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Por Twitter las noticias anuncian que en alguna ciudad de provincia la gente apanicada compra tapabocas y desinfectantes en gel. Mientras tanto en la capital mexicana, 800 personas partimos hacia la Ex Fábrica de Harina para compartir fluidos sudorosos y rozar las pieles perreando al ritmo de la música de Major Lazer, trío que vino al extinto D.F. para presentarse en el EDC y ha aprovechado para dar tres conciertos secretos, que ahora sabemos tendrán como escenario el venue mencionado, Leonor y Bar Oriente.
Antes de que la banda apareciera, se hace notar la primera falla de la noche: el sitio del evento solamente acepta efectivo. Pero la fiesta sigue a pesar del contratiempo. Así, minutos después, entre muchas paredes pintadas y escasas luces láser, Diplo aparece con una gorra negra y una actitud buena onda que mantendrá toda la noche. “Ha pasado mucho tiempo desde que estuvimos aquí. Ya había olvidado lo loco que es México”.
En respuesta la gente grita. Él baila y posa para una cámara de video con la que su equipo documenta el evento. Su palabra recurrente será Mexico City o cualquier alusión a la identidad nacional. “Si están orgullosos de ser mexicanos pongan las manos en el aire”, grita en inglés.
El público obedece y el recinto se llena de manos arriba. Los hits seguirán sonando, destacando temas como “Qué calor”, su muy coreada colaboración con J. Balvin y “Lean On”. En algún punto de la noche incluso sonó un remix de “La Cucaracha” y en otro momento todos cantaremos: “Jump”.
Otros momentos destacados de la noche fueron cuando sonó “Con altura” de Rosalía, cuando todos los asistentes coraron la clásica porra “Olé, olé, olé, olé, Major, Major” como si se tratara de un partido de fútbol y cuando sonó “X” de Nicky Jam y J. Balvin. Aunque quizá lo mejor fue cuando Diplo crowdsurfeó entre la gente.
Decir que la velada fue energética será la atenuación del año, pues no hubo momento en el concierto secreto en el que la gente no gritó, movió el culo o grabó historias en Instagram. La gente fue realmente feliz.