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Mitú en el Foro Indie Rocks!

Mitú en el Foro Indie Rocks!

José Luis Rangel
Diego Figueroa

Diego
Figueroa

31/Ago/2018

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Foro Indie Rocks!

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Una ceremonia de pura alegría: Mitú.

En México no nos cansamos de Mitú. Es cierto que anoche el Foro Indie Rocks! se vio menos lleno que de costumbre, pero considerando que la ciudad se estaba inundando, es seguro afirmar que los presentes se encontraban ahí por la firme convicción de que ese día no había mejor forma de evadir el caos que bailando la música del dúo colombiano.

Hace dos años pudimos ver a Mitú en el Festival Nrmal y ahora regresa con el álbum Los Ángeles (2018), una entrega mucho más depurada y libre pero igual de concisa que sus discos anteriores. Es esta libertad lo que hace tan disfrutable la música de Mitú: a menudo, el rollo afrolatino puede ser muy rígido y ceñido a reglas muy específicas pero Julián Salazar ha sabido mantenerlo novedoso a base de dejarlo fluir de forma casi errática a veces, sin sentir la necesidad de ser demasiado fiel a los orígenes o a las estructuras.

En directo, este libre flujo se convierte en torrentes de pura energía. Hay algo chamánico en la forma en que Julián se enfrenta a su monumental set que consiste en varios sintetizadores apilados, siempre espoleado por los tambores del palenquino Franklin Tejedor. Anoche, cuando sonaron las primeras secuencias, no se veía más que al multiinstrumentista en medio de humo.

Pronto el tamborero se hizo notar con sus estruendosos redobles. El dúo colombiano encadena ritmos de house, cumbia y chicha de forma casi imperceptible, cimentando ese edificio tan particular al que ellos llaman “techno de la selva”. Entre cada uno de estos azotes de energía ecuatorial, Franklin arenga a un público que no entiende el mensaje pero sí el sentimiento. Los tambores truenan, la gente baila y por un momento la colonia Roma se convierte en pluvisilva.

Conforme se acerca el fin de un set bastante largo, empiezan a sonar hits como “Solitario” y “Yamina”. El público conoce sus canciones favoritas y redobla sus movimientos, causando mayores convulsiones en el cuerpo de Julián. Para cuando llega el fin del concierto, los solos de batería ya adoptaron un carácter casi de rito de una ceremonia de pura alegría.

José Luis Rangel

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