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Si alguna vez hiciera una película de ciencia ficción contando la historia de unos alienígenas buena onda que abducen humanos para cotorrear en planetas exóticos, usaría como soundtrack a Metronomy.
Flashback. El 28 de febrero del 2020, los encabezado por Joseph Mount habían pisado este mismo recinto, metiendo 8 mil personas para un sold out rotundo. El motivo de su visita en aquella ocasión había sido la presentación de su sexto material discográfico, Metronomy Forever (2019). Meses atrás, como parte de la promoción del mismo, el bonachón líder había estado dando el rol en la CDMX (circuito Roma-Condesa; promotores aesthetic, qué le vamos a hacer), dejándonos una postal saliendo de Casa Toño con un pozolito listo para llevarse al Reino Unido.
Fue uno de los últimos encuentros de música y desenfreno más grandes que tuvimos por mucho tiempo. Dos semanas después se realizó el Vive Latino bajo la incertidumbre total. Acto seguido, la pandemia se declara oficial. Confinamiento por dos años.
31 meses después, aquí estamos de nueva cuenta ante los ingleses. Más de la mitad del público que estuvo en aquel show de 2020 repite. ¿Cómo lo sé? Pues… La gran fila antes de abrir las puertas, las charlas referentes antes del recital, la complicidad de baile y canto durante el show, etc. La capital mexicana es de las ciudades que más escuchan su música. De hecho estábamos a punto ganar su concurso Grand Prix, pero pandemia.
En punto de las 20:15 H, Pan Amsterdam saltó al escenario con trompeta en mano para comenzar a inyectar gasolina. Con un divertido y suave funk lleno de beats hizo que la gente se sacudiera. La cerveza ya empezaba a circular en los organismos de aquellos que no pensaban desaprovechar ni un instante de la velada.
14 minutos después de lo programado, el quinteto se acomodó y de inmediato “Love Factory”. Sin dar espacio para suspirar, las primeras notas de “The Bay” hicieron saltar a todos los presentes. Sin duda uno de sus temas más emblemáticos de aquel The English Riviera (2011) que los catapultó en las listas de popularidad, en la radio y los puso a girar por el mundo en festivales más importantes. Simplemente mágico.
“Corinne” y “Reservoir” para sentir que volamos entre sintetizadores y teclados evanescentes. Con la energía ya arriba, el aforo se había incrementado significativamente. Mucha gente había llegado tarde esquivando el tráfico de la ciudad ocasionado por quienes salían de la Formula 1 y personas disfrazadas que se dirigían a su Halloween.
De su nuevo disco Small World y, a manera de primer agradecimiento, "It's Good to Be Back". Notablemente conmovido por la respuesta del público, Joseph destacó el cariño de su fanbase mexa y resaltó que estaban muy emocionados de haber regresado.
“Everything Goes My Way” para estallar en júbilo de nueva cuenta. La gente se la sabe y la canta. Las parejitas se sacan historias cantándose mutuamente. "Things Will Be Fine" nos llena de esperanza al reafirmar que el pasado de penumbras ha quedado atrás.
Mount sale de escena y el protagonismo recae al centro. Anna Prior le trepa dos rayitas a la intensidad y nos regala una impecable ejecución de “Boy Racers” con vocales que parecen una combinación entre resortes saltando y cantos de aves extrañas. Contrastando con un su imagen dulce e inocente, nos demuestra que domina las percusiones y le sabe pegar con contundencia a los tambores.
Ahora sí viene lo chido. Ya con el ambiente encendido y la gente en completo trance, “The End Of You Too” se siente como si de pronto el Pepsi Center WTC hubiera sido abducido por extraterrestres y estuviéramos viajando a través de la vía láctea hacia una aventura llena de múltiples colores. “Holiday” e “Insecurity” acentuaron esa sensación de fantasía mostrando el lado más juguetón de la banda.
Sorprendido por el cántico de “Olé, olé olé oléééé, Metroooo nomy”, Joseph arenga a su equipo para respondernos con un “Olé, olé olé oléééé, Mexicoooo city”, en su acento típicamente inglés. Éste es de esos detalles que hacen que la banda se quede para siempre en nuestros corazones.
Un poco de calma para no agotar el combustible, “Loneliness on the Run”. Metiendo en aprietos al pobre Michael Lovett, lo ponen a dialogar con nosotros. Comienza disculpándose diciendo que su español es muy “chiquito”. Con las pausas de alguien que se esfuerza por hacer la conversión, atina en decir "¿Quieren música?". La gente responde con un jubiloso "sí"; toma más confianza. "¿Quieren rock and roll?", risas. Una pausa más larga, "¿Quieren… ahm, helado?"... “Salted Caramel Ice Cream”.
Ahora la atención va para Oscar Cash. Nos explica que estuvo una temporada en Los Ángeles e hizo algunos amigos mexicanos que le dieron el nickname de “Oscarín”. El mexicano que se pinta solo le grita al unísono “Oscarín, Oscarín, Oscarín” para sonrojarlo.
Nos acercamos al clímax de la noche. “The Look” y el Pepsi Center WTC estalla. Este que es uno de sus temas más emblemáticos anida los recuerdos de lo épica que fue su presentación en el Corona Capital 2017 y que hoy ha convocado a miles de personas en este recinto que alcanzó el sold out en el último minuto.
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Sonrisas. Aplausos. Ovaciones. Con un encore mágico compuesto por “Old Skool" , “Back On The Motorway” (muy pedida en RRSS y que les recuerda su primera visita a México), “Love Letters” y “You Could Easily Have Me” nos dejaron flotando en la inmensidad del espacio exterior.