiendo sus influencias musicales y su pasado, pues debemos recordar que el ex integrante de The Smiths fue un periodista musical en su juventud, que vio a grandes agrupaciones del punk emerger durante esos años.
Cuando el telón por fin se abrió, o más bien descendió, la silueta del músico británico emergió del escenario con un saco de lentejuelas. Demostrando que no se iba a andar con juegos empezó a tocar uno de los temas principales, “Suedehead”. Los gritos de la gente hacían que cualquiera se estremeciera, además de que coreaban con tanta fuerza que el Moz a penas sobresalía entre todo el estruendo. Al terminar con su entrada triunfal, la primera flor, un clavel rojo, había caído al escenario e incluso se había presentado un intento de un fallido por irrumpir en el escenario, dejando claro que los seguidores del ídolo de Manchester son como pocos.
Antes de lo esperado pudimos escuchar el primer tema de The Smiths con "How Soon Is Now?", causando una gran sorpresa, pues aunque el intérprete no se movía con la misma euforia, no había perdido la gracia y caminaba por el escenario como si fuera en el mismo Top Of The Pops. Este fue uno de los aciertos del músico durante su presentación, ya que mantuvo el entusiasmo de sus seguidores con una buena elección de temas: "First Of The Gang To Die" y "Kiss Me A Lot". Claro que los ánimos llegaron a caer, pero no era nada que el británico no pudiera solucionar, retomando energía al poco tiempo con "Speedway".
Dejando a un lado la música, algo faltaba, y es que Morrissey aún no había dado muestra de los comentarios ácidos que tanto lo ha caracterizado. Esto llegó con "World Peace Is None Of Your Business", dando unas palabras en contra de Donald Trump y alterando la letra para agregar el nombre del magnate en la canción. Aunque en realidad. el cantante dejó ver su verdadera esencia antes de cantar "The Bullfighter Dies", contando entre falasas carcajadas que esa mañana había recibido la noticia de que un torero había sido corneado corneado justo en el recto.
Por supuesto que los momentos que causaron más impresión fueron con los clásicos de The Smiths, "There Is A Light That Never Goes Out" y "Meat Is Murder", pero con este último exhibió grotescas imágenes de maltrato animal, con las que seguro sacudió a más de uno. Hizo esto anteriormente con "Ganglord", donde mostró una recopilación de vídeos que evidenciaba el uso excesivo de la fuerza policial, creando sin ninguna duda, un magnífico espectáculo audiovisual.
Con el final ya cerca y un piso lleno de flores, el músico siguió fascinando al público y jugando con el cable de su micrófono mientras interpretaba "Everyday Is Like Sunday", "Let Me Kiss You" y "You Have Killed Me". Todo indicaba que iban a cerrar la noche con "What She Said", uno de los temas más enérgicos de The Smiths, pero para la sorpresa de todos, Morrissey volvió para tocar una última canción.
Muchos especulaban "The More You Ignore Me, The Closer I Get", pues era lo último que faltaba en su arsenal, sin embargo quedamos asombrados cuando sonaron los acordes de "Judy Is A Punk", un clásico de Ramones, que nos incitaba a la furia. Ya no había más por agregar, y así fue como el cantante dio por terminada una noche inmejorable y que será difícil de olvidar.