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En punto de las 21:00 hrs (como indicaba la invitación), arribamos a las puertas del Auditorio BlackBerry para encontrarnos con una fila llena jóvenes dispuestos a entregarse a una larga noche de baile (ropa cómoda y ligera), misma que fue creciendo durante los 45 minutos que tuvimos que esperar para que la organización abriera el acceso.
Una vez adentro, nos recibió un ostentoso escenario lleno de luces y pantallas de led, en donde dos figuras tímidas amenizaban (a bajos decibeles y luces encendidas) la entrada de la gente a un espacio que daba la impresión de ser un club más que una sala de conciertos (ejército de meseros, zona VIP, mesas para las cubas).
El cartel formal arrancó a las 23:30 hrs con Barnt, DJ y productor alemán que durante 45 minutos, se encargó de calentar el ambiente con su house minimalista, lleno de texturas y bajos intensos. Si bien, para entonces, la mayoría de los asistentes aun no lograban despojarse de su conversación, la intensidad del beat poco a poco fue comprometiendo a algunos al baile y para el final de su set, ya se veía el influjo del ritmo sobre los cuerpos.
En punto de las 12:00 hrs Rebolledo (representante de la escena mexicana) subió a la tarima a hacer lo suyo. En su set, las mezclas de esqueletos rítmicos simples y repetitivos con tintes de house, techno, pop y dance, arrastraron a los presentes al contagio indómito del baile.
Así, 60 minutos de tridimensionales luces acrobáticas, visuales de caras rojas que se deformaban al compás de la música, bajadas y subidas construidas con precisión, dejaron a la multitud a punto para el acto principal de la noche. Era el turno de Maceo, el lugar estaba completamente lleno, desinhibido, dispuesto a dejarse llevar por el viaje sonoro.
1:20 hrs Después del ritual de entregar en escenario, la figura carismática de Plex toma el control. En las pantallas, un espiral gigante envuelve su silueta, y dando un respiro a las masas, sintetizadores construyen una atmosfera que gradualmente establece el inicio del trance. Los celulares salen, las manos se levantan.
Un pico se presiente y de pronto el beat se dispara detonando la euforia: Visuales parpadeantes, excesivo espectáculo de luces, cuerpos ondulantes, pupilas dilatadas, en ese punto todo era un solo ente en movimiento. Durante el resto de la noche la voluntad se dejó controlar por el house y el funk interplanetario de Maceo, camino al clímax los bajos golpearon cada vez más fuerte hasta que ya no hubo retorno.
Nota importante: Si usted piensa asistir a este tipo de eventos, es imprescindible un compañero de baile que haga eco a sus locuras.